La llamativa reaparición de Mauricio Macri haciendo de cuenta que nunca gobernó, anticipando privatizaciones y reivindicando a Carlos Menem, sirvió para que desde el entorno del presidente Alberto Fernández salieran a plantar la necesidad de mantener la unidad del Frente de Todos ante la posibilidad -ya a la vista- de que el año próximo vuelva a la Casa Rosada una gestión de Juntos por el Cambio más salvaje que la anterior. "Sería muy irresponsable dejar a la gente en manos de esa derecha", sostuvo el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, uno de los funcionarios que expresaron este planteo. Por ahora sin armado de mesas chicas ni medidas anti establishment a la vista, el fantasma del retorno del macrismo quedó planteado como el principal factor de unidad en el oficialismo.
El Presidente resaltó a través de las redes el acuerdo aprobado el viernes por el directorio del FMI con un video donde recordó aquel enamoramiento de Macri con la entonces titular del organismo Christine Lagarde y la renegociación llevada adelante por su gestión. El Gobierno recibe críticas internas porque supuestamente no publicita lo suficiente el origen de la deuda externa, algo se ve reflejado en las encuestas en las que una buena parte de la población le adjudica la responsabilidad a Fernández. "Con los dólares recibidos no quedaron reservas, no se construyeron hospitales, escuelas, puentes o rutas. Todo se esfumó en manos de especuladores y con la pasividad del gobierno de entonces", resaltó el Presidente en un hilo de tuits bien direccionados aunque algo faltos de timming: salieron durante el partido de la Selección.
En base a ese texto, quedó en claro nuevamente que la intención del Presidente era exhibir el acuerdo alcanzado con el FMI tal vez no como un logro, pero sí al menos como un gran paso adelante. "Los compromisos que asumimos con el pueblo argentino nos garantizan seguir creciendo, aumentando la inversión en obra pública, creando empleo formal, promoviendo la inversión social, educativa y en ciencia y tecnología. Este acuerdo no quita derechos. No propicia reformas laborales ni jubilatorias", volvió a destacar. Pero el rechazo planteado desde el kichnerismo durante el tratamiento en el Congreso le desbarató los planes. “Yo sabía que iba a tener que tomar decisiones y esperaba que las acompañen pero no todos acompañan", se sinceró esta semana en diálogo con El Destape Radio. Toda la larga negociación de año y medio del ministro Martín Guzmán culminó con un alto costo.
Las variables macroeconómicas que el acuerdo -se suponía- venía a calmar, ahora se ven de nuevo alteradas por la inestabilidad política del oficialismo. Aunque lo disimule bien en público, quienes lo frecuentan dicen que el Presidente continúa muy molesto. Por eso, por ahora no hay perspectivas de un contacto personal con Cristina Kirchner ni de una "mesa chica" que contenga las demandas internas como le reclaman. A lo sumo, se habló, podría organizarse un encuentro en la provincia de Buenos Aires con Axel Kicillof, Sergio Massa, Wado de Pedro, Martín Insaurralde, Gabriel Katopodis, Juan Zabaleta y algunos intendentes. Todavía no se terminó de definir, pero la convicción es que antes de un eventual encuentro entre Alberto y Cristina tendrían que darse algunas instancias previas.
Una guerra fría
También sigue sin redondearse el paquete de medidas para combatir la inflación. "No sabemos si la posición del gobierno es la de Julián Domínguez, la de Matías Kulfas o la de Roberto Feletti. Eso es parte del desorden que tenemos", reconocía un funcionario. De hecho, el Presidente ya anunció dos veces la convocatoria a una mesa multisectorial para acordar precios y salarios y aún no se concretó. El martes que viene, Fernández encabezará la presentación de la agenda federal productiva del Consejo Económico y Social que preside Gustavo Beliz. Son casi los mismos actores económicos y sociales, podría haber novedades. El miércoles 30, en tanto, se cumplirán 40 años de la manifestación que la CGT realizó contra la dictadura militar pidiendo "Pan, Paz y Trabajo", por lo que el Presidente buscará rescatar esa conmemoración junto a la conducción de la central obrera, uno de sus principales respaldos políticos.
Sin mesa chica ni medidas rimbombantes, menos aún cambios de gabinete o relanzamiento de gestión, la posibilidad de un encolumnamiento del Frente de Todos más a mano pasa por enfocar al enemigo común. No sólo Katopodis, sino también el ministro Claudio Moroni, la diputada Victoria Tolosa Paz y el secretario Fernando "Chino" Navarro advirtieron este sábado sobre la reaparición de tono triunfalista de Macri adelantando todo un programa neoliberal para 2023. “Tenemos la responsabilidad de conducir al conjunto, no nos van a perdonar que no estemos a la altura. Cuando se cuente que estuvimos casi al borde de una guerra mundial, si se escribe que la dirigencia del Frente de Todos estuvo disputándose en cuestiones internas, bueno, la verdad es que nos van a cagar a palos todos los argentinos”, sostuvo Katopodis sin vueltas. "En el FrenteDeTodos
es Unidad o Macri de vuelta, y la ruptura es con los que vendieron el país", fue su eslogan.
La lógica que manejan en las cercanías del Presidente es que el kirchnerismo ya consiguió diferenciarse y tuvo un evento masivo de impacto con la marcha del 24 de marzo. "Si siguen, se sobregiran y se les va a volver en contra. Wado tiene que volver al ministerio, Axel tiene que gobernar la provincia, Mayra Mendoza gestionar Quilmes. Todos necesitan del vínculo con el gobierno nacional y lo más sensato es que la espuma vaya bajando", analizaban. Un "vamos viendo" político que habrá que esperar para ver si lleva a algún lado.