El secretario de Economía Social y referente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, descartó que haya una ruptura del Frente de Todos, en el momento de mayor tensión interna desde su creación. “El que rompa va a ser condenado por la sociedad”, dice.
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En un mano a mano con El Destape, cuenta que el mandato que tiene de las bases de la organización política que conduce es “terminar juntos con Cristina en 2023”, y trabajar para mantener la unidad del frente. Señala que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional era “necesario”, y niega diferencias profundas con Máximo Kirchner y La Cámpora.
El dirigente social advierte “hay una dificultad muy grande para contener” las urgencias en los barrios, y que el enojo con la política crece ante la falta de soluciones. Salvo por el presidente Alberto Fernández, no encuentran aliados en el Gobierno que comprendan al sector de la economía popular, y critica a quienes creen que es posible “amansar al capitalismo”.
Pasó la pandemia, pasó el acuerdo con el Fondo, la convivencia en el Frente de Todos está en su peor momento y la situación social es crítica sin margen para demorar soluciones. ¿Y ahora qué? ¿Cómo sigue el gobierno?
El acuerdo con el Fondo era necesario, más allá de que todos los acuerdos han sido horribles. Cuando fue el arreglo de Néstor, en aquel momento hablé con él, en realidad el acuerdo era muy malo, y él buscó los recursos necesarios para pagarles y sacárselos de encima. Pero ahora tenés un monto, y una circunstancia totalmente diferente, que no te permite la misma estrategia. Es una situación mucho más difícil. Alberto buscó desde el primer día, y lo planteó en la campaña también, generar una situación parecida a esos seis años de mayor crecimiento en esta democracia, y de mayor acumulación de divisas, para la construcción de una soberanía monetaria, que es lo que no tenemos.
Por otro lado, generar las mismas condiciones con cuatro años de no pago y superávits gemelos, como los que planteaba Néstor. Alberto está intentando eso. Más lento de lo que esperaba porque tuvimos dos años de pandemia que fueron un paréntesis hacia abajo, salimos peor de lo que entramos. Entonces creo que estamos intentando iniciar un proceso de acumulación, con muchas dificultades que son más políticas que económicas.
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¿Y ahí cuál es el principal punto de conflicto interno?
Es político, una disputa por la conducción del Gobierno y por el 2023. La frase de Alberto planteando de ir a internas, y de ser elegido en una interna, es una estrategia política, y después hay otra, con todo el derecho de plantear caminos diferentes, pero la discusión está en esos términos.
Esa inercia de conflictividad interna que se aceleró en las últimas semanas, ¿hacia dónde va?
Estamos dos años antes discutiendo qué vamos a hacer en las elecciones, y eso es una irresponsabilidad política. El kirchnerismo siempre intentaba llegar en las mejores condiciones al momento en que tenías que tomar la decisión, eso decía Néstor. No tomarla antes porque eso dificulta todo, y hay tareas que no cumplimos.
¿Qué tareas todavía no cumplieron?
Una es que no normalizamos la economía. Dos, no logramos institucionalizar el frente, darle un carácter orgánico. Tres, no logramos institucionalizar el conflicto social, para nosotros la unidad de la CGT y los movimientos sociales con la construcción de la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) era una forma, y tampoco lo logramos, estamos con el conflicto muy desordenado. Y la cuarta es resolver los quilombos que nos dejó el macrismo y dejar de discutir el pasado, que es lo que quiere la sociedad.
Esas cuatro cosas no las hemos cumplido. El tema está en que algunos compañeros creen que ya no las vamos a hacer, y otros que tenemos el tiempo para hacerlas, un poco esa es la discusión.
¿Y qué pensás vos? ¿Hay tiempo?
Después de recorrer el país antes del Congreso Nacional, la postura del Evita es que tenemos tiempo para hacerlo, y que aunque no tengamos el tiempo lo tenemos que intentar. Escuché a miles de compañeros en plenarios de todo el país, en pueblos y pequeñas ciudades, es que aunque no lleguemos a resolver los problemas y vayamos en malas condiciones al 2023 igual tenemos que intentarlo.
¿Hay margen para resolver y convivir con contradicciones tan centrales como el rumbo de la política económica y el acuerdo con el FMI, o ya es tiempo de pensar en reconfigurar el Frente?
Yo no creo que haya diferencias demasiado profundas. Te terminás peleando por huevadas, pero la cosa es un proceso de acumulación. Insisto en que lo que se discute es el carácter de este frente. Si vos definís que en 2023 ya perdimos, entonces te replegás sobre lo propio en lugar de ampliar. Nosotros tenemos que tratar de ampliar para ganar. La consigna tiene que ser nunca más al macrismo, nunca más a la derecha en la Argentina. No puedo pensar en que volvamos para atrás.
