"Si llegamos a julio del año que viene con un 3% de inflación y a la baja, ¿quién lo capitaliza: Alberto o Massa? ¿O los dos?", se preguntaba un dirigente cercano al presidente Alberto Fernández para explicar porqué no era descabellado pensar en una hipotética candidatura en 2023. En esa línea, el Presidente buscó en los últimos días recuperar algo del protagonismo perdido y en la Casa Rosada sostienen la idea de dejar las PASO en pie, lo que le permitiría mantener latente la posibilidad de una oferta electoral propia. Hay movimientos que se relacionan con esa alternativa, por ejemplo, el encuentro de los "gordos" de la CGT con el Movimiento Evita, dos sectores ubicados en la vereda de enfrente del kirchnerismo que vienen de anunciar el lanzamiento de dos espacios políticos propios.
“Estoy cumpliendo mi compromiso de hacer un país federal, estamos llevando equidad y justicia a lugares que lo necesitan. Y en tanto llevamos más justicia social y más equidad, mejor sociedad seremos”, sostuvo Fernández el viernes en Moreno en una entrega de ambulancias a la intendenta Mariel Fernández, que pertenece al Evita. Como le aconsejan sus funcionarios más cercanos, el Presidente busca mantener protagonismo encabezando actos de gestión mientras el ministro Sergio Massa se encarga de la dura tarea de poner los números de la economía en orden. Alberto buscó dar señales de esa recomposición de liderazgo en el nombramiento de las últimas tres ministras que ingresaron al gabinete, que consultó sólo con sus íntimos. A partir del lunes, además, también retomará la agenda internacional con las cumbres de la CEPAL, la de CELAC-Unión Europea, y en unos días viajará a Francia y a Indonesia para encuentros que girarán en torno a las consecuencias del conflicto en Ucrania.
¿Realmente piensa que tiene chances de ser reelecto o es el temor al síndrome de "pato rengo", el presidente que ocupa un sillón vaciado de poder? "Puede que sea un poco y un poco. Si él cree que tiene aunque sea un diez por ciento de posibilidades de ser reelecto, ¿por qué no trataría de mantenerlas?", comentaba un funcionario de diálogo frecuente con Alberto. "Para mí es un partido que todavía está abierto, no está definido", comentaba aquel dirigente que evaluaba un posible escenario de inflación controlada y a la baja ante la cercanías de las elecciones. Aseguraba que la experiencia internacional indicaba que esas mejoras efectivamente podían ayudar a algún funcionario en particular -en este caso sería Massa- pero también al jefe de Estado a cargo de la gestión. Para mantener esta alternativa viva, sostener las PASO se vuelve importante. Sin PASO, la opinión de la vicepresidenta Cristina Kirchner -dueña del liderazgo político y de la mayoría de los votos- adqueriría un peso decisivo y Alberto quedaría relegado a un rol secundario. Ni hablar, claro, si CFK resuelve finalmente ser candidata a la presidencia.
Otros que están lejos de Cristina y, por tanto, quieren las PASO son la CGT de los "gordos" e "independientes" y el Movimiento Evita. Unos lanzaron el Día de la Lealtad el Movimiento Nacional Sindical Peronista y los otros avanzan con la creación del Partido de los Comunes junto a organizaciones sociales afines con el objetivo de disputar lugares en las listas de candidatos. Aseguraban que la comentada reunión que mantuvieron esta semana en la sede de UPCN fue principalmente para analizar la situación social de acá a fin de año y asegurar el respaldo político al gobierno de Fernández. "Nos hemos reunido cien veces con la CGT y doscientas con La Cámpora en los últimos tiempos. No sé cuál es la novedad", comentaba uno de los jefes del Evita. Con todo, confirmaba el objetivo de aspirar a colocar candidatos a intendentes en 2023, así como Mariel Fernández conduce ahora Moreno. Una es la de la diputada bonaerense Patricia Cubría -pareja de Emilio Pérsico- que quiere postularse en La Matanza. Otra, la del diputado Leo Grosso en San Martín.
Pero, con sus últimas decisiones, Alberto no sólo mostró autonomía respecto al kirchnerismo sino también respecto a estos dos sectores, que figuraban como alineados con él. La CGT se enojó por la designación inconsulta de Kelly Olmos como ministra de Trabajo, imaginaban contar con derecho a veto. Al Evita no le gustó el anuncio del bono de dos cuotas para los sectores más desprotegidos que Massa arregló con la titular del Anses, la camporista Fernanda Raverta. "Tenemos una política planera", sorprendió Pérsico. El Evita todavía espera que se cumpla la promesa de la cración de una agencia o ministerio de la Economía Popular que centralizaría toda lo referido a la informalidad. Por eso, en el encuentro entre los gordos del movimiento sindical y los gordos de las organizaciones sociales, si bien convinieron mantener el respaldo al gobierno del Frente de Todos ante la posibilidad de un fin de año complicado en lo social, también mostraron sus "matices y decepciones" con respecto a Alberto Fernández, como definió uno de los participantes del cónclave en UPCN.
Las diferencias habrían terminado por enterrar la posibilidad de suspender las PASO, una idea que surgió desde la liga de gobernadores. Principalmente por las voces disidentes en el Frente de Todos, casi invariablemente de parte de dirigentes que intuyen que no contarían con la bendición del kirchnerismo en caso de que las candidaturas surjan de una negociación. Leandro Santoro, Daniel Arroyo y los cinco diputados que pertenecen a los movimientos sociales "cayetanos" adelantaron su postura a favor de mantener las primarias. El tema surgió en la reunión del PJ Bonaerense de esta semana que encabezó Máximo Kirchner, pero no hubo ninguna definición y quedaron en conversarlo en el congreso que se hará el 5 de noviembre. El proyecto para suspenderlas que anunció el diputado del partido provincial Juntos Somos Río Negro, Luis Di Giácomo, nunca se presentó. "Me dijeron desde La Cámpora que no lo presentara porque todavía no se ponían de acuerdo", le respondió Di Giácomo en estos días a un diputado del oficialismo.