Luego de afirmar que la decisión de intervenir la empresa Vicentin era no sólo polémica y cuestionable sino que además comprometía las garantías constitucionales, la periodista Cristina Pérez recibió de parte del Presidente Alberto Fernández la recomendación de leer la Constitución e incluso de repasar la ley de expropiaciones. No asistíamos a ese nivel de violencia explícita desde que el candidato Alberto Fernández amenazara al entonces presidente Mauricio Macri con su dedo índice, una mezcla de pistola y látigo como lo describió Alfredo Leuco al día siguiente, todavía bajo emoción violenta. El dedo látigo perturbó en aquel momento a María O'Donnell y el término “intervención” puso incómodo ahora a Reynaldo Sietecase, habituado tal vez a las intervenciones de empresas que se llevan a cabo en el reino de Narnia, con formas amistosas y plazos generosos para que los intervenidos gocen del tiempo necesario para poner la contabilidad creativa en orden y los dibujos al día.
Varios periodistas serios señalaron que los empresarios están tan incómodos con la expropiación como Reynaldo con la palabra “intervención” y María con el dedo látigo. Ocurre que nuestros grandes empresarios están habituados a que lo único que expropia el Estado son sus deudas.
En todo caso, el juez de Reconquista que tramita el concurso de Vicentin repuso temporalmente al directorio de la empresa y apartó a los interventores designados por el gobierno, a quienes nombró veedores. Como señaló la abogada Graciana Peñafort, “el fallo salió un poco falladito” . El juez se declara incompetente para decidir sobre la constitucionalidad del decreto 522/20 (que establece la intervención) y de la ley 21.499 (sobre expropiaciones) pero sin declarar su inconstitucionalidad, decide desobedecerlo. Su colega Domingo Rondina, constitucionalista santafesino, apuntó en el mismo sentido: “Al no declararlo inconstitucional, el juez reconoce la legitimidad del decreto pero no sólo no lo acata sino que nombra interventores. Esto es un mamarracho direccionado hacia un fin y no hacia la aplicación del derecho vigente” y concluyó con una cita latina: “¿Vó guien só?”
Teniendo en cuenta que un juez del fuero comercial logró frenar un decreto de necesidad y urgencia (DNU) lanzado por el Poder Ejecutivo, podemos afirmar sin error a equivocarnos que ésta no es la dictadura chavisto-polpotiana que nuestros medios serios anunciaron con pasión. Otra falsa promesa kirchnerista.
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Por su lado, el diario La Nación convocó a una marcha espontánea, con horario y lugares de encuentro. La primera idea fue llamarla Respiradorazo contra la Infectadura pero al final alguien propuso el término Tractorazo, una expresión más sutil. Algunos observadores se sorprendieron al ver como, quienes suelen defender las instituciones y coso apoyaron a los dueños de Vicentin, acusados de estafa, así como aplauden un fallo judicial extravagante y convocan a una marcha que viola la cuarentena. En realidad, tal vez el tan remanido respeto a la ley no tenga mucho que ver con estos entusiasmos opositores: si Freddy Krueguer tomara la precaución de criticar a CFK, quienes cacerolearon ayer a favor de ricos accionistas evasores lo apoyarían con similar ahínco.
Por último, el jefe del grupo de espías Super Mario Bros- investigado en la causa del espionaje ilegal de la AFI de Cambiemos- reveló que espiaron a Florencia Macri y su marido por órdenes directas del ex presidente Mauricio Macri. Tal vez, para ganar tiempo, los cuñados de Macri deberían venir ya espiados.
Imagen: Interventores de La Cámpora amenazan al juez de Reconquista (cortesía Fundación LED para el tratamiento de la Fundación LED)