Ni populismo ni autoritarismo. Esa pareció ser la consigna del último tiempo en Juntos por el Cambio. Cada uno la expresó de manera diferente, pero podría resumirse en esa frase. Patricia Bullrich, apremiada por errores propios, encuestas bajas, internas y un factor imprevisto para las elecciones –Javier Milei-, se encargó de sumar apoyos para desligarse de lo comunicacional y volcarse a lo territorial y propositivo de cara a las elecciones 2023.
Aparecieron voceros y estructuras para abarcar la mayor cantidad de frentes posibles. En los próximos días, después de haber hecho una cumbre con la UCR la semana pasada, la candidata de Juntos por el Cambio tendrá su encuentro con la Coalición Cívica. El espacio de Elisa Carrió, que renunció a su postulación al Parlasur por problemas de salud y advirtió sobre posibles acercamientos de aliados al espacio de Milei, advirtió sobre los peligros de los dos polos del mapa político argentino y la necesidad de encontrar una vía de escape diferente.
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La mesa ejecutiva porteña del partido se encontró el jueves para manifestar su posición. La reunión estuvo encabezada por Claudio Cingolani, titular del espacio local, acompañado por su par nacional, el diputado Maximiliano Ferraro y referentes lilitos en la CABA. Como concepto central, concluyeron que la “debacle” del modelo kirchnerista, basado en el “populismo”, no puede reemplazarse ni solucionarse con una opción “autoritaria”, expresada en La Libertad Avanza, no así en sus votantes.
El asterisco no es casual ni menor. Es parte de la estrategia general de Juntos por el Cambio. No sensibilizar a quienes eligieron optar por Javier Milei sino desentramar sus ideas y propuestas. Porque, en caso de equivocarse y pisar fuera de la delgada línea que separa la crítica al líder y a sus electores, podrían perder sufragios y no recuperar otros.
Pero, además, porque se entendió que los votantes de La Libertad Avanza podrían estar “confundidos” por los problemas económicos o la “angustia social” pero, se entendió desde la Coalición Cívica, la respuesta no está en sus propuestas ni en su partido político que, en vez de una solución, prometen violencia. Algo que no necesita la Argentina, más pendiente de la “pacificación”, de “soluciones”, de un “Estado y un futuro gobierno que solucionen los problemas”.
Las caras que vuelven a aparecer
Con ese análisis como escenografía, el miércoles se encontrarán con Patricia. El encuentro será cerrado, para intercambiar ideas y posiciones. Pero la Coalición Cívica se pondrá a disposición de ella y su equipo de campaña para hablarle a la gente y no caer en la trampa de las agresiones o la pelea entre dirigentes políticos.
A la campaña le sumarán su presencia, la cercanía con la ciudadanía, recorridas junto a vecinos, comerciantes y trabajadores. Una salida al encuentro de la gente para intentar “forjar conciencia”. El objetivo, en primera instancia, es ganar la Ciudad en primera vuelta con Jorge Macri y, a nivel país, no quedarse cortos con el mensaje y mostrar los peligros que representa Milei pero también el “populismo” del peronismo.
Entendieron que la amenaza de Milei debería interpelar a la política. Que no puede permitirse el discurso de dinamitar, traer una motosierra o violentar al que piensa distinto. A esa violencia y a ese populismo se le tiene que responder con orden, el que daría Juntos por el Cambio. Ese será, entonces, el concepto central.
La otra figura que también empezó a sumar millas de campaña es María Eugenia Vidal. La diputada nacional comenzó a reaparecer con fuerza en los medios de comunicación y también se puso a disposición de la candidata para intentar que Juntos por el Cambio entre al balotaje. Habrá muchas caminatas, más que nada individuales, para apuntalar el interior y la Capital Federal.
Vidal volverá, como Patricia, a los orígenes. Bullrich retomará las reuniones cara a cara y las recorridas mientras que la ex gobernadora adoptará nuevamente la estrategia pre PASO, la que usó cuando todavía podía pensarse en ella como posible candidata. Se la verá mucho por el interior del país, en distintas provincias. La semana que viene estará en Entre Ríos con Emanuel Gainza, candidato a intendente de Paraná, y luego probablemente sume distritos del cinturón amarillo.
Bullrich necesita recuperar votos en Córdoba y Mendoza, casi con urgencia, y allí habrá mucha concentración de esfuerzos. En la primera, ya se notó con una doble presencia en menos de una semana. La segunda tendrá elecciones a fin de mes y si bien desde JxC plantean una victoria, Omar de Marchi –un PRO que decidió ir por fuera de la alianza– quiere dar la batalla por la gobernación.
La ex mandataria bonaerense no abandonará, sin embargo, la presencia en CABA. Mantendrá recorridas semanales con Jorge Macri y Clara Muzzio, candidatos a jefe y vicejefa de Gobierno para buscar mantener la conducción del corazón del PRO. Y también tendrá caminatas por el interior bonaerense. Un signo de que el conurbano quedó sensibilizado con su gestión. Allí, Cristian Ritondo y su equipo son parte central de la coordinación. Son su pata en el territorio.
Para ella, uno de los grandes desafíos pasará por esa provincia, considerada “el último refugio del kirchnerismo” porque “ya perdieron Santa Cruz, y si ganamos la Provincia el kirchnerismo se queda sin guarida para siempre”. Según dijo en una entrevista reciente en el espacio de Republicanos Unidos, en Space X, “no alcanza con ganar el gobierno nacional para que el kirchnerismo se termine”.
María Eugenia le dio su apoyo explícito a Bullrich aunque eso no necesariamente implicará caminatas y recorridas de la mano. En la misma charla, la ex gobernadora se plegó a la estrategia general: la de mostrar que los indicadores empeoraron con el kirchnerismo y que las propuestas de Milei son inviables porque será, en caso de ganar, un presidente débil, sin mayorías parlamentarias.
Por eso, pidió un “despertar” como el del 2019, que fue un despertar a medias porque Juntos por el Cambio perdió la elección. La referencia estuvo, entonces, no en el resultado sino en el proceso para intentar revertir el mal número. Sin la marcha del “Sí, se puede”, interpelar a los votantes para generar un crecimiento entre las PASO y las generales. Como sucedió en el 2011, en el 2015 o en el 2017. La última ejecutiva permitió levantar ocho puntos, aunque no alcanzó. Pero esa creencia en el crecimiento la llevó a pensar que se puede ganar.