Voto Electrónico: irregularidades en Neuquén y las 5 firmas de oscuros antecedentes que quieren el negocio en CABA

La Universidad del Comahue detectó fallas en la votación electrónica en Neuquén, donde no se auditó el sistema. Todas las empresas que quieren proveer el voto electrónico en CABA estuvieron a cargo de elecciones con irregularidades.

19 de abril, 2023 | 00.05

“Hoy los neuquinos votaron con boleta única electrónica, como lo vamos a hacer en la Ciudad. Un sistema rápido, eficiente y confiable que nos lleva al siglo XXI y da los resultados definitivos en tiempo record. El año que viene lo implementamos en todo el país”. El tuit es de Horacio Rodríguez Larreta y hace agua por todos lados. En Neuquén no hubo auditorías reales del sistema de voto electrónico. En CABA, si logra aval judicial, tiene que llamar a una licitación express donde las cinco empresas interesadas tienen antecedentes de numerosas irregularidades, incluido el hackeo a la votación de 2015. Implementarlo en todo el país ya se frenó durante el gobierno de Mauricio Macri.

Siempre una aclaración de inicio: la Boleta Única Electrónica (BUE) es un tipo de voto electrónico. Así lo patentó la empresa Magic Software Argentina (MSA), que tuvo a cargo los comicios. Como todo sistema electrónico puede ser intrusado. De hecho cuando se usó en CABA en 2015, las primeras elecciones que catapultaron a Rodríguez Larreta a la jefatura de Gobierno, la propia empresa MSA dijo que su sistema fue vulnerado y lo confirmó un peritaje de la Policía de la Ciudad, tal como informó El Destape.

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Vaca Muerta Electrónica

Neuquén votó por segunda vez gobernador con el sistema de Boleta Única Electrónica. La provincia que tiene en su territorio gran parte de la apuesta al desarrollo futuro a través de Vaca Muerta elige su gobernador con un sistema electrónico cuya vulnerabilidad ya está probada. En 2019 el entonces candidato a vicegobernador Darío Martínez denunció que no les permitieron auditar el sistema de voto electrónico antes de la elección. “Ojalá sea la última elección con voto electrónico”, dijo por entonces Martínez. No pasó: en 2023, el fin de semana pasado, los neuquinos volvieron a votar a través de una computadora.

El sistema de voto electrónico en Neuquén no fue auditado. Peor: lo único que hubo fueron una audiencias donde la empresa MSA les mostró a los veedores electorales el código fuente (el ADN del sistema informático) con una proyección. Es lo mismo que si un mécanico tuviera que revisar si un auto funciona bien y no se lo dejaran tocar, solo lo mostraran en un video. O que un médico tuviera que analizar si un paciente tiene colesterol alto sin dejarlo ver sus análisis de sangre y a través de una foto. Imposible.

Una auditoría de un sistema informático demora mucho tiempo, pero en algo clave como un sistema de voto electrónico lo único que hubo en Neuquén fueron dos audiencias más que cortas. El Destape accedió a las actas de esas audiencias. En la primera, el 22 de marzo pasado se le mostró el código fuente a los apoderados y fiscales informáticos de cada partido. Empezó a las 10.20hs y terminó a las 12. Lo único que hicieron fue mostrar ese código fuente en una pantalla. En cualquier auditoría ese código se analiza, se “ataca” para encontrarle posibles vulnerabilidades, etc. No se hizo nada. Hubo otra audiencia el 22 de abril para que los representantes partidarios avalaran la copia de los Cds que se utilizarían en las máquinas. Nada más. O sea, no se auditó el sistema.

“En la práctica, las audiencias que brinda la Justicia Electoral de la Provincia de Neuquén para analizar el software y hardware del sistema BUE no son suficientes para garantizar el correcto funcionamiento del sistema”, alertaron desde el Observatorio Electoral de la Universidad del Comahue el 14 de abril, 2 días antes de la elección. Habían pedido las máquinas y el software para probarlas y no se las dieron.

¿Cuantos votos se tenían que trucar por mesa de votación para torcer la elección? Entre tres y cuatro. El cálculo es simple: la diferencia entre Rolo Figueroa y Marcos Koopmann fue de 10.347 votos. Para que el ganardor fuera Koopmann tendrían que cambiar de voto la mitad mas uno de esa diferencia, 5.175 votos. Había 1.663 mesas de votación, así que cambiando entre 3 y 4 votos por mesa se obtienen unos 5.820 votos (promedio entre 3 y 4) para torcer la elección.

¿Esto significa que Rolo Figueroa no ganó la elección? No, este cronista no dispone de elementos para afirmar eso. Pero la pregunta es otra: ¿se puede estar seguros que el resultado es real? La respuesta también es no, y ahí radica el problema. Nadie puede asegurar que el resultado con voto electrónico sea real. Lo mismo que en CABA en 2015.

