"Hacer lo que tenga que hacer": el desafío que interpela al Frente de Todos

La reaparición de Cristina Kirchner y la posibilidad de una oferta electoral con su sello renovó el entusiasmo en el Frente de Todos para 2023. Las críticas a Alberto Fernández que evitó la vicepresidenta, las expresó Máximo en el cierre del PJ Bonaerense. En el entorno presidencial insisten en la idea de mantener la unidad y resolver las diferencias.  

05 de noviembre, 2022 | 23.55

El escenario trazado a partir de la derrota del Frente de Todos en las primarias de 2021 terminó de quedar establecido en los actos del viernes y el sábado. La vicepresidenta y líder del sector ampliamente mayoritario dentro del oficialismo, Cristina Kirchner, dio el primer paso hacia una oferta electoral propia con el portentoso "voy a hacer lo que tenga que hacer", pero sin críticas directas al presidente Alberto Fernández, que ni mencionó. Fue su hijo Máximo quien se encargó de apuntarle con sus referencias a quienes proponen "aventuras personales". En un acto junto a Evo Morales, el Presidente había planteado la necesidad de mantener la unidad y que "si existen diferencias, saldemos las diferencias". Una cuestión no menor será cómo dirimir esas diferencias de manera de mantener una convivencia lógica en el año largo que queda de mandato. Si el Gobierno descarrila, díficil que haya chances para un candidato del Frente de Todos. 

Tras dos meses de silencio, la reaparición de Cristina en un encuentro de la UOM desbordó de fervor militante, con el magnetismo único que genera su figura. Más allá de los ultimas provocativas decisiones que salieron de Tribunales y de los días clave que le tocará afrontar por la causa Vialidad, la vice apenas si ocupó un tramo de su mensaje en las cuestiones judiciales y tomó como eje la situación económica. Aunque en el Instituto Patria entienden que una cosa está íntimamente relacionada con la otra -un Poder Judicial que actúa como brazo de los grupos económicos- también tienen claro que para la mayoría de la gente sus padecimientos transitan por otro carril. El nuevo reclamo de CFK para que se otorgue un aumento de suma fija a los trabajadores quedó como la punzada más clara contra las políticas oficiales.

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La vice inició el primer ensayo hacia una lógica discursiva. Defiende lo que hizo en sus gestiones hasta 2015, en especial los últimos cuatro años, los más criticados de los doce y medio que gobernó el kirchnerismo. Aquellos años "malos" en los que se hacía paro por el impuesto a las Ganancias y se caceroleaba porque no se permitían comprar todos los dólares que se pretendía. En su mensaje, Cristina pasa por alto la gestión iniciada en 2019 en la que, por cierto, su voz no es decisiva. Ya lo había dado a entender cuando criticó el aumento a las prepagas decidido por "el Gobierno", como si se tratara de algo ajeno. La oposición buscó agigantar esta línea haciéndose eco de una formidable fake news sobre un canto de "vamos a volver" que nunca existió en Pilar. Cantaban "Cristina presidenta".

La vice directamente optó esta vez por soslayar al Presidente, como si no existiera, y destacó el "gran esfuerzo" que se hacía desde Economía para administrar las consecuencias de lo que habían recibido. En modo optimista, cerca de Alberto Fernández lo interpretaban no sólo como un reconocimiento para Sergio Massa sino para el Ejecutivo en general.

"Diferimos en los métodos, no en los objetivos", volvían a decir respecto a las palabras de Cristina. Ni siquiera les había parecido mal la insinuación de una oferta electoral, ni el "voy a hacer lo que tenga que hacer". "Alberto había dicho más o menos lo mismo", recordaban, en referencia a la entrevista de la semana en El Destape Sin Fin, donde respondió que se bajaría de la reelección en caso de que creyera que eso ayudaría al triunfo del oficialismo.

