Schiaretti-gate: falta de acuerdo, cuarto intermedio y guerra PRO

Se montó un escenario para dar una conferencia de prensa conjunta pero como no había "nada para comunicar", ante la falta total de avances, cada dirigente huyó apenas culminó la reunión. Se volverán a encontrar esta semana y todos apuntan al PRO como la traba principal.

05 de junio, 2023 | 18.32

La falta de acuerdo en Juntos por el Cambio es total. El PRO bullrichista, como principal foco de conflicto, se mantuvo firme en su postura de frenar la incorporación de Juan Schiaretti a la alianza aunque no le terminó de cerrar las puertas a José Luis Espert con quien la conducción de Federico Angelini mantiene “buena sintonía”, pero aún sin resultados. Tras el convite, cada dirigente se fue por su lado, un escenario montado en el salón del mítico comité nacional de la UCR quedó prácticamente en soledad, reservado para Gerardo Morales. El resto huyó apenas terminó un encuentro sin avances.

Dos horas. Ese fue el tiempo que lograron reunirse en pleno Congreso con algunos altercados. Por una mala comunicación o falta de comprensión de texto, apareció Ricardo López Murphy a quien se le tuvo que explicar que no podía formar parte del mitin. Entendió que se había convocado una mesa nacional ampliada cuando sólo fue reservada para los presidentes de los cuatro partidos nacionales. Se tuvo que ir, amablemente.

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El que llegó, y por la escalada del conflicto fue recibido, fue Luis Juez, el candidato a gobernador de Cambiemos en Córdoba que este martes estará con Mauricio Macri para recibir su apoyo. “Lo que consigue (Horacio Rodríguez) Larreta, eh”, dijo una figura macrista que se tomó en forma jocosa el acercamiento entre dos figuras históricamente distanciadas. El senador pudo entrar para explicar su postura contraria a un pacto con Schiaretti por la confusión que eso generaría en el electorado de su provincia.

Su exposición y la falta total de acuerdo fueron las excusas para ingresar en un cuarto intermedio sin fecha pero que volverá a encontrarlos reunidos antes del 14 de junio, la fecha límite para registrar las alianzas electorales. Esta semana se definirá todo. El problema “es el PRO”, dijo uno de los dirigentes presentes que se mostró a favor de sumar tanto a Schiaretti como a Espert.

Un dato impactó en el análisis posterior y fue visto con buenos ojos por el bullrichismo. El mensaje de la UCR cordobesa replicado por Mario Negri contrario a esa sumatoria. Cercano a Larreta, el texto fue contundente y animó a los desanimados. La interna PRO "se lleva puesto todo" y será difícil encontrar definiciones tajantes en las provincias. De hecho, los cordobeses se habían abrazado al plan de la Y, con lista que comparta a ambos  precandidatos a presidente.

Algunos calificaron la reunión como “positiva” porque abrió el diálogo. Sin embargo, tal fue el nivel de falta de acuerdo que se montó un escenario para realizar una conferencia de prensa y quedó sólo disponible para el anfitrión, Gerardo Morales. Miguel Ángel Pichetto se fue apenas bajaron de la oficina al asegurar que no había nada que comunicar porque no se alcanzó un acuerdo. Luego lo hizo Maximiliano Ferraro, que también mostró cierta molestia por el freno innecesario para alcanzar un entendimiento. El que más explicaciones tuvo que dar fue Federico Angelini.

Horacio Rodríguez Larreta decidió mostrar los dientes y abrir un camino de no retorno. Las diferencias entre los halcones y las palomas se intensificaron a tal punto que no pareciera haber chance de reconciliación. Esto podría convertirse en un problema a futuro, aunque todavía no quedó del todo claro si la construcción de proyectos excluyentes, a la hora de elegir entre una opción casi suicida como la de Javier Milei o la odiada del Frente de Todos, impedirá retener los sufragios dentro de Juntos por el Cambio.