¿Cuáles serían las consecuencias políticas y sociales de una ruptura o de no llegar competitivos al 2023?
No creo que haya ruptura. No hay espacio para una ruptura. El que rompa va a ser condenado por la sociedad. Eso lo sabe todo el mundo. El problema es si trabajamos todos para ganar, eso es lo que yo quisiera. Nosotros vamos a trabajar para ganar. Tenemos que ampliar el frente lo más posible y recuperar a sectores que se están yendo, o que se fueron. Y por supuesto resolver el problema económico, los problemas de la gente, la inflación, resolver los problemas que nos hacen perder o ganar.
No se gana solamente por una decisión. El macrismo empezó a perder las elecciones en 2017 cuando no los dejamos hacer el ajuste y la reforma previsional. Después hay un hecho, que es catalizador, que es la decisión de Cristina de construir la unidad.
Y además creo que uno no puede cambiar al otro. Tiene sus características, sus formas, tenés que hacer política sabiendo lo que piensan los demás pero no intentando cambiarlos porque eso te lleva a discusiones que no son el camino.
¿Cuál es la agenda del Movimiento Evita hoy en el Frente?
Construir para ganar. Creemos que tiene que haber una interna. El macrismo se va a ordenar en una interna, y nosotros nos tenemos que ordenar en una interna. Tenemos que tratar de construir un sector hegemónico dentro del Frente que ordene todo esto, y ese sector para mí incluye a Alberto y a Cristina.
¿Pensás que debería haber una PASO presidencial?
Sí, pero ese sector tiene que ir junto. Y vamos a ir juntos, estoy convencido. El problema es el desgaste que estamos produciendo con todas estas cosas. Tenemos que mantener la unidad del frente.
¿Qué los aleja hoy de Cristina, de La Cámpora?
Nada. Estoy diciendo que vamos a terminar juntos en 2023. El mandato que tengo de los compañeros es terminar juntos con Cristina en 2023, y voy a tratar de cumplirlo, de terminar juntos con Cristina y con Alberto, y con Massa, y con los gobernadores. Tenemos que ganar, sino es muy triste, los compañeros van a sufrir mucho.
Durante el macrismo nos la pasamos movilizando, de una marcha convocábamos a la otra, todos los días había que dar una batalla. La lucha al macrismo se dio en la calle, y no quiero volver más a eso. Quiero un nunca más a que vuelvan estos tipos, el mejor homenaje a los 30 mil desaparecidos es construir la Patria que ellos soñaron, un país más justo. El mejor homenaje que podemos hacer es dejarnos de pelear y ponerse a trabajar para resolver los problemas.
Abunda el relato sobre las discordias entre el Movimiento Evita y La Cámpora, con quienes tienen en común bastante más de lo que se dice: militancia barrial, juvenil, pibes y pibas, feminismo, dirigentes que conocen el funcionamiento del Estado, a Néstor Kirchner como referencia. Pero sin embargo parece que no lograran mantener una relación política armoniosa. ¿Por qué?
No es verdad. Con Máximo hablo todas las veces que sea necesario. Y cuando fueron los momentos de conflictos, más seguido todavía. El problema es que nos quieren dividir. Saben que todos juntos, ganamos. Y creo que tenemos opiniones y definiciones diferentes, por ejemplo sobre la economía popular, pero tenemos muchos puntos de coincidencia con Máximo. A veces pisamos el palito todos, pero tenemos que aprender y resolverlo. Pero el problema no pasa por ahí, sino por si podemos hacer todo el esfuerzo para ganar en 2023. Nosotros creemos que sí, y que la manera es ir a una interna. Otros pueden pensar genuinamente que no, que es ordenando la lista. Es una discusión que la podemos dar sobre la mesa, y tampoco eso es Patria o muerte. Podemos tener discusiones y seguir adelante.
¿Y qué pasa con el poder económico que está plantado o resistiendo con la oposición casi cualquier intento de reformas que permitan distribuir de manera más justa el crecimiento que se proyecta?
Las decisiones las toma la política, y las culpas se las hecha a la política. La gente sabe eso. Que no podamos resolver los problemas es culpa de la política. Por supuesto que existe un poder económico, un poder mediático, todo eso está, pero como decía Néstor “la lapicera la tengo yo”. Si te dejás condicionar es porque tenés intereses.
Crisis, paz social y contención en los barrios populares
Con este nivel de urgencias que arrastra la sociedad, ¿está garantizada hoy la paz social?
Hay una dificultad muy grande para contener. Hoy la situación está contenida porque la Argentina pone muchos recursos en subsidios. Cuando se fue Cristina eso era de 4 puntos y medio del PBI, hoy son 12. Pero igual hay un proceso muy fuerte de organización. Ya llevamos muchos años de democracia liberal, y la política abandonó el territorio. Ahí hoy estamos nosotros y los curas, y los dos estamos enojados. El otro día en La Matanza el Obispado hizo una marcha por paz, pan y trabajo. Fue enorme, con todos caminando, miles de personas. Eso es una alerta.
