Daniel Santoro, miembro del Grupo Clarín, fue procesado por tercera vez en la causa donde se investigan maniobras de inteligencia ilegal. El juez Martin Bava, que tomó el caso tras la salida de Alejo Ramos Padilla, consideró que Santoro participó de la extorsión al empresario Mario Cifuentes. Entre las pruebas hay 61 mails entre el espía ilegal Marcelo D’Alessio y Santoro que revelan un trabajo conjunto que, recalca el juez, no tiene ninguna relación con la práctica periodística.
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El caso Cifuentes fue el intento de D’Alessio de sacarle dinero al empresario que estaba en problemas económicos y legales. El espía le ofreció sus servicios, Cifuentes lo rechazó y entonces comenzó un raid extorsivo en el cuál Santoro tenía un rol clave: mencionarlo en televisión y en Clarín con un guión coordinado con D’Alessio.
Bava es el tercer juez que procesa a Santoro por su participación en esquemas de inteligencia ilegal.
Este nuevo procesamiento a Santoro demuele tanto su defensa como la protección que le había brindado la Cámara Federal de Mar del Plata, que le dictó una falta de mérito a su procesamiento anterior y dijo que no había “registro de comunicaciones referidas al caso”. Queda en evidencia que sí.
Y algo más: Bava es el tercer juez que procesa a Santoro por su participación en esquemas de inteligencia ilegal. Se suma a Ramos Padilla y al juez Luis Rodríguez, que lo procesó por su rol en el caso Traficante. La acusación de que se trataba de una persecución por parte de Ramos Padilla y Justicia Legítima queda descartada.
Los 61 mails entre Santoro y D’Alessio, desconocidos hasta ahora, revelan la trama de la participación del operador con patente de periodista en estas operaciones de inteligencia ilegal. El juez Bava afirma que:
- “se lograron recuperar los registros de los correos electrónicos obrantes en el celular del imputado D’Alessio. (…) dichos elementos de prueba permiten ahora, entre otras cosas, tener por probada plenamente la participación dolosa de Daniel Pedro Santoro en el hecho delictivo que fuera victima Mario Cifuentes”.
- “dentro de los registros que se hallaron en el celular de Marcelo D’Alessio, se pudo establecer que Daniel Santoro fue una de las personas con mayor cantidad de intercambio de correos electrónicos. Tal es así que se hallaron sesenta y un (61) mensajes de o para él, agrupados en treinta y nueve (39) unidades de conversación identificadas cada una con un texto de asunto”
- “la dinámica de la comunicación entre ambos imputados refleja, no solo en la cantidad de mensajes y en la frecuencia de ellos –el intercambio se sostiene durante todo el período con mensajes por momentos mensuales, semanales y hasta series diarias-; sino en la velocidad de respuesta, ya que ambos responden en el día o, como mucho, al día siguiente.”
- “ambos usaban el correo electrónico como uno de los tipos o de las vías de comunicación en forma paralela con otras que podrían darse personalmente, por teléfono, chat o algún otro medio”
- “se expone vínculo entre Santoro y D´Alessio y el modo en que, con total naturalidad, se blanquea que el imputado Daniel Santoro servía como una herramienta extorsiva para llevar adelante los planes delictivos de la asociación. Ilícita investigada”
- “el contenido de este intercambio constituye un elemento de prueba esencial que da cuenta del conocimiento que Santoro poseía acerca de las metodologías extorsivas que llevaba adelante Marcelo D´Alessio”.
El 3 de abril de 2018 D’Alessio le envió a Santoro un mail con un archivo llamado “cifuentes.docx” que tenía el logo de la Agencia Federal de Inteligencia y contenía información sobre entradas y salidas al país y las llamadas de Cifuentes.
El juez Bava hace una aclaración central que ya había realizado en su momento Ramos Padilla: que lo de Santoro no tenía ninguna relación con el periodismo y el vínculo con una fuente. Bava escribió: “corresponde destacar que el análisis que se efectuará en la presente no tiene por objeto imputar a DANIEL SANTORO por su actividad periodística, sus vínculos o sus fuentes de información. Por el contrario, lo que se analizará en este proceso es si existió un aporte material del nombrado, de forma voluntaria y consciente, a una de las maniobras delictivas aquí investigadas”. La patente de periodista no exime a nadie del Código Penal.
El caso Cifuentes lo denunció el propio empresario. Contó que su empresa OPS estaba buscando inversores mientras atravesaba un proceso de concurso de acreedores y que D‘Alessio le ofrecía sus servicios para solucionarle sus problemas legales y económicos. Que el espía ilegal le pidió un adelanto y fue él rechazó la propuesta. Y que entonces D’Alessio comenzó una serie de acciones de “amedrentamiento” para doblegar su voluntad.
En esa estrategia entraba Santoro. De hecho en el expediente figuran chats entre D’Alessio y Cifuentes donde el espía ilegal le dijo: “Los jueces le temen más a Daniel Santoro, director de redacción de Clarín, q al colegio de la magistratura!!!!!!!”.
El juez Bava describió que “luego de ese mensaje, D’Alessio continuó con distintas maniobras mensajes de en intimidación torno hacia al supuesto la víctima seguimiento enviándole que se distintos encontraba realizando la AFI sobre él. A su vez, en un nuevo encuentro con el empresario, D’Alessio llegó a amenazarlo con su hijo, diciéndole ‘imagínate que a tu hijo lo paren en un operativo con el Mercedito y le encuentran 5 kg, no sale nunca más’”.
Mientras tanto, Santoro hacía su parte en la extorsión desde Clarín y su participación en el programa Animales Sueltos. D’Alessio le decía a Cifuentes que mirara el show televisivo y allí Santoro mencionaba a la empresa OPS. “Último aviso, mirá el programa de esta noche, si no reaccionás, mañana te sacan en Clarín y ahí empieza” le escribió el espía ilegal al empresario. Efectivamente Santoro pasó de mencionar el tema en la televisión a publicar una nota en Clarín donde dijo que Cifuentes era “el nuevo Lázaro”.
Es el tercer procesamiento del operador con patente de periodista Santoro en esta causa de espionaje ilegal. Todos fueron sin prisión preventiva. Los dos primeros los decidió el juez Ramos Padilla en los casos Cifuentes y Gonzalo Brusa Dovat, la maniobra en torno a un ex empleado de PDVSA para que apuntara con sus declaraciones contra CFK. Ambos fueron revocadas por la Cámara Federal de Mar del Plata, que les dictó una falta de mérito y pidió que se investigue más. Se hizo y apareció más evidencia.
Santoro, otra vez procesado.