Colados VIP: Un escándalo con patas cortas

28 de febrero, 2021 | 00.05

Unos cuantos colados VIP lograron transformar la feroz campaña antivacuna de los medios serios y la oposición de Juntos por el Cambio (dos colectivos que cuesta cada vez más diferenciar) en un fervor irrefrenable hacia la vacuna rusa, esa que hasta hace una semana era un producto poco confiable diseñado por Vladimir Putin y sus secuaces. La vilipendiada Sputnik V dejó de ser el instrumento a través del cual el presidente y su ministro de Salud buscaban envenenar a la población, según la oportuna denuncia penal presentada por la Mentalista Carrió y otros humoristas de Juntos por el Cambio, para transformarse en un bien escaso, desviado por los kirchneristas para su propio beneficio. Nunca tan pocos colados lograron hacer tanto a favor de tantos.

Nuestros periodistas serios dejaron de lado la denuncia de conspiraciones y negociados entre Vladimir Putin y CFK para denunciar la maldad intrínseca del gobierno que ya no buscaba envenenar a muchos sino beneficiar a unos pocos.  Alfredo Leuco pidió que renunciaran “todos los legisladores que se hayan aplicado la vacuna K” y Eduardo Feinmann consideró que los colados VIP habían incurrido en un “crimen de lesa humanidad”, superando ampliamente al coro estable de indignaciones de sus colegas. Lograr que Feinmann se indigne por un crimen de lesa humanidad es sin duda otro milagro que le debemos a ese puñado de privilegiados.

Siguiendo este nuevo Nado Sincronizado Independiente (NSI), el ineludible Osvaldo Bazán pasó de definir con desprecio la Suptnik V como “agua del Volga” a denunciar al gobierno por querer robarle la dosis de agua rusa a su abuelo.    

Así, los mismos periodistas serios que hasta hace unas pocas semanas bramaban por los canales de televisión exigiendo que los funcionarios se aplicaran la vacuna rusa “si tan buena las parece” hoy consideran que, en realidad, esos funcionarios fueron vacunados VIP y los otros deberían vacunarse luego del resto de la población. Es decir, unos centenares de funcionarios a cargo del Estado deberían esperar a que millones de argentinos estén vacunados para acceder a ese veneno.

El ejemplo de Carla Vizzotti contagiada por Covid-19 (en su caso no se vacunó debido a una contraindicación con una medicación), lo que obligó al Jefe de Gabinete a aislarse preventivamente por haber tenido contacto estrecho con ella, es una buena respuesta hacia el moralismo selectivo de los medios. En realidad, no se trata de un privilegio de funcionarios sino de asegurar la administración del Estado en plena pandemia.

En medio de los bramidos, la oposición exigió nuevamente que el gobierno imite el ejemplo virtuoso de Chile, cuyo gobierno primero negoció con Pfizer y al recibir escasas dosis de dicho laboratorio (el preferido de los medios de este lado de la Cordillera) eligió vacunas chinas cuyos resultados en fase 3 no fueron publicados (eso que tanta furia generó en el caso de la Sputnik V). Chile también optó por privilegiar la primera dosis, como había propuesto Carla Vizzotti antes de ser lapidada por nuestros medios serios. Es decir que la oposición le pide a Alberto Fernández que haga lo que esa misma oposición consideraría inaceptable. Sería otro maravilloso ejemplo de #IndignaciónCapicúa.

La aparición de colados VIP en las tierras de Gerardo I, Visir de la Puna, Mariscal del Altiplano, Marqués de Ledesma, Maharajá del Potosí, Zar de los Siete Colores, Martillo de Herejes, Protector de la Justicia, Orgullo Radical y Azote de Dios, no generó la misma indignación entre los medios serios. En ese caso se trataría de un tema complejo, con muchas aristas. En todo caso, el Visir de la Puna negó que su caballo Babieca, candidato a la presidencia del Superior Tribunal de Justicia, haya recibido la vacuna, lo que llevó tranquilidad al Comité Nacional de la UCR.

Luego de denunciar que la vacuna rusa era un “negociado de CFK a través de la inteligencia rusa con quien se reunía en Cuba” (SIC), la Mentalista Carrió denunció frente a un azorado Joaquín Morales Solá, que “La Cámpora afiliaba a cambio de una vacuna en las esquinas de algunos partidos del Gran Buenos Aires”.

. El dato del canje realizado en las esquinas le da credibilidad al relato pero no deja de asombrarnos que pudiendo enriquecerse en plena pandemia con la venta clandestina de un insumo tan vital como escaso, la agrupación kirchnerista opte por el mismo clientelismo módico de siempre, como el de los vales por un choripan y una Coca a cambio de asistir a los actos en la Plaza que solemos ver en las redes sociales. 

 

El kirchnerismo es más inútil que satánico.

 

Imagen: En una esquina del Conurbano, miembros de La Cámpora ofrecen vacunas a cambio de afiliaciones (cortesía Fundación LED para el desarrollo de la Fundación LED)