Un día después de su histórico triunfo, el presidente electo Lula da Silva almorzó con Alberto Fernández, a quien invitó anoche cuando el presidente argentino lo llamó para felicitarlo. Mientras tanto, Jair Bolsonaro sigue sin reconocer la derrota y hay incertidumbre sobre cómo será la transición durante estos meses.
El almuerzo se llevó a cabo en el Hotel Intercontinental de San Pablo, donde será el comienzo del trabajo en conjunto para fortalecer la relación bilateral. Acompañaron a Fernández la portavoz Gabriela Cerruti, el canciller Santiago Cafiero y el ministro del Interior, Wado de Pedro. También estuvo presente el embajador argentino en Brasil Daniel Scioli.
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En una entrevista televisiva que dio Fernández luego del mitin, contó que Lula le dijo que quiere venir a la Argentina próximamente. Además, reveló que mientras estaban almorzando, Lula recibió un llamado del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden.
Ayer, ni bien se confirmó el resultado, Lula da Silva recibió el reconocimiento de los principales líderes del mundo. Desde Biden a Emmanuel Macron. Pero el primero que tenía que felicitarlo sigue en silencio: el actual presidente Jair Bolsonaro. El mandatario brasileño aún no se expresó públicamente sobre el triunfo de Lula, por 50,9 a 49,1. Fuentes cercanas a Lula revelaron a El Destape que, al menos hasta este mediodía, no hubo ningún llamado para felicitar al presidente electo.
Tras el almuerzo entre Lula y Fernández, el brasileño tuiteó: "Encuentro hoy con un amigo. Argentina es un país hermano y estoy feliz de que volvamos a tener amistad. Fortalezcamos nuestra cooperación por un mejor futuro para nuestra gente".
El lunes arrancó con complicaciones. Camioneros y otros manifestantes bloquean rutas en al menos 11 estados de Brasil, a la vez que titulares de gremios y representantes del transporte acusan a los organizadores de los cortes de "antidemocráticos". Los bloqueos comenzaron horas después del anuncio de la victoria de Lula.
Esta mañana se registraban 52 protestas en los estados de Bahía, Goiás, Minas Gerais, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Pará, Paraná, Río de Janeiro, Rondônia, Rio Grande do Sul , Santa Catarina y São Paulo, según informó el portal G1, del Grupo Globo. En Mato Grosso, manifestantes que apoyaban a Bolsonaro bloquearon en seis puntos la ruta BR-163, que atraviesa casi todo el país de norte a sur. La concesionaria Rota do Oeste, que administra la ruta, confirmó a las 5:27 de la mañana cierre en seis puntos a lo largo de la misma, según citó el diario Folha de Sao Paulo.
Lula Da Silva ganó la segunda vuelta de las elecciones en Brasil y será presidente por los próximos cuatro años. Bolsonaro, la estrella principal de la derecha en la región, es el primer presidente brasileño que pierde una reelección. El ajustadísimo resultado, por 50,9% a 49,1%, con el tiempo puede servir para alimentar aún más el mito del dirigente metalúrgico, surgido en la pobreza extrema, preso en la dictadura, presidente en dos oportunidades y otra vez detenido con una causa judicial endeble para sacarlo de carrera política.
El presidente electo tendrá bajo sus espaldas administrar y comandar una alianza de partidos más heterogénea que la que lo llevó a la Presidencia hace 20 años. Su vice, Gerardo Alckim, fue su rival en 2006, Marina Silva estuvo como tercera fuerza y apoyó a Aécio Neves contra Dilma en 2014 y luego de la primera vuelta incorporó a la centrista Simone Tebet. Su base electoral, con fuerte componente juvenil, sindical y de reclamos por el medio ambiente, se mantiene. Todos tendrán que convivir.
El resultado, entre otras lecturas, deja en claro que el bolsonarismo existe y seguirá existiendo en la política y la sociedad, y con eso tendrá que lidiar el tercer gobierno de Lula. Parece un reto muy difícil, al que Lula decidió no esquivar: "Lo que envejece a una persona es la falta de motivación. El Brasil es mi causa, el pueblo es mi causa", cerró su discurso como presidente electo. A los 77 años, va por su ¿última? lucha. Y tiene con qué ganarla.