Con la aplastante victoria del MAS en Bolivia y el principio de restitución democrática en el país vecino, se termina un periodo de oscuro que comenzó con el nombramiento de facto de Jeanine Áñez Chávez y el exilio del ex presidente Evo Morales, en medio de una brutal represión militar y policial sobre la población. Esto último no impidió que algunos dirigentes de Argentina le mostraran su apoyo a la presidenta ilegal de Bolivia, que ahora se irá derrotada.
"Que gesto destacable! Ojalá en mi país algunos políticos en octubre pasado hubieran procedido de esa manera", festejaba la macrista Paula Bertol el 17 de septiembre, ante el mensaje de la dictadora boliviana en el que anunciaba que no participaría de las elecciones, mismas en las que se proscribió a Evo Morales, con el único fin de evitar la vuelta del MAS .
La referencia de Bertol fue no solo un apoyo explícito hacia la derecha boliviana, que llegó al poder con un golpe de Estado que incluyó una brutal represión y persecución política. Y un pase de facturas a dirigentes como Espert y Gómez Centurión, que se negaron a apoyar a Mauricio Macri en las elecciones presidenciales de 2019. Sin embargo, ni los votos de Centurión (1,7%) ni los de Espert (1,47%) sumados hubieran alcanzado a Juntos por el Cambio para cerrar la diferencia de 8 puntos que Alberto Fernández obtuvo sobre el ex presidente en las generales.
Vale aclarar los análisis sesgados son el mayor fuerte de la ex representante argentina ante la OEA de la gestión de Mauricio Macri. Un mes después, el 17 de octubre, la política se mostró ofendida por la marcha por el día de la Lealtad y cómo los manifestantes ocupaban el carril del Metrobus.
Increíblemente dos meses antes, el 17 de agosto, subió un video similar festejando la marcha opositora del 17A con un video en el mismo lugar, donde también se obstruía el transporte público, pero que entonces era loable por ser "contra la impunidad".
Los resultados en Bolivia
A punto de cumplirse el primer aniversario del golpe de Estado que derrocó a Evo Morales, su partido, el MAS, le dio un mazazo democrático a la derecha en Bolivia y ganó con contundencia las elecciones presidenciales y volverá al gobierno. Pese a la persecución, la represión y las maniobras para que no se conozcan los resultados, los primeros datos de conteo rápido (similar a las mesas testigo) le dan a Luis Arce más del 50% de los votos y 20 de diferencia sobre su perseguidor, Carlos Mesa.
La jornada electoral, que transcurrió con normalidad durante el domingo, se enrareció sobre la noche ante la demora en el conteo definitivo elaborado por el Tribunal Electoral de Bolivia, que insólitamente había suspendido el conteo provisorio menos de 24 horas antes. Al cierre de esta nota, apenas llevaba escrutado el 5% de las actas, y aun registraban un insólito triunfo de Mesa con el 50%. Sin embargo, llevan un conteo más avanzados en zonas refractarias al masismo, como Tarija, en tanto que en otras aun no comenzaron el conteo.
Para peor, y pese a que a partir de las 20 horas de Bolivia (21 de Argentina) estaban habilitadas para su publicación, no se difundieron bocas de urna que, a sotto voce, ya se comentaban y daban un triunfo para Arce que le alcanzaría para evitar una incierta segunda vuelta.