"No arrugué con Bolsonaro, mirá si voy a arrugar ahora", es lo que le dice Daniel Scioli a quienes visitan su despacho a propósito de la tarea que tiene por delante en el ministerio de Desarrollo Productivo. Como era de imaginar, desde que asumió en reemplazo de Matías Kulfas buscó imprimirle velocidad y visibilidad a su gestión con una agenda nutrida de reuniones que incluyó no sólo las cámaras empresarias e industriales sino también el diálogo con ministros de otras áreas y encuentros con seis gobernadores. Entre esos mandatarios, subrayaban, había también cercanos a la vicepresidenta como Axel Kicillof y Alicia Kirchner. Scioli no quiere hablar de 2023 pero tiene la expectativa puesta en mostrar logros en los rubros claves de la economía -empleo, inflación, reservas- que le sirvan como plataforma para lanzarse a la Casa Rosada.
El paso por la embajada en Brasil, que parecía más un castigo que un premio, resultó clave. Quienes tuvieron oportunidad de conversar con Scioli en estos días comentan que siente como una reivindicación de su capacidad de gestión que se valorara lo que hizo allí luego de que muchos hablaran despectivamente de sus ocho años como gobernador bonaerense. Ahora, cerca suyo deslizaban que aterrizaron en una administración que se ve dormida por lo que la hiperactividad de sus primeros días en el cargo resaltó todavía más. En una continuidad de encuentros para tomar el pulso de lo que está sucediendo se vio con empresarios e industriales evaluando los problemas del sector. "Como siempre con Daniel, todo mucho más visible pero con menos profundidad de lo que eran las reuniones con Kulfas", respondía un funcionario que ya tuvo su primer encuentro con el flamante ministro.
Un punto central es atacar lo que Cristina Kirchner denominó "festival de importaciones" que, a su criterio, es lo que impide que el Banco Central acumule reservas. "El aparato productivo no se va a frenar", fue el mensaje que bajaron desde el ministerio, asegurando que las industrias seguirán accediendo sin problemas a los insumos que necesiten. Pero con la advertencia que cortarán las importaciones especulativas que se realizan desde pymes fantasma, armadas especialmente para hacer negocios con las compras a dólar oficial. Todavía trabajan en investigar el circuito pero esperaban tener novedades que anunciar en los próximos días. Scioli sabe que será un aspecto clave de su trabajo. Al mismo tiempo, deberá cerrar el grifo sin afectar los índices de la industria -que muestran un crecimiento sostenido mes a mes- y, por ende, los del empleo, también positivos. "Más producción es más oferta y eso significa menor inflación", sostiene Scioli. Inflación, empleo y reservas, los tres aspectos en los que anunció que centrará su gestión y buscará exhibir resultados.
Si hay algo en lo que Scioli tiene expertise es en mantener el equilibrio por encima de las internas del peronismo. Desde su entorno ya avisaron que si su "amigo" el presidente Alberto Fernández sostiene su intención de ir por la reelección, él no se postulará. Es una buena precaución. Todavía está fresco el desembarco explosivo en la jefatura de Gabinete de Juan Manzur, que en cuestión de días el Presidente redujo a la mínima expresión. Al mismo tiempo, cerca del ministro destacaban sus recientes diálogos con Cristina y con Máximo Kirchner y los buenos deseos con los que lo había recibido el secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque. También que en los pocos días que lleva de gestión se vio dos veces con Axel Kicillof y con su ministro Augusto Costa y también con la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, los dos mandatarios más cercanos a la vice. Además activó diálogos con los gobernadores de las provincias mineras y aseguraban que sus históricas diferencias con Sergio Massa habían quedado resueltas -o, por lo menos, suspendidas- en un diálogo reservado.
Un ex funcionario de la provincia, que lo conoce bien, aseguraba que la convicción de Scioli es que Alberto en algún momento desistirá de la candidatura debido al desgaste de una gestión en crisis permanente como consecuencia de la pandemia y la guerra, a lo que hay que agregar la ruptura de la relación con el kirchnerismo. Que ministros cercanos al Presidente como Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta y Jorge Ferraresi hoy se muestren más alineados con la vice y que gobernadores que hasta hace poco formaban parte del entramado oficial ahora emitan documentos con críticas a la política económica era una muestra -sostenía- de que esa es la presunción mayoritaria dentro del Frente de Todos. La cancha se va inclinando.
"Si Cristina no es la candidata, entonces será la gran electora", continuaba el dirigente, siguiendo la lectura de estos gestos, al que añadía un análisis del discurso de la vicepresidenta en la CTA. En especial el párrafo donde recordó que ella había hecho lo necesario para que ganara el peronismo en 2019. Eso, entendía, era un mensaje para que Alberto la imitara y no se presentara. Si eso ocurre y luego Cristina entiende que nuevamente conviene que ella dé un paso al costado, Scioli podría quedar bien posicionado como candidato de la unidad. "¿Quiénes son los otros? ¿Capitanich, Massa? Pueden ser, pero Daniel es más conocido y más querido, dentro y fuera del peronismo", se entusiasmaba el dirigente. Son muchos presupuestos que debían darse para pavimentar el camino hacia 2023. Pero para el inventor de la expresión "con fe, con esperanza y con optimismo" todo eso es posible.