¿Y qué necesitan las organizaciones para contener?
Hemos crecido mucho en el territorio. Hay que desarrollar otra economía. Está bien que exista el mercado, este capitalismo, hay que desarrollarlo, triplicar la producción agropecuaria, no estamos en contra, pero ahí no vive nuestra gente. Hay que recorrer las ferias del conurbano, ahí está la UTEP organizando a los puesteros, la gente te dice “yo vivo de mi trabajo”. Esa economía existe, y las organizaciones existen. Es una olla a presión que está ahí abajo, la respuesta tiene que ser la producción y el trabajo. Ver esa realidad es el primer paso.
Otra realidad que también existe, y que parece ir creciendo, es otra vez la bronca con la política. Mientras la política no resuelve problemas reales, aparece de vuelta ese rechazo, y algunos exponentes más o menos novedosos que surgen. ¿Cómo ves eso?
El problema no es Milei. El problema somos nosotros que estamos enojados con la política. Y tenemos todo el derecho. Cómo no voy a estar enojado si, insisto, desde Perón para acá no generaron trabajo.
La idea que venís impulsando desde hace algunos años, de crear un ministerio específico para la economía popular, ¿se va a concretar? ¿Lo están conversando en el Gobierno?
Nuestra idea es el reconocimiento a este sector, y que la política lo vea, que existe. Porque la mayoría te lo niega. Y que vean de qué trabaja nuestra gente. Por ejemplo, en La Matanza hay más o menos unos 130 jardines del Estado, y otro tanto que son privados, y nosotros ya tenemos 300 jardines comunitarios. A esas compañeras el Estado no les da nada, ni un peso para sostenerse, están en los lugares más pobres. ¿Esa economía del cuidado no tiene ningún valor para el Estado? ¿Por qué no son reconocidos como jardines? Ahí se cuida a los pibes, esa tarea admirable que hacen esas compañeras la reconocemos, esa comunidad se está organizando y hay que reconocerla.
El mundo del trabajo y el “capitalismo amansado”
Una de las tareas que tenemos que cumplir es ordenar el conflicto, seguimos haciendo las mismas cosas y la Argentina no genera trabajo desde la muerte de Perón, cuando había 7 millones de empleos privados, en el mejor momento de Cristina hubo 6 millones y medio. Y hay 10 millones de compañeros que se autoinventaron el trabajo. Un reconocimiento a eso es central para cambiar la Argentina.
Encima usan un concepto horrible como el de “empleo genuino”, ¿de dónde sacan esas ideas? Tenemos que promover un crecimiento desde abajo hacia arriba, y de la periferia al centro. Basta de crecer desde arriba. La primera empresa argentina es un invento de este capitalismo, como Mercado Libre, que destruyó
¿La política comprende a la economía popular?
Es que no comprenden el modelo capitalista. Cree que pueden amansar este capitalismo. Es un sueño eterno, y no creo que lo puedan hacer. Pero se pueden hacer otras cosas, y los países lo hacen, producen otro crecimiento. El desarrollo está en otro lugar, en una economía de baja intensidad, de mucha mano de obra, de poco capital y mucho esfuerzo, ahí hay que poner los recursos.
¿El gobierno, hoy, entiende esta mirada?
El presidente lo entiende, pero hasta ahora no encontramos ningún otro aliado.
Alberto Fernández incorporó esa agenda a su discurso, habla de la economía popular en los mismos términos en que la plantean ustedes.
Ahora sí, habla de esto. Pero la mayoría de los economistas argentinos no, no puede ver nada fuera de este capitalismo, dejaron de cantar la marchita de “combatiendo al capital”. Existen en el mundo otras formas diferentes de capitalismo. La Argentina cree que el subsidio es la solución, hay 12 puntos del PBI en subsidios directos a la gente y 3 puntos en subsidios indirectos. Yo preferiría que haya 15 puntos de inversión en la economía local y vas a ver que se sale adelante.
El piso de pobreza parece estar cada vez más alto, ahora alrededor del 40 por ciento. ¿Cómo se rompe en este contexto, con las dificultades argentinas y un mundo caótico, esa inercia de crisis que siempre dejan la pobreza más arriba?
Construyendo otra economía al margen de ese mundo. Lo hacen todos los países, lo hace hasta Estados Unidos. El camino es ver que hay otra economía en la Argentina, que no es solamente Vaca Muerta, Mercado Libre y otras así, no, dediquemos el Estado a colaborar con el proceso económico de las economías regionales y de pequeños productores.