El fallo de una Corte Suprema embanderada con los colores de la oposición alcanzó, con la velocidad del rayo, para sacar al Frente de Todos del ensimismamiento de la disputa interna y recrear una foto de unidad que no se veía desde diciembre pasado. "La decisión de la Corte agotó nuestra discusión. Se hizo una autocrítica y se dio el tema por concluido, está claro que no tiene que volver a pasar", comentaba uno de los participantes del acto en Ensenada que reunió en el escenario a Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof frente a una amplia platea de funcionarios e intendentes. Para atrás, se dio una respuesta contundente a un fallo que consideraron abstracto, dado que se trata de un DNU que ya no está vigente. Para adelante, el compromiso de que las diferencias internas que pueden existir -es obvio que existen- se discutirán de manera discreta y no a la luz pública, cuestión de no darle pasto a las fieras.
Hubo llamados durante el fin de semana que sirvieron para ordenar la disputa generada en torno a la suba de tarifas y la continuidad del ministro de Economía, Martín Guzmán, y el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo. Las tarifas ya se aumentaron el 9% y ambos funcionarios seguirán en sus puestos. Fue el primer consenso, preámbulo indispensable para el acto en Ensenada. "Fue un error grosero que, por suerte, se solucionó. Está claro que no se tiene que repetir", replicaban desde el kirchnerismo, a propósito del trascendido del pedido de renuncia luego desmentido. "Todo esto se tiene que saldar políticamente y entre cuatro paredes", agregaban. Hablaban de un espacio externo mediático y judicial dominado por la oposición al acecho, que espera con ansias materia prima de ese tipo para armar su festín.
Pero si hubo un mal paso, evaluaban, fue rápidamente subsanado con la reaparición conjunta. "Salió un buen acto, en un buen lugar, con un buen plan", comentaban cerca de la vicepresidenta, respecto al lanzamiento del programa Reconstruir, una inversión estatal millonaria que apunta a reactivar la construcción de viviendas sociales abandonadas por el macrismo. Cristina Kirchner llegó al evento junto a Kicillof pero, pese a lo anunciado, no habló. Posiblemente para que luego no se midieran sus palabras con todo lo que dijera el Presidente y se utilizaran para inventar nuevas diferencias. Irónicamente, no habló y los medios opositores hicieron las más diversas interpretaciones de su silencio. Pero mejor eso que el estudio al milímetro de cada frase.
"Lo importante fue que estuvo al lado del Presidente, el objetivo quedó cumplido", sostenían en Gobierno. "Además, fue Alberto quien hizo de vocero de Cristina, resaltando lo que se había hecho durante su gobierno y criticando la politización de la Justicia", agregaban. En la improvisada platea, se desparramaron funcionarios nacionales, bonaerenses e intendentes, incluso el gobernador entrerriano Gustavo Bordet. En cambio, no participó Máximo Kirchner, jefe del bloque de diputados del Frente de Todos y flamante titular del PJ Bonaerense. En su entorno pedían que se evitara cualquier interpretación. "Estaba con sus hijos en Rio Gallegos. El acto se armó más o menos rápido y no es sencillo volver desde allá. Además, ya participaba Cristina, que era lo más importante", respondían.
Lo que viene
Además de una discusión interna a cielo abierto que, entendían, no se tenía que repetir, uno de los intendentes cercanos al Presidente que participó del encuentro decía que había que sacar otra lección de lo sucedido: que la oposición y los poderes que la sostienen ya estaban en modo electoral, situación que a veces los llevaban al "sobregiro". Por ejemplo, al forzar las clases presenciales y luego un fallo de la Corte que las avale, en medio de una situación sanitaria alarmante. Y que las elecciones en Madrid del fin de semana, ganadas con amplitud por el derechista Partido Popular con un discurso anticuarentena que Horacio Rodríguez Larreta repite al pie de la letra, los va a envalentonar todavía más.
"Me juego que no habrá ninguna posibilidad de acuerdos de aquí a las elecciones. Hay que pensar que las PASO van a ser en agosto porque no van a aceptar postergarlas, así que más vale que nos preparemos", opinaba el jefe comunal. Ese "prepararse", a su entender, significaba el armado de una mesa de campaña con representación de todos los sectores que avance en la elaboración de listas y, principalmente, fortalezca la estrategia de comunicación. Porque más allá de la discusión abierta en el oficialismo acerca de lo que debe hacerse con la economía, su convicción era que "el Gobierno está haciendo un montón de cosas y de algunas no se entera casi a nadie, a veces ni nosotros mismos".