El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, presentó en las últimas horas su Reforma Política, un ambicioso proyecto que tiende a modificar sustancialmente el Código Electoral de la provincia que, con parches, data de 1934. El anuncio llegó en un contexto donde, ciertamente, los debates pasan por todos lados pero no por cómo se vota. Y parece tener como objetivo que la figura del mandatario recobre protagonismo, en un escenario donde las discusiones de orden nacional, sumadas al ahogo financiero a las provincias, le ha quitado margen de maniobra a los poderes ejecutivos locales.
Es cierto, el debate sobre "cuándo" se debe presentar un proyecto o cuál es el "tiempo" adecuado para hablar de ciertos temas -en casos, como éste, ampliamente postergados- es eterno y nunca dejará conformes a todos. Algunos podrán esgrimir que existe un día a día donde la crisis social y económica se impone y obliga a que gobiernos y funcionarios estén consustanciados con la delicada realidad de millones de personas, alejados del escritorio, con los pies en el territorio y el oído atento a demandas urgentes. Otros, en cambio, dirán que este debate en particular es preferible darlo ahora, que corre un año calendario donde no habrá elecciones y, por ende, las reglas de juego no se mezclarán con la contienda en las urnas. De no ser en 2024, la discusión sobre la forma en la que gente va al cuarto oscuro quedaría relegada, al menos, hasta 2026. Y en dos años puede pasar de todo, ya lo sabemos.
Volviendo a Frigerio, su imagen en las últimas semanas se ha ido desdibujando, no por errores propios, sino más bien por un contexto donde se ha quedado entrampado entre su apoyo a las principales políticas de la Casa Rosada -como su respaldo incondicional a la Ley Bases- y el cerco perimetral trazado por el recorte de fondos nacionales a la par, que ha dejado a la Casa Gris en un virtual estado de inacción. Si bien intentó recuperar la centralidad con la denuncia en la Corte Suprema por fondos adeudados, no le alcanzó para que su perfil se eleve lo suficiente como para mostrarse lo activo que desea. No ha inaugurado obras -porque están paralizadas por falta de recursos-, restituyó fondos retenidos a productores y en las últimas horas se ha centrado en cuestiones más ligadas a lo burocrático, como delinear un nuevo sistema para el Presupuesto o anunciar la carrera administrativa de la Policía. Muy poco para lo que el exministro o cualquier mandatario se imaginaría con seis meses de gestión adentro.
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Como punto a favor, en todo caso, hay una contención importante de los gremios, tanto docentes como de estatales. Los primeros no han llevado adelante medidas de fuerza relacionadas con las ofertas salariales, pese a que han estado por debajo de la inflación. Los maestros siguen cobrando menos que antes, porque no se les abona Fonid ni Conectividad, lo cual redunda, en casos, en sueldos talados en $200 mil. Los gremios de trabajadores del Estado, en tanto, no han llevado adelante reteneciones de servicio pese a que las propuestas de actualización no cumplen con las expectativas. Como guiño, la Casa Gris no ha descontado el día de paro este jueves, cuando los agentes se plegaron a la huelga general de la CGT y las CTA.
Desde el entorno de Frigerio le confiaron a El Destape que, en realidad, la Reforma Electoral estaba en la plataforma del actual gobierno. "El hecho de que se motorice ahora tiene que ver sólo con el hecho de que aún queda un trecho para las elecciones legislativas, cuando todos se volverán a concentrar en el armado de listas, la campaña, la rosca y las internas", indicaron. Aseguraron que por eso buscan no demorar un debate que, en general, todos coinciden en que es necesario. Y que esperan que, de haber sanción, sea por consenso.
Este medio accedió a un punteo de la Reforma que propone el gobierno provincial, a instancias de la Secretaría de Asuntos Políticos. No sólo se buscará otro método de votación con la Boleta Única Papel, sino que se abrirá el debate sobre las PASO, las campañas y su financiamiento, las condiciones y requisitos para las candidaturas y cuestiones vinculadas específicamente a los partidos políticos, para evitar "sellos electorales", según adelantaron. No se pone en tela de juicio, en principio, la potesta de fijar fecha de elecciones, herramienta que el exgobernador Gustavo Bordet (2015-2019/2019-2023) recuperó en 2018 y que le permitió desdoblar elecciones en 2019, más no utilizó en 2023.
Fue justamente hace seis años cuando el justicialismo, de la mano de la entonces legisladora Rosario Romero, presentó un proyecto de reforma política que obtuvo media sanción en el Senado y naufragó en la Cámara de Diputados. Fue debido a disputas internas del partido que gobernaba, especialmente con el exmandatario Sergio Urribarri (2007-2011/2011-2015), que comandaba los hilos de la Legislatura y empantanó su camino. No obstante, con ese antecedente, en la gestión se esperanzan con la chance de que los cambios promovidos salgan con anuencia de la ahora oposición.
Desde el peronismo, en cambio, no están seguros de darle su apoyo a la Reforma Electoral. Fuentes cercanas al bloque Más para Entre Ríos le indicaron a El Destape que la convocatoria fue a una mesa de trabajo, pero sin un cronograma claro y sin una base para el análisis de la propuesta. "Hubieran armado una carpeta con antecedentes. Hubieran dicho que no tenían un proyecto armado pero presentar tres líneas. Fue un intento de otra agenda". Y agregaron: "La verdad que el momento no da para discutir estas cosas, la gente se queja del sistema de votación el día que vota, después se olvida".
Dos datos más abonan a la chance de que la oposición trabe el debate. El primero es que los senadores del PJ -que son mayoría en el Senado- no participaron de la convocatoria. Se fueron cuando llegaron, disconformes con el lugar que les habían otorgado. Una cuestión de forma, que puede terminar afectando el fondo. El segundo es un comunicado del propio Partido Justicialista, firmado por su presidente, José Cáceres, donde se habla de que la presentación fue un "circo". "Enviamos al apoderado legal del partido para ver qué era lo que se presentaba, sobre qué proyectos se quería hablar. Volvió con las manos vacías", lanzó el ex vicegobernador. Luego, apeló al contexto: "No es el mejor momento para plantear el debate sobre una reforma política".
El último martes, en el Centro Provincial de Convenciones, Frigerio intentó entonces ocupar nuevamente la centralidad de la escena política, en momentos donde todas las miradas están puestas en la media sanción que le falta a la Ley Bases y que se negocia en el Senado. En esa norma están depositadas las esperanzas del gobierno de Juntos por Entre Ríos, que confía en que si la iniciativa se aprueba llegue un alivio a las arcas de la mano de la restitución del Impuesto a las Ganancias. Sólo así, con fondos frescos, el gobernador podría comenzar a trabajar en una agenda que lo tenga como actor principal y le de proyección nacional.