Después de una campaña presidencial muy poco convencional, que incluyó un cambio de candidato oficialista a menos de cuatro meses de los comicios y un intento de asesinato de su competidor, la sociedad estadounidense irá a las urnas este martes para definir el rumbo político y económico del principal aliado internacional de Javier Milei. Por eso, la Casa Rosada mira con especial interés lo que suceda en las próximas horas en Estados Unidos. Aunque el Gobierno evitó apoyar a Kamala Harris o a Donald Trump para no poner en riesgo las renovadas relaciones carnales, está claro dónde se ubica el corazón de los libertarios. No solo es una cuestión de simpatía. Creen que los beneficiará política y económicamente, algo que desde Washington los especialistas ponen en duda.
La Rosada, entre el optimismo y la cautela
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El clima que había en la previa de las elecciones estadounidenses en la Casa Rosada era de optimismo. Creen que en el sprint final ganará Donald Trump, aunque reconocen que será un comicio muy peleado. "Va a ser igual a la anterior, que claramente nos la chorearon", dijo a El Destape un libertario ultratrumpista en Balcarce 50 sobre los comicios de 2020 cuando ganó Joe Biden. Para no entorpecer su relación actual con el gobierno demócrata, como hizo su amigo brasileño Jair Bolsonaro en 2020, Milei decidió no apoyar públicamente a ningún candidato. Sin embargo, es sabida su simpatía y buena relación con Trump. "Nosotros decidimos encolumnarnos con Estados Unidos sin importar quién gobierne: los demócratas o los republicanos", se cansó de repetir el Presidente en diversas entrevistas en los últimos meses.
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Milei conoció este año a Trump en Estados Unidos en una cumbre de CPAC, un encuentro de la derecha global que se hizo en las afueras de Washington. Un día después de recibir en buenos al secretario de Estado de Joe Biden, Antony Blinken, viajó a la capital estadounidense para abrazarse con el candidato republicano. Se estrecharon la mano y tuvieron buen diálogo. A ellos además los vincula un puente llamado Elon Musk, el empresario dueño de Tesla que está jugando fuerte en la campaña de Trump y que se declara muy cercano a ambos dirigentes.
Pese a esta buena sintonía, el Presidente argentino trató de cumplir a rajatabla su silencio sobre las elecciones en Estados Unidos. De hecho, en el medio viajó a Estados Unidos para disertar en la ONU y evitó cualquier tipo de encuentro con Trump para no irritar a la dupla demócrata Joe Biden-Kamala Harris. La cautela no fue casual. En la Rosada en estos meses hubo altibajos sobre sus expectativas. Si bien hay un favorito claro para los libertarios, hubo momentos en los que muchos creyeron que ganará Kamala Harris. Aunque "ese fantasma" no desapareció para el oficialismo argentino, en estas horas finales conservan el optimismo de que su aliado ideológico se impondrá.
Un tuit de la cuenta del asesor presidencial de Santiago Caputo de hace unos días dio cuenta de ese entusiasmo. Y también hay una lectura de lo que se le puede venir a Argentina. "Gana Donald. Tenemos un excelente vínculo durante un año. Donald se pone celoso del estrellato de Javier Gerardo Milei. Argentina y Estados Unidos se convierten en los dos polos de la discusión global. La libertad avanza", escribió en X.
Un escenario poco realista
Una fuente de la Casa Rosada que es parte clave del entorno de Milei analizó ante El Destape: "Nosotros queremos y necesitamos que gane Trump. Creemos que será próspero para nosotros y de gran ayuda". Sin embargo, en Estados Unidos podrían no cumplir las expectativas que tiene Milei para con Trump.
En agosto, un ex funcionario de Trump fue contundente: “Con el presidente Trump nosotros apoyamos a la Argentina en un momento, pero había una confianza y una relación de más de 30 años. La política de ganar tiempo pensando que con Trump va a conseguir más dinero del Fondo es una ilusión, es ilógica y va a llevar al fracaso. Porque primero no funciona de esa manera. Y segundo, Milei y Trump todavía no tienen relación”, dijo. Se trataba de Mauricio Claver-Carone, ex presidente del BID, que cuestionó las políticas económicas del gobierno libertario y trazó una diferencia en la relación de Milei y Mauricio Macri con el candidato presidencial de Estados Unidos.
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Claver-Carone fue clave para que Trump presione al FMI durante el mandato de Macri para habilitar la deuda de 50 mil millones de dólares para Argentina. Un favor que aún el país no pagó y lo condicionó. Desde el Gobierno argentino, lo descalificaron y sostuvieron que sus palabras estaban motivadas por una mala relación con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, con quien compartió tiempo en el BID y, dicen, una fuerte interna. Sin embargo, analistas estadounidenses que conocen muy bien el vínculo entre Washington y la región coinciden que las expectativas de los libertarios argentinos son, en el mejor de los casos, excesivas.
"Es un poco idealista" la creencia de que un segundo gobierno de Trump vaya a presionar fuerte al Fondo para garantizar un nuevo préstamo a Argentina, alertó el analista Michael Shifter que trabaja en fundaciones y think tanks especializados en la región desde los años 80s. Recientemente, en diálogo con El Destape afirmó: "No estoy seguro cuánto va a querer (Trump) usar su capital político para forzar la voluntad dentro del FMI, es un poco excesivo pensar que sí", sostuvo y agregó: "Si Trump gana, puede ofrecer más visibilidad (a Milei) y el Gobierno estadounidense mostrarse más generoso porque lo cierto es que no tendrá muchos aliados en la región y Milei sería uno. Pero no preveo una ayuda económica significativa, en cambio, sí apoyo diplomático y simbólico. Milei podrá usar en su beneficio para decir: '¿Ven? El país más poderoso del mundo va en la misma dirección que nosotros'. Eso lo puede empoderar."
Cómo afectará a Argentina el resultado
Una eventual victoria de Kamala Harris probablemente signifique una continuidad para las relaciones carnales que Milei logró reeditar sin ningún problema ni chispa ideológica grave con el gobierno de Biden. Es decir, se profundizarán los acuerdos de cooperación militar, los intercambios de información -desde inteligencia para la lucha contra las drogas hasta para invertir en recursos naturales- y el fluído contacto político. Además, un nuevo Ejecutivo demócrata en Estados Unidos seguramente mantendría la tensión en las principales vías comerciales, como sucede hoy, pero no las profundizaría con una abierta guerra comercial con China y otras potencias en ascenso, como promete Trump.
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Esto es clave para las aspiraciones de endeudamiento de Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo. Por el contrario y pese a la sintonía ideología, una eventual victoria del ex presidente republicano podría provocar un nuevo pico de inflación en Estados Unidos -por la promesa de aranceles a todos los productos de China y, quizás también a otros países como México, ambos importantes para el consumo interno estadounidense-, lo que llevaría a la Reserva Federal (el banco central norteamericano) a reaccionar como suele hacerlo: subiendo las tasas. Esto no solo volvería menos atractivo a Argentina para inversiones especulativas, sino que además pondría en peligro la senda descendiente de la inflación y el Riesgo País, que tanto celebran desde la Rosada.
Pero desde el gobierno argentino no parecen estar barajando ese posible escenario. En cambio, apuestan a la simpatía política que les provoca Trump, un defensor de la nueva extrema derecha global que, no obstante, defiende a rajatabla un nacionalismo económico que choca de frente con el liberalismo comercial extremo de Milei.