Una encuesta que llegó esta semana al comando de campaña del Frente de Todos vino a confirmar que una amplia mayoría -el 61,3% de los consultados- cree que las grandes empresas remarcaron sus precios por encima de sus costos y ganancias normales en los últimos meses y también que más de la mitad considera que la producción de bienes básicos está concentrado en pocas firmas. Tal vez por esa concentración, la gente es mayoritariamente pesimista sobre la posibilidad de controlar los precios, tal como viene procurando el Gobierno. Por otro lado, una convicción argentina, la mayoría considera que el Gobierno no debe aceptar condicionamientos del FMI y que se debería poner en práctica una política económica más expansiva. En base a este material, el Frente de Todos pule el mensaje de sus candidatos para el sprint final de la campaña.
La inesperada derrota electoral dejó en claro que la inflación en general y la suba del precio de los alimentos en particular era un problema de gravedad para la gente, en especial para los sectores más populares, en los que el Frente de Todos tiene el grueso de su electorado. No es que antes no surgiera en los sondeos, pero se pensó que habría una comprensión de la complicada situación atravesada en razón de la pandemia y que se valoraría más el fortalecimiento del sistema de salud y la provisión de vacunas contra el coronavirus. No fue así y, posteriormente a las PASO, el Gobierno buscó maneras de conectar mejor con las urgencias de la gente.
Un sondeo concluido en estos días en los 24 partidos del Gran Buenos Aires por una de las encuestadoras que trabaja para el comando del Frente de Todos -que no suele difundir sus trabajos sino que sólo se manejan internamente- aportó datos que servirán de materia prima para la estrategia del oficialismo. Hay números que van en línea con la postura del Frente de Todos, otros no tanto y también hay respuestas contradictorias, que vienen a demostrar los mensajes cruzados de la gente donde se mezcla lo que piensan, lo que les sucede y lo que escuchan en los medios.
Para arrancar, un mayoritario 51,5% de los encuestados consideró que la crisis económica es consecuencia de la pandemia, pero hubo un importante 43,6% que no lo consideró una excusa válida. Si bien el congelamiento de precios como herramienta tiene casi tantas opiniones a favor como en contra, sí hay una visión mayoritaria acerca de que las empresas remarcan por encima de lo que deberían (61,3% de respuestas contra el 29,8%) y que, además, el mercado está concentrado en pocas manos, lo que permite estos abusos (50,5% contra el 36,7% que dijo que no).
Esto explica que el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, haya aparecido esta semana con un señalamiento de los monopolios como responsables de las subas. Las declaraciones, sorpresivas, indudablemente tuvieron origen en un sondeo similar que debió aterrizar en el escritorio de Larreta. El poder de esas empresas le hace pensar a la gente que es casi imposible que el Gobierno les haga cumplir el congelamiento de precios pautado hasta los primeros días de enero. Apenas un 18,8% creyó que eso era posible mientras que un abrumador 76,7% opinó que el congelamiento no se cumplirá.
Imagen y contradicciones
Entre sus urgencias y el mensaje que escuchan permanentemente de parte de los medios más difundidos hacen caer a la gente en contradicciones. Por ejemplo, cuando responden que la política económica debe ser más expansiva (57,4% de respuestas a favor y un 20,8% en contra mientras un 21,9% dijo que no sabía) y que el Gobierno debería dictar un aumento general de salarios para compensar la suba de precios (64,1% a favor y 27,1% en contra). Pero después ubican "la emisión monetaria" con un 34,9% como la principal causa de la inflación, atendiendo el discurso de la derecha liberal.
En lo que se refiere al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, un 60,7% consideró que el Gobierno debería cerrarlo lo más rápido posible, con apenas un 17,3% que opinó lo contrario. Para inmediatamente afirmar que la Casa Rosada no debe aceptar condicionamientos del organismo. Así lo creyó un 46,6% contra un 32,1% que estimó que hay que avanzar cueste lo que cueste.
Prima una mirada pesimista sobre lo que se viene, tanto en cuanto a la situación económica como sobre la inflación en concreto. La imagen del presidente Alberto Fernández como la del gobernador Axel Kicillof sufrieron el desgaste del largo año y medio de restricciones. La imagen presidencial recibe actualmente un 40,5% de repuestas positivas contra un 58,6% de negativas, en tanto que en el caso del gobernador bonaerense son 42,6% favorables y 55,9% contrarias.
Otro último dato complicado para el Frente de Todos, imposible de revertir en dos semanas, será más bien un trabajo para los próximos dos años. Hoy se enmarcan entre lo que los encuestadores llaman "oficialismo duro" un 26,3% de los consultados mientras que los "opositores duros" alcanzan un 46,7%. Además, entre quienes se incluyen en esta categoría son amplia mayoría los más jóvenes, el electorado que va de los 16 a los 29 años, posiblemente el que más padeció esta época y al que apunta principalmente la campaña en positivo que busca llevar adelante el oficialismo.