La reciente licencia de Patricia Bullrich a la presidencia del PRO generó algunas demandas dentro del propio partido, especialmente hacia Horacio Rodríguez Larreta, quien pareció ser el principal blanco de un mensaje orientado a sugerirle que adopte una postura similar. La petición, entre líneas, mostró una suerte de requerimiento para que se aparte del cargo de jefe de Gobierno durante la campaña y compita en las próximas elecciones de manera igualitaria sin las ventajas que su posición podría brindarle.
Varios exponentes del bullrichismo celebraron la decisión de Patricia en redes sociales con foco en los "valores" y la "coherencia" de la dirigente. Una de las principales figuras de su mesa chica, Damián Arabia, no dejó pasar la oportunidad para enviar la indirecta al larretismo: "Reglas claras, limpias, no utilizando el cargo para su propio beneficio. Todos los candidatos presidenciales debieran tener las mismas condiciones y seguir su ejemplo".
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Frente a esto, empezó a circular el rumor de un pedido de licencia del jefe de Gobierno a 45 días de las elecciones. Sin embargo, desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no se mostró, de momento, la existencia de una incompatibilidad entre continuar con su gestión y encarar la carrera hacia las urnas. Por el contrario, desde un sector del macrismo se interpretó que, eventualmente, no le quedará otra opción.
La incertidumbre se extendió también a los demás candidatos, especialmente a aquellos que ocupan cargos ejecutivos, como el caso del intendente de Lanús, Néstor Grindetti, quien se encuentra en licencia temporal debido a su asunción momentánea en Independiente tras la renuncia de Fabián Doman, una situación no buscada por el alcalde. Si bien aún no se tomó una decisión, es posible que deba alejarse nuevamente de su cargo para centrarse en la campaña si resulta ser el candidato elegido por Patricia Bullrich para Buenos Aires. Un escenario similar podría caberle a Javier Iguacel, otro de los posibles nombres barajados, actual cacique de Capitán Sarmiento.
En el caso de los candidatos que ocupan cargos legislativos, como María Eugenia Vidal, la situación sería diferente. Si bien aún no decidió si será candidata a presidenta o no, en principio no tendría por qué tomarse licencia, según analizaron desde su entorno. A diferencia de su situación, el corrimiento temporal de Bullrich fue interpretado como necesario y correcto debido a su cargo institucional. No podría competir en una interna por la Casa Rosada con otro miembro de su partido siendo ella la titular del espacio.
Para Cristian Ritondo y Diego Santilli la situación sería similar a la de la ex gobernadora. Frente a la discusión en torno a tomar una licencia durante su campaña apareció un componente estratégico que le cabría a los tres. De hacerlo, dejarían al bloque del PRO con un número reducido de legisladores. Algo poco conveniente para un Parlamento dividido en mitades casi iguales. Por lo tanto, la opción más inteligente pasaría por renunciar para permitir que asuma un suplente o no abandonar la silla. Con cualquiera de estos caminos, el macrismo mantendría su espacio intacto en la Cámara Baja.
Otro apartamiento barajado lo vinculó directamente a Jorge Macri. El alcalde de Vicente López bajo uso de licencia y ministro porteño tendría que renunciar como presidente del PRO bonaerense en caso de consolidarse como candidato y, posiblemente, también apartarse de la conducción de la Cartera de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuando encare la campaña para jefe capitalino.
En conclusión, el bullrichismo aprovechó la licencia de Patricia Bullrich para señalar que Rodríguez Larreta, al manejar la ciudad más rica del país, podría contar con una ventaja debido a su posición. El mandatario porteño todavía no se hizo eco de la indirecta, pero desde un sector del macrismo se analizó que no tendrá alternativa y que en algún momento deberá correrse. Esa posibilidad todavía no fue abordada. Todos los postulantes deberán analizar cuál será la mejor opción para cada uno y para el partido: separarse temporalmente de su cargo o seguir adelante con él mientras corren hacia las urnas.