El mensaje de Máximo Kirchner en el cierre del Congreso del PJ Bonaerense dejó menos margen para la interpretación. "No puede pasar otra vez en un frente como el nuestro, amplio, que aquellos que se valen de construcciones colectivas, una vez que esa construcción colectiva lo lleva a un lugar tan importante, inicie una aventura personal", afirmó, un dardo con un objetivo muy claro. También con el "dejen de jugar a los ofendidos y a los tristes, tristes están las personas que no llegan a fin de mes." Contaban quienes estuvieron en la reunión previa de la mesa chica, que Máximo había manejado otro tono, más parecido al de la vice. Por eso, interpretaban un posible reparto de roles para lo que viene: Cristina en un papel de estadista defendiendo su gestión y planteando propuestas a futuro y Máximo actuando como vocero del malestar del kirchnerismo ante la falta de acción oficial en aspectos que consideran clave

Los actos de viernes y sábado parecen haber sido apenas el entremés a la movilización que se prepara para conmemorar los 50 años de la vuelta de Juan Domingo Perón al país tras su largo exilio. Hace mucho tiempo que no hay un acto en un estadio de la magnitud de un Unico de La Plata lleno, donde CFK será la única oradora. Si el "Cristina presidenta" fue el estribillo más repetido durante el fin de semana en Pilar y Mar del Plata, qué se puede esperar el próximo 17 de noviembre, que se presenta como algo muy parecido a un lanzamiento de candidatura para celebración de la feligresía kirchnerista que esperan esa confirmación desde hace lo que parece una eternidad.

En el oficialismo algunos se permitían dudar de que el plan completo estuviera definido. Un dirigente de diálogo fluido con los dos sectores interpretaba que CFK había iniciado un capítulo de recuperación política de su figura, necesario para afrontar los días clave que tiene por delante. Que, luego, en todo caso tendrá que decidir si realmente desea encabezar el enorme desgaste que representaría una campaña contra una derecha cada vez más violenta y desembozada o si optará por trabajar en el armado de un esquema de reemplazo, como hizo en 2019, pero esta vez con alguien más representativo de su pensamiento al frente. Massa parece destinado a jugar un rol preponderante, aunque ya dijo que quiere dejar pasar este turno. "Gobernadores e intendentes en algún momento le van a pedir a Cristina que agarre la lapicera y si Alberto no lo entiende, se equivoca mucho", razonaba el dirigente.

Mientras tanto, Alberto se muestra activo y con un perfil más protagónico, algo que cuesta digerir en sectores del kircherismo. En el plano internacional, que ha sido uno de sus fuertes en la gestión, se dio el gusto está semana de compartir con Lula su primer almuerzo como presidente electo de Brasil, arreglar con Andrés Manuel López Obrador una visita a México y compartir escenario con Evo Morales en una feria del libro en Santa Fe organizada por el titular de la AFI, Agustín Rossi. En los próximos días, además, viajará a París invitado por Emmanuel Macron en un diálogo por la paz y luego tendrá la Cumbre del G-20 en Indonesia. "En el mundo nos ven como el país serio de la región y acá los propios nos pegan todos los días", se lamentaban cerca de Fernández. ¿Sería esto el "ofendido" del que hablaba Máximo?

En el entorno presidencial daban como ganada la pulseada por mantener las PASO y con eso la posibilidad, aunque sea mínima, de la reelección. "Gobernamos dos años con pandemia y seguramente terminaremos con dos años de guerra. Nadie sabe qué puede pasar en el mundo el año que viene. Si Alberto llega a decir ahora que no se presenta para la reelección, ¿quién gobierna este país hasta diciembre de 2023?", comentaba un allegado al Presidente. "Unidad en la diversidad para enfrentar al adversidad", fue el juego de palabras que inventó Alberto y que repetían sus funcionarios para afrontar el escenario planteado con la reaparición de Cristina.

Tendrán que encontrarle la vuelta de manera de fortalecer al oficialismo y evitar la vuelta de una derecha enfrascada en una guerra de vanidades, lanzada a un enfrentamiento por las candidaturas de consecuencias imprevisibles. Sondeos conocidos esta semana mostraron al Frente de Todos volviendo a encabezar la intención de voto en la provincia de Buenos Aires y, explicaban los analistas, un oficialismo ganador en el principal distrito del país lo ponía de nuevo en carrera para la competencia nacional. Una gran oportunidad. Con lógica, Cristina inició una tarea de reivindicación de su gestión hasta 2015, pero es difícil pensar que salga indemne si este Gobierno no llega entero a diciembre de 2023.