Una dictadura sanguinaria y siniestra. 30.000 desaparecidos. Familiares, y sobre todo madres y abuelas, buscando de manera desesperada a los suyos. Bebés cuyos paraderos eran casi imposibles de encontrar. Una larga lucha, que al día de hoy sigue vigente. Estela de Carlotto era una de aquellas tantas mujeres que inició una búsqueda e investigación de su hijos y nietos. Años de tocar puertas, de enfrentar a las autoridades, de exigir memoria, verdad y justicia. Y un buen día, el recordado 5 de agosto de 2014, lo encontró. Era su nieto, aquel que los militares le arrebataron de las manos a Laura Carlotto y Walmir "Puño" Montoya. Se llama Ignacio Montoya Carlotto, el nieto 114 que tuvo una asombrosa conexión con su abuela tiempo antes de que fuera recuperado.
Una historia tan tenebrosa tuvo al menos un capítulo con un final feliz. Enriqueta Estela Barnes de Carlotto, la mujer que intentó durante 36 años encontrar a su nieto, robado y dado en adopción por gente que causó un daño verdaderamente irreparable, pudo encontrarlo. Lo buscó como "Guido", lo encontró como "Ignacio". Lo buscó como el hijo de Laura y Walmir. Lo encontró como el hijo adoptivo de Clemente Hurban y Juana Rodríguez, nacido en cautiverio y apropiado por los militares.
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Lo verdaderamente maravilloso y sorprendente de la búsqueda de Estela es que, durante su lucha y la de todas las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, le escribió una carta a su nieto. Ella solía hacerlo a menudo para aliviar el dolor y tratar de hacerle llegar un mensaje -al menos- desde sus pensamientos, su ideas... Curiosamente, en una de las que redactó, indicó que seguramente le gustaría la música, tal y como a su madre Laura y también la música clásica como a sus abuelos.
La carta data del 26 de junio de 1966. Por aquel momento, Ignacio cumplía 18 años y Estela había decidido escribirle unas palabras. Creer o reventar, varios años después -en agosto de 2014-, confirmaría lo que sospechó durante tantos años, a través de los pensamientos: su nieto amaba la música e incluso era un apasionado por el jazz...
Desde chico, Ignacio estudió música y tuvo una formación en el conservatorio de Avellaneda. Y hoy es pianista, compositor y arreglador. Entre su discografía más destacada, resalta el tema “El llanto del fin del carnaval”, y los álbum "Sueños abiertos", “Musa Rea” y “Mujeres argentinas x hombres argentinos”, lanzados en 2006, 2009 y 2012 respectivamente, tiempo antes de conocer su identidad. Luego, el 5 de agosto de 2020, lanzó "Agosto", un single que trata sobre el día que recuperó su identidad. ¿La curiosidad? Su padre era baterista, su abuelo paterno saxofonista y su abuelo materno amaba el jazz.
La increíble carta que Estela de Carlotto le escribió a su nieto Ignacio Montoya Carlotto 18 años antes de encontrarlo
"Buenos Aires, 26 de junio de 1996
“Estarás creciendo en tus soñadores y bellos 18 años con otro nombre, Guido. No es tu papá y tu mamá los que festejen contigo el ingreso a la adultez, sino tus ladrones. Lo que no se imaginan es que en tu corazón y tu mente llevás, sin saberlo, todos los arrullos y canciones que Laura, en la soledad del cautiverio susurró para ti, cuando te movías en su vientre. Y despertarás un día sabiendo cuánto te quiso y te queremos todos. Y preguntarás un día dónde puedo hallarlos. Y buscarás en el rostro de tu madre el parecido y descubrirás que te gusta la ópera, la música clásica o el jazz (¡qué antigüedad!) como a tus abuelos. Escucharás Sui Generis o a Almendra, o Pappo, sintiéndolos en lo profundo de tu ser porque así lo sentía Laura. Despertarás, querido nieto, algún día de esa pesadilla, y nacerás para tu liberación.
Te estoy buscando. Te espero. Con mucho amor. Tu abuela Estela".
Cómo fue que Ignacio Montoya Carlotto recuperó su identidad
La incansable búsqueda de Estela de Carlotto y las muy buenas campañas de Abuelas de Plaza de Mayo para recuperar a los nietos desaparecidos durante la dictadura que tuvo lugar entre 1976 y 1983 hicieron efecto. En junio de 2014, un joven llamado Ignacio Hurban tuvo dudas sobre su identidad. A partir de una confesión que le hizo una persona cercana a la familia que lo crió en Villa Alfredo Fortabat (Provincia de Buenos Aires), decidió comunicarse con Abuelas.
Posteriormente envió un mail y decidió presentarse formalmente por el correo postal. Luego, se se dirigió a la sede de la organización y se hizo los análisis inmunogenéticos. Desde aquel entonces conoció su verdadera identidad a los 36 años: era el hijo de Laura Carlotto y Walmir Montoya, y nieto de Estela.