De un momento para el otro, en el búnker del Frente de Todos la música empezó a sonar más fuerte, se encendieron las luces, comenzaron a llegar de a grupos los dirigentes y, desde la calle, arrancó el repiquetear de bombos. Los datos que recibían los funcionarios nacionales y los primeros cómputos que trascendían desde el Correo daban cuenta de un emparejamiento en la provincia de Buenos Aires, dato que echaba por tierra algunos pronósticos tremendistas que circularon durante la tarde. "Levantamos en los lugares que apuntamos, principalmente en nuestros distritos en la Primera y la Tercera Sección", comentaba con alivio un funcionario, con algunas planillas sobre la mesa. Tanto así que el clima sobre el escenario en el que hablaron el presidente Alberto Fernández, los principales dirigentes y los candidatos terminó siendo festivo, con convocatoria a la Plaza de Mayo para el día de la Militancia incluida.
Este ambiente fervoroso, explicaban, era en respuesta a una oposición que desde temprano buscó instalar que la jornada electoral era el comienzo de una transición, casi dando por concluido al Gobierno. "Se tuvieron que callar", respondían cerca del Presidente. Fernández pasó la jornada en Olivos junto a un grupo de funcionarios cercanos entre los que estuvieron Santiago Cafiero, Martín Guzmán, Vilma Ibarra, Julio Vitobello, el equipo de comunicación -Juan Ross, Gabriela Cerruti y Marcelo Martín- además del catalán Antoní Gutiérrez-Rubí, el asesor que se convirtió en ideólogo de la remontada. En Gobierno destacaban las recorridas del Presidente por el Conurbano en actitud de escucha, libreta en mano, que inició luego de las primarias como el inicio del cambio de tendencia.
El mejor escenario
Los funcionarios con base territorial en Provincia preferían poner el acento en el trabajo de los intendentes y la militancia que, en el casa por casa, habían permitido sumar 400 mil votos en esta elección. "Los distritos donde ganamos lo hicimos por más y conseguir dar vuelta algunos importantes", comentaban en el Frente de Todos. Donde se consiguió revertir, por ejemplo, estuvo San Martín, territorio del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y Quilmes, donde se puso todo el esfuerzo para acompañar a la intendenta Mayra Mendoza. La alegría del gobernador Axel Kicillof era doble porque habían conseguido el objetivo de empatar la situación en el Senado bonaerense, con 23 bancas por partido, y el desempate en manos de la vicegobernadora Verónica Magario.
Y en el Congreso nacional las cosas tampoco fueron tan mal. "Conseguir 119 diputados era nuestro mejor escenario y en el Senado vamos a tener quórum con aliados provinciales. La perspectiva es mucho mejor a la que teníamos después de las PASO", aseguraban en el búnker por el que pasó la plana mayor del oficialismo.
Nuevamente se montó un escenario en la calle, en Corrientes y Dorrego, pero el Presidente, el gobernador Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner, Victoria Tolosa Paz y Leandro Santoro hablaron dentro del complejo C frente a un público de funcionarios e invitados especiales. Fernando Espinoza, Martín Insaurralde, Daniel Gollán, Andrés Larroque, Carla Vizzotti, Daniel Filmus y Jorge Taiana fueron algunos que se apretujaron en las primeras filas. Los grupos de militantes que se congregaron afuera se quedaron sin acto, pero se fueron cantando la marcha prometiendo ir a la Plaza el miércoles.
La vicepresidenta Cristina Kirchner avisó poco después de las 19 que debía hacer reposo así que no iba a trasladarse hasta Chacarita. Pero luego le envió un mensaje al Presidente felicitándolo luego del mensaje emitido a las 22, en el que convocó a la oposición al diálogo. Ese mensaje había sido grabado una hora antes en Olivos y cuando Fernández recibió el saludo ya se encontraba en el auto camino al búnker. La intención fue separar los dos discursos. Una convocatoria institucional -"se haría cuallquiera fuera el resultado", aseguraban en Presidencia- y el otro más en plan partidario.
Subas y bajas
Los números en el interior se sabían malos pero las derrotas revertidas en Chaco y Tierra del Fuego compensaban un poco la frustración por las pérdidas confirmadas en La Pampa y Santa Fe, dos provincias en las que se elegía senador en las que se habían generado expectativas. Debido a estas bajas en el interior, la diferencia a nivel nacional se mantenía en un nivel similar al de las PASO, de aquellos diez puntos bajaba a nueve. Pero el mapa general más repartido y el cabeza a cabeza en la provincia de Buenos Aires permitía mostrar un gobierno en recuperación en el inicio de la segunda mitad del mandato, uno de los objetivos planteados luego de las primarias.
El saludo que le envió el Presidente al gobernador chaqueño Jorge Capitanich fue en reconocimiento a ese esfuerzo. Había números que llamaban la atención. Por ejemplo, lo parejo que resultó el comicio en Tucumán, el territorio del jefe de Gabinete, Juan Manzur. Lo mismo en San Juan, también más ajustado de lo pensado. Pero, por lo menos, en ambos casos se mantenía el triunfo y los legisladores en juego. "Hay cosas que quedan para analizar, pero superamos el examen y estamos contentos", concluían cerca del Presidente.