¿Quién hubiera imaginado que aquella muchacha de Los Toldos llegaría a ser una de las mujeres más importantes en la historia argentina? Cuando nació, aquel 7 de mayo de 1919, su familia la conoció como Eva María Ibarguren. Varios años después, la historia lo haría como Eva Perón. Antes de convertirse en una de las políticas y mujeres más influyentes del país y también de la región, "Evita" tuvo una infancia con diversas dificultades económicas, aunque también con el incondicional afecto de su madre, hermanas y hermano.
Su padre era Juan Duarte, estanciero y político conservador de Chivilcoy (Provincia de Buenos Aires). Allí dedicó su vida a su esposa y sus seis hijos. Sin embargo, también mantuvo una relación con Juana Ibarguren, con quien tuvo otros cinco: Blanca, Elisa, Juan, Erminda y Eva María.
De acuerdo a algunos historiadores, Juan Duarte abandonó a Juana Ibarguren a principios de la década del '20; mientras que otros afirman que esto sucedió en 1926, mismo año en el que falleció debido a un trágico accidente de auto. Como consecuencia, y tras su partida, la familia de Evita comenzó a tener mayores dificultades económicas.
Frente a dicho escenario, Juana Ibarguren debió hacerse cargo absolutamente sola de cubrir las necesidades de sus cinco hijos. Además de realizar trabajos en la casa, se desempeñaba como costurera -con una máquina de coser a pedal- para que pudieran comer cada día. De hecho, todas sus hijas también debieron dedicarse a la costura para poder colaborar en el hogar.
Años después, Juana decidió mudarse a Junín con sus hijos. Y se la rebuscó: para poder solventar los gastos abrió un comedor en su propia casa para que los trabajadores que pasaban por la zona a la hora del almuerzo. Frente a la mejora económica de la familia, y cuando promediaba los 10 años de edad, "Evita" ya sabía lo que quería ser cuando fuera grande. La radio y el cine fueron los espacios que la movilizaron. Quería ser una estrella. Sin embargo, en aquel entonces no sabía que tiempo después terminaría convirtiéndose en una estrella que iluminaría a miles de niños, niñas y pobres de la Argentina.
Durante las noches, y según recuerda su hermana Erminda en su libro (“Mi hermana Evita”, publicado en 1972), que Eva solía vestirse y maquillarse para emular a las artistas del momento: "Recuerdo que una noche, te pregunté: '¿A dónde vas, Eva?'. Me miraste muy seria, como sorprendiéndome en falta. Respondiste: '¡Pero Chicha! ¿No lo sabías? Esta noche toca Brailowsky (NdeR: pianista francés ucraniano que se destacaba en música clásica)'. Por radio transmitían el concierto. Lo escuchaste con devoción, y acaso esa noche, en tus sueños, en lo hondo de tu memoria, nuestro piano de madera de cajón y de lata que parecía escapado de un cuento infantil, empezó a tocar como un piano de verdad".
Mientras estudiaba en el colegio, Evita continuó sus andanzas soñando con ser artista y teniendo algunas experiencias como actriz en obras de teatro. Consciente de que tendría mayores chances de cumplir su sueño en Buenos Aires, alrededor de 1935 y cuando tenía 15 años, se marchó de Junín junto a su madre para probar suerte. Durante un tiempo recorrió escenarios y estudios de radio. Se desempeñó en el radioteatro, ámbito que estaba de moda en los años '30.
De hecho, en una entrevista que la cineasta María Victoria Carreras le concedió a Télam, Eva fue "a probar suerte a los estudios de Radio Nacional, bien acompañada por su mamá. Era pobre pero tenía a su familia allí, apoyándola para cumplir su sueño de actuar. Fue una actriz talentosa, increíble, cumplió varios y diversos roles en ese mundo, pero su actuación política, su final temprano, dejaron la vida artística casi relegada a un segundo plano".
Las características de Eva Perón en la niñez según la mirada de su hermana Erminda Duarte
Erminda Duarte, hermana de Evita, escribió en su libro acerca del perfil de cómo "Cholita" -tal y como le decían- solía jugar en la casa. En una de sus destacadas memorias, resaltó la guapeza que tenía a la hora de enfrentar los obstáculos que se le presentaban: "¡Cómo te gustaba subirte a los árboles! Yo te seguía. Aunque menor que yo, las iniciativas eran siempre tuyas. Te veo trepar con una asombrosa rapidez, con destreza. Aunque los árboles fueran altos, no tenías miedo. Nunca en tu vida tuviste miedo. Ni siquiera cuando supiste que ibas a morir".
La reacción de Eva Perón cuando su madre le regaló su primera muñeca
En otro de los tantos recuerdos de Erminda sobre su hermana Eva, explicó cómo fue la reacción que tuvo la icónica mujer al recibir su primera muñeca como regalo de Reyes: "Nunca pedías nada, ya que en esa hermosa luz entre los árboles, hierbas y pájaros, lo tenías todo. Pero de pronto fueron las vísperas de Reyes. A los Reyes Magos sí les podías pedir un juguete bellísimo. El cielo no es mezquino. La expectativa te arreboló. Estabas encendida, como si se te acabara de ofrecer una posibilidad única. Pero no vacilaste; era lo que querías tener, y lo pediste con fervor: una muñeca de gran tamaño. La noche de aquel lejano 5 de enero dormiste sin reposo; seguramente el corazón te latía con fuerza".
"A la mañana, corriste en busca de tus zapatos que dejaste en la ventana y la viste. Quizás, te habría producido el asombro de una aparición. Era altísima y bellísima, pero tenía una pierna rota. Mamá te explicó, enseguida, que la muñeca se había caído de los camellos. Y de ahí su mutilación. Lo que no te explicó nuestra madre es que había adquirido la muñeca casi por nada. Sólo las muñecas. Amaste y cuidaste dulcemente a la muñeca. Es que los Reyes Magos andan mirando una estrella sin mirar el suelo. Tú, Eva, veías el cielo precisamente porque no dejabas de mirar la Tierra. Viste la estrella en los ojos de los pobres", agregó Erminda en su libro "Mi hermana Evita".
Años más tarde, "Cholita" conocería a Juan Domingo Perón y tomaría un rol protagónico en la vida de miles infantes. Entre las tantas medidas, entre 1947 y 1955, más de dos millones de niños y niñas con pocos recursos recibirían su primer juguete. Tal y como alguna vez lo soñó Evita.