El jefe de Gobierno decidió ir a fondo y presionar todo lo que se pueda presionar. Buscó los acuerdos, no los consiguió y no sólo aceptó el envido, sino que cantó el vale cuatro. Si Patricia Bullrich en Buenos Aires le declaró la guerra con candidatos en los 135 municipios, incluso los propios, Larreta optó por presentar competencia y, según dicen, ganar. En el caso de la ampliación, se quedó con las peticiones y con la foto de semi unidad detrás de la misión.

No fue casual que se mostrara en la mañana del lunes, poco antes de dos reuniones clave, con Miguel Ángel Pichetto, la última incorporación peronista no K de Mauricio Macri – nada más ni nada menos que para el cargo de vice -. Fue una suerte de recordatorio. No sólo del trabajo conjunto entre ambos, de hecho el referente de Peronismo Republicano apuesta por Diego Santilli en Buenos Aires, sino de la amplitud que supo tener la alianza en el pasado inmediato.

Coalición Cívica, Peronismo Republicano, Unión Cívica Radical y parte del PRO, el larretista, a favor de una ampliación que permita crecer más hacia el centro que hacia la extrema derecha. Con esa foto, el jefe de Gobierno buscará forzar dos cosas. Por un lado, que Bullrich quede en soledad, acompañada por Mauricio Macri, blanco de los archivos de “pactos”. Por el otro, que ese aislamiento no permita más que aceptar la rendición.

Esto último pareciera una misión difícil de lograr. Federico Angelini dejó en claro este lunes que el bullrichismo no abandonará la pelea y que mantendrá su postura contraria a esta incorporación. Algo que también dejó en claro Damián Arabia, el otro armador en el interior de Patricia que se encargó de asentar que la ex ministra no pacta. ¿Mauricio Macri sí? Ya lo hizo.

La estrategia de Larreta

Al no conseguir la unanimidad en la mesa nacional, a Larreta le quedaría otra carta en la mano, ya considerada pero aún no definida: la convocatoria al consejo directivo del partido. Éste se conformó como la máxima autoridad del PRO y está compuesto por 21 miembros titulares elegidos por los afiliados en elecciones internas directas además de los presidentes de cada uno de los distritos donde esté constituida la fuerza política y, finalmente, por el apoderado titular.

Para Angelini, el consejo ya se reunió, lo mismo la asamblea. Y las alianzas, para formalizarse, necesitarán de dos firmas complementarias y antagónicas. La suya, del bando bullrichista, y la del secretario general del partido, Eduardo Machiavelli, del larretismo. Dada la falta de consenso, no debería prosperar el acuerdo para incorporar los nombres, en especial el de Schiaretti, el de Espert todavía puede seguir en discusión.

Pero el sector del jefe de Gobierno confía en que podría convocar al consejo y tener los números. Allí, Machiavelli, el primer horacista en la nómina de conducción del partido, podría tener una llave interesante dado su vínculo con las provincias. Se da la particularidad de que el PRO, en el interior, es bastante acéfalo y muchas veces termina respondiendo a sus propios intereses. También, al estar tan relegado el larretismo en la nómina de autoridades, el llamado a esta instancia podría prolongarse más de lo deseado.

La intención de Larreta, a fin de cuentas, es garantizar que todos estén adentro de Juntos por el Cambio para evitar la dispersión y no favorecer a Milei pero, mientras tanto, favorecerse a sí mismo. Al eliminar una opción moderada externa para incorporarla como propia, el jefe de Gobierno absorbe contrincantes y se fortalece. Al sumar una alternativa dura pero darle su apoyo, como es la de José Luis Espert, debilita a su principal contrincante, Patricia Bullrich.

Los que decidieron mantener la resistencia apuntaron contra el jefe de Gobierno y su desesperación por, según analizaron, los malos números en las encuestas. “El que va perdiendo es el que quiere cambiar las reglas del juego”, dijo un importante dirigente del macrismo al señalar que la ampliación es, en realidad, una expresión de la debilidad larretista.

En