¿Se puede detectar el cambio de votos? Muy difícil. El sistema de BUE implica que una persona selecciona en la computadora su voto y éste se graba en una boleta especial de dos formas: con un chip RFID y se imprime. El votante puede chequear que lo que grabó en el chip sea lo mismo que lo que está impreso, pero nada garantiza que la computadora le muestre una cosa a la hora de votar y haga otra a la hora de contar. Es lo que hacían los autos Volkswagen cuando se medía su impacto ambiental: en modo prueba (votación) no emitían gases contaminantes; en modo normal (escrutinio), cuando nadie controlaba, contaminaban más. Fue un escándalo que involucró 11 millones de autos y miles de millones de dólares para la empresa. Y todo lo hacía la computadora del auto, lo mismo que puede hacer la máquina de votación de BUE: mostrar una cosa al votante y otra al presidente de mesa cuando cuente.

Cuando se utilizó la BUE en CABA la Defensoría del Pueblo hizo un relevamiento y arrojó que el 26% de los votantes no verificó que el voto impreso coincidiera con el que había elegido y supuestamente grabado en el chip. En Neuquén, la Universidad del Comahue hizo un informe donde afirma que “el 25% de votantes de las mesas observadas leyó lo impreso en la boleta de papel”. El 75% no revisó.

El Observatorio Electoral de la Universidad del Comahue también señaló que “en ninguna mesa se lee en voz alta el contenido de todas las BUE ni se controla que coincidan entre este y el conteo en pantalla”. O sea, ni siquiera se hizo el chequeo de que lo que está grabado en el chip y se usa para contar (aún sabiendo que la máquina puede contar como quiere) coincida con lo que estaba impreso. “No se observó la realización del ‘control aleatorio’”, agregó el informe.

Otro punto que detectaron desde esa Universidad es que “en 60% de las mesas hubo personas que tuvieron dificultad con la BUE: No comprendían el sistema ni los pasos a seguir, no encontraban las listas, mala colocación de la BUE, entre otros”. Que las personas no comprendan como funciona el sistema con el que votan fue el argumento para que la Corte Suprema de Alemania suspendiera el uso del voto electrónico. Hay derecho a entender como es el sistema de elección de representantes y sólo los especialistas informáticos comprenden los procesos dentro de una computadora. Los promotores del voto electrónico dicen que las personas tampoco entienden como funciona un cajero automático y se usa sin problemas. La diferencia es que en uno hay dinero y tiene seguro si pasa algo: en el otro hay votos y no hay seguro que cubra la democracia.

La Universidad del Comahue hizo un muestreo chico, pero es el único que hay. Y, aún así, arroja irregularidades que todo indica pueden repetirse en todas las mesas. El voto electrónico da una escalabilidad que no permite el voto de papel: solo se necesita una persona, la que escribe el código fuente. Luego las máquinas hacen el resto. Y el código fuente no fue auditado.

Los investigadores Pablo Kogan, Silvia Soto y Claudio Vaucheret, de la Facultad de Informática de la Universidad del Comahue, publicaron una investigación sobre como funcionó el voto electrónico en Neuquén en 2019. Señalaron que:

  • “no se puede asegurar que ha funcionado correctamente en ninguna mesa”
  • “Las agrupaciones pol ́ıticas no tienen la capacidad operativa, de validar en todas las mesas, las máquinas y el software que se utilizan son los correctos”
  • “Se ha negado 3 veces (Antes, Durante y Después de la Elección) la posibilidad de acceder al código fuente del sistema de Emisión del Voto y Escrutinio de la Mesa para poder analizar su correcto funcionamiento”
  • “La Justicia electoral no ha realizado ninguna Auditoría al Sistema contratado. No ha habido auditoría del software, ni del hardware utilizado”
  • “Una de las máquinas en las que se han detectado errores, tiene un acta firmada por la autoridad de mesa y los fiscales en donde describen un error de selección. Dicha máquina se ha confiscado y luego en una prueba de audiencia pública la misma máquina funcionó bien, lo que demuestra la aleatoriedad del error.
  • “La empresa, que es la única que puede acceder al código fuente, no ha dado ninguna explicación del mal funcionamiento de las máquinas”.
  • “La explicación mas probable del error debido a la aleatoriedad, es un error de software y el mismo software es el utilizado en todas las máquinas”

El fin de semana pasado se usó el mismo sistema y todo indica que pasó lo mismo. Así se elige al gobernador de la provincia que tiene en su territorio a Vaca Muerta.

