El ministro de Economía, Martín Guzmán, viajó anoche rumbo a Estados Unidos, adelantando dos días el periplo, con la intención de realizar una ronda de reuniones con inversores y think tanks en Nueva York como paso previo a los encuentros que mantendrá en Washington con los funcionarios del FMI. El ministro asumirá así un papel protagónico en un tramo del año electoral en el que el Gobierno busca centrar su agenda en los temas de gestión -más cercanos a la gente y en los que, entienden, cuenta con logros para mostrar- antes que en las cuestiones políticas y judiciales que acapararon la atención en las últimas semanas. "Recuperación económica y vacunas", marcaban las prioridades en la Casa Rosada. El avión de Guzmán a Nueva York y el avión de Aerolíneas Argentinas a Moscú partieron con esos objetivos en el radar.
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"Cuando otros me apuran a negociar con el Fondo, digo mi urgencia son los que no tienen casa, no tienen trabajo y han caído en la pobreza, mi urgencia es esa. Con los acreedores quiero acordar pero en términos que no nos posterguen a los argentinos", sostuvo el presidente Alberto Fernández en el acto que encabezó ayer en la Casa Rosada donde firmó convenios con la CGT y la CTA para la entrega de viviendas. Un acuerdo "que le sirva a la Argentina", como lo define Guzmán, se convirtió en uno los caballitos de batalla del oficialismo, dando a entender que si no se firma con el Fondo ahora es porque esas condiciones aceptables para nuestro país todavía no están dadas. Es una buena manera de adelantarse a la muy posible postergación.
Agenda en EE.UU.
Quien vino trabajando en el viaje de Guzmán fue el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos. El ministro -discípulo de Nobel Joseph Stiglitz- trabajaba como profesor de la Universidad de Columbia y tiene muchos contactos entre el establishment neoyorquino, a quienes buscará dar señales de tranquilidad en vísperas del inicio de las conversaciones con los funcionarios de los organismos financieros internacionales. El domingo se trasladará con Chodos a Washington, donde se les sumarán el embajador Jorge Argüello y la representante ante el Banco Mundial, Cecilia Nahón. A partir del lunes llevará adelante una agenda de reuniones en el Fondo con quienes a cargo el caso argentino, Julie Kozack y Luis Cubeddu, para luego encontrarse con la titular del organismo, Kristalina Georgieva.
Luego vendrán los encuentros con la dirección del Banco Mundial que encabeza David Malpass y con funcionarios de nivel técnico del Departamento del Tesoro. En cambio, no habrá por ahora reunión con la secretaria Janet Yellen, opinión decisiva en el directorio del Fondo. Yellen es la esposa de George Akerlof, el economista socio de Stiglitz. Pese a ese vínculo, en Economía comentaban que por ahora Yellen no estaba recibiendo a sus pares extranjeros y no hizo una excepción con Guzmán. Uno de los datos a tener en cuenta es que uno de los principales asesores de Yellen es David Lipton, es ex dos del FMI en las épocas de Christine Lagarde y Mauricio Macri.
Uno de los principales tramos del discurso del Presidente en la asamblea del 1 de marzo fue su anuncio de que se presentaría una querella penal contra el gobierno de Macri por el préstamo con el Fondo. "El FMI es responsable de lo que pasó en la Argentina, hubo responsabilidad compartida", lo avaló Guzmán luego en una entrevista. Así se posicionó de cara a la ronda de encuentros en los que se sabe que el staff del Fondo exigirá un mayor ajuste, con menos subsidios y ayuda estatal, recortes que, en el inicio de la campaña electoral, no tienen quórum en el Frente de Todos. Por eso gana cuerpo la posibilidad de que el acuerdo se posponga para después de octubre, anticipado de alguna manera con las declaraciones del Presidente en el acto de ayer.
Recuperación y vacunas
"Con la designación de Soria en el ministerio de Justicia tenemos que dejar que los temas judiciales sigan su curso y centrar la agenda de gobierno en los temas de la gestión dura, que hay cosas buenas para mostrar", comentaba un funcionario en la Casa Rosada. Se refería a los números a la producción industrial, que aún en pandemia está mejor que como la dejó Macri en diciembre de 2019. "Hay una recuperación, la actividad y el empleo están mejor que cuando asumimos", contó esta semana el ministro de Producción, Matías Kulfas. Con el dólar calmo y los precios de las commodities altos, hay razones para pensar que el rebote seguirá. Confían que la gente pueda percibirlo en sus bolsillos cuando llegue el momento de votar,
Las encuestas marcan que la otra gran preocupación de la gente es la pandemia. Con la escasez de vacunas acechando, será un alivio cuando mañana arribe un nuevo cargamento de la Sputnik V que se destinará a los adultos mayores. Mientras, esperan la confirmación desde Pekín para ir en busca de las tres millones de dosis de Sinopharm. La obsesión es que la campaña no se corte y que siempre haya dosis para seguir vacunando. Los últimos datos de opinión pública que manejaban en la Casa Rosada eran una clara muestra de cómo el primer desinterés o escepticismo de un sector de la sociedad hacia las vacunas se volcó en las últimas semanas al nivel de convertirse en el principal objeto de deseo. Hoy el 81% de la población dice querer vacunarse. El porcentaje escala al 90% en el caso de quienes votaron al Frente de Todos, pero se mantiene en un alto 73% entre los electores opositores. Por otro lado, un 45% declaró conocer a alguien que ya se había vacunado. "Obviamente tiene que haber otros temas, pero si centramos la agenda en la recuperación económica y la campaña de vacunación, la elección la ganamos caminando", indicaban en Gobierno.