Sturzenegger le dio el tiro final a la industria cinematográfica nacional

04 de agosto, 2024 | 11.00

El 3 de agosto, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, publicó en su cuenta de X una serie de posteos que precisan los alcances del decreto 662/2024, publicado en el Boletín Oficial el 23 de julio, reglamentando la Ley de Fomento de la Actividad Cinematográfica Nacional. El ministro no se privó de dar consejos a los productores.

Hace por lo menos 10 años que se viene creando la idea de que la producción cinematográfica está en manos de una casta de ladrones (más específicamente kirchneristas), que se queda con el dinero de los impuestos que pagan todos los ciudadanos, y que ese dinero serviría para ayudar a quienes quedaron fuera del sistema. Javier Milei encontró en esta mala información, su excusa para aniquilar una industria cultural, y en el flamante ministro Sturzenegger, el socio perfecto para hacer la tarea.

En este gobierno de ministros rock stars, Sturzenegger no quiso quedar fuera del circuito de “conciertos” para hacer anuncios que es la red de Elon Musk, y el sábado 3 de agosto publicó sus consideraciones sobre el decreto 662/2024del 23 de julio. En su primer posteo enuncia el primer dato erróneo: “Hoy toca comentar el Decreto 662/24 que reglamenta el funcionamiento del INCAA y que busca que el dinero de los contribuyentes sea invertido de manera criteriosa, equitativa y sin condicionamientos políticos.” No es dinero de los contribuyentes (por ejemplo, no viene del único impuesto que pagan todos, sean millonarios o indigentes, el IVA), sino que los fondos que recibe el INCAA, provienen del Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC), establecido en la Ley 24.377, conocida como la 'Ley de Cine' de 1994.

Este se compone de un impuesto del 10% sobre el valor de las entradas de cine, otro 10% sobre el precio de venta o alquiler de todo tipo de videograma grabado (VHS, DVD/Blue-ray, impuesto que ya hace rato que no existe), y el 25% de los ingresos del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), provenientes del impuesto sobre la facturación de los canales de TV y servicios de cable, además de otros conceptos menores. En los últimos años se reclamaba que los servicios de streaming también aporten a ese fondo. O sea que no se usa para este fondo, ningún dinero que pueda ser usado para alimentar a chicos pobres. Cabe recordar que el INCAA es un ente autártico, o sea que es una institución creada para un interés común, con fondos propios y con independencia admirativa. Enseguida, el aparato paraoficial de trolls libertarios salió a confirmar como cierta esta fake new sobre el dinero para fomentar la industria cinematográfica nacional. Un conocido usuario y pregonero libertario posteó: “pregonero CORTARON OFICIALMENTE EL CHORRO DE GUITA A LAS PELICULAS FANTASMAS DEL INCAA. Ni un mango mas del iva de los pañales a los parásitos de la cultura. [SIC].”

Sturzenegger sigue en su posteo “¿Qué problemas tenía el Instituto? Básicamente tres. Primero que había beneficiarios abonados a los recursos del Instituto. En primera instancia el Instituto mismo, que fagocitaba gran parte de los recursos presupuestarios asignados. Esto era un problema obvio”. Esto se refiere a lo establecido en el decreto: "El beneficiario de un subsidio no podrá iniciar el trámite de solicitud de uno nuevo hasta transcurrido un año calendario desde la percepción total del último subsidio solicitado o desde que la producción beneficiada con el subsidio anterior se haya exhibido en la forma establecida en el proyecto aprobado, lo que ocurra más tarde". Esta decisión significa otro golpe al sector.  Los “abonados” son PyME cinematográficas, con una estructura que le permite realizar en simultáneo, varios proyectos en diferentes etapas (preproducción, rodaje, postproducción de imagen y sonido). Para continuar con ese ritmo y seguir dando trabajo, necesitan usar el fondo de fomento anualmente. Al implementarse esta medida, las productoras chicas desaparecerán. En el mismo sentido de este artículo del reglamento hay otro que el ministro también explica en sus posteos, que es limitar el porcentaje del subsidio al 50%. Este porcentaje ha ido bajando desde la promulgación de la ley en 1996. Comenzó siendo de un 80% como adelanto de medios electrónicos (en aquel entones, alquiler de VHSy televisión), que finalmente quedó en 70%. El nuevo decreto plantea, como si fuera novedoso, que se pedirá la certificación de los otros aportes, el presupuesto y el plan financiero, y se viene haciendo desde 1996. Evidentemente ni siquiera se molestaron en leer una carpeta de presentación de proyectos.

Cuando continúa enumerando problemas, explica: “El tercer problema tenía que ver con la selección de las propuestas. Casi la mitad de las películas financiadas en 2023 tuvieron menos de 1000 espectadores. 12 películas tuvieron menos de 100 espectadores. Una tuvo 4 y otra 5. ¡Por lo menos traigan a los amigos a verla!”. El consejo que soberbiamente le da a quienes hacen cine desconoce, evidentemente, que el circuito de exhibición ha cambiado, y que muchas películas se estrenan en simultáneo en plataformas, entre ellas Cine.ar. En esta plataforma hay que pagar un alquiler para ver muchas películas de su catálogo.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado culmina su serie de posteos adjuntando un comunicado que compila lo que acababa de publicar, elogiando los recortes de Pirovano, el presidente del INCAA. EL decreto 662/2024 es el punto culminante de la motosierra que venía aplicando Pirovano con despidos, el desfinanciamiento de festival, el fin de alquileres de edificios (entre ellos se encuentra el que atesoraba copias de películas; no se sabe qué destino tendrán esas copias). Cuando Sturzenegger publica lo de las películas sin espectadores (hay que recordar que hay películas que se ven en plataformas), lo hace para argumentar a favor de lo que establece el nuevo reglamento, que dictamina que la promoción del cine nacional se debe realizar promoviendo "producciones de calidad, que sean exitosas en la taquilla y bien recibidas por el público general, y no imponiendo obligaciones de exhibición por parte de las salas". 

Cuando se habla de cantidad de espectadores en las salas cinematográficas, no se tiene en cuenta que hay una caída general de la cantidad de espectadores que obedece a la posibilidad de ver películas en plataformas, por un lado. Otro factor la situación económica en general, pero la recesión en particular. El primer cuatrimestre de 2024 fue lapidario para los cines argentinos: la asistencia a las salas disminuyó un 31,3% respecto del año pasado. Y en lo que va del año ya se perdieron 4 millones de espectadores.

En cuanto al aspecto de no financiar películas que no sean exitosas, ese resulta desconcertante. Es comprensible que se piense en la buena recepción en la taquilla, dado que Milei piensa que el mercado es lo que debe regir a la sociedad. Pero ¿qué criterio se puede tener a priori para determinar el éxito? Indiana Jones y el Dial del Destino, última entrega de la saga, tenía todo para ser un éxito arrollador: la producían George Lucas y Steven Spielberg, era la última entrega de una serie exitosísima y la protagonizaba por una de las estrellas más taquilleras de Hollywood, Harrison Ford. Los números de esa película: se gastaron U$S 516 millones, su ingreso por taquilla fueron U$S 373 millones, o sea, se perdieron U$S143 millones. ¿No es un éxito que las películas Puan o Blondi hayan estado entre las 10 más vistas cuando se estrenaron en la plataforma Amazon Prime?

Si tener éxito en gestiones de gobierno es un equivalente al éxito de taquilla, Sturzenegger debe agradecer que el presidente Milei no haya considerado sus actuaciones en los gobiernos de De la Rúa o Macri.

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