Rodríguez Larreta insiste con el mantra de que el voto electrónico es confiable, eficiente y rápido. Confiable no es: en 2015 en CABA fue hackeado y en Neuquén no hubo auditorías del sistema de voto electrónico y la Universidad del Comahue detectó varias fallas el día de la votación. Eficiente tampoco. La misma Universidad del Comahue publicó que el tiempo promedio para el sufragio con voto electrónico en Neuquén fue de 1,9 minutos y con boleta de papel en Río Negro fue de 1,3 minutos. Un 31% más rápido votar con papel. Rápido puede ser, pero es un argumento falso: una votación no requiere rapidez, eso sólo lo demandan los canales de televisión que quieren cerrar la transmisión a las 22hs. El resultado es el mismo a las 22, las 24 o a las 10 de la mañana del día siguiente. Nadie explica el apuro por saber un resultado que será el mismo. ¿O será el apuro para poder torcer un resultado?

Cinco postulantes

La empresa Clarín publicó que en estos días Larreta pondrá en marcha el proceso para implementar el voto electrónico en CABA. Lo trata como es: voto electrónico, aunque después usa el argumento de que es como un cajero automático. Aseguran que “hay 5 empresas interesadas en quedarse con un contrato estimado en $ 2.000 millones” y que son Magic Software Argentina, Smartmatic, Miru System (coreana), Dominion Voting (estadounidense) e Indra. Ninguna tiene buenos antecedentes.

En el caso de MSA es la que patentó el voto electrónico a través de la BUE, que hizo elecciones en Salta, Neuquén y CABA. En 2015, en las que Rodríguez Larreta le ganó por escaso margen a Martín Lousteau, la propia empresa reconoció que le hackearon el sistema, tal como publicó El Destape. Un peritaje de la Policía porteña confirmó la intrusión 2 días antes de los comicios, que se hicieron igual en esas condiciones. No se puede asegurar que el resultado publicado sea el real. Este cronista le consultó por el tema a Lousteau, que reconoció que sabía que sistema fue hackeado pero luego aceptó el cargo de embajador en Estados Unidos.

Smartmatic es una vieja conocida para el PRO: es la firma a la que Macri entregó la transmisión de los telegramas desde las escuelas al centro de cómputos y el sistema de recuento provisional de los votos en 2019. El Destape también reveló en su momento que de las 3 empresas que se presentaron para realizar el conteo de los votos Smartmatic fue la que obtuvo la peor calificación técnica. Es decir, que tenía el peor software para ofrecer. Pese a esto, se quedó con la licitación ya que ofreció el precio más barato. Este medio publicó que un informe judicial reconoció que el sistema de Smartmatic “funcionó de forma totalmente defectuosa” en las PASO 2019. Al igual que con MSA, Smartmatic nunca entregó el código fuente de su funcionamiento para que fuera auditado.

Al poner a Smartmatic el macrismo desplazó a Indra, histórica empresa ligada al escrutinio provisional de los votos. Según Clarín, es probable que Indra no participe en la licitación para el voto electrónico en CABA.

Miru System es de Corea del Sur. Durante el gobierno de Macri apostó a que se aprobara el voto electrónico a nivel nacional. Mientras el tema se debatía en el Congreso, que finalmente no lo aprobó, El Destape pudo reconstruir que Miry System mandó un buen número de máquinas de votación que se guardaron en galpones del entonces Ministerio de Modernización que comandaba Andrés Ibarra, un fiel de Macri que ahora va por la presidencia de Boca. Esas mismas máquinas terminaron en el Congo, donde hubo muchas denuncias por irregularidades.

La estadounidense Dominion Voting está radicada en Delaware, una guarida fiscal. Manejó los sistemas de votación de un buen número de estados yanquis y tuvo varias denuncias de fraude. Entabló un pleito judicial con Fox News, que finalmente terminó en un acuerdo donde la cadena de noticias pagó 787,5 millones de dólares por una supuesta difamación. Pero Estados Unidos ya tiene antecedentes de irregularidades en votaciones con tecnología de por medio desde que en el 2000 George Bush se impuso a Al Gore.

Beatriz Busaniche, en el libro “Voto Electrónico: riesgos de una ilusión”, retrató esa época: “La cantidad de denuncias de fraude en los distritos de Ohio y Florida, tanto en las elecciones de 2000 como en las de 2004, es tanta que es imposible reproducirlas en dos páginas. Pero hay una constante: en todos los casos hay urnas electrónicas involucradas. De hecho, el ex CEO de Diebold, Walden O’Dell, se hizo famoso no sólo por ser uno de los grandes aportantes financieros a la campaña por la reelección de Bush, sino por haber dicho, en una invitación a una cena de recaudación de fondos para los republicanos, que se comprometía a ‘entregar los votos de Ohio al señor presidente”. En mayo de 2010 Dominion Voting compró Premier Election Solutions, nuevo nombre de Diebold. Buen currículum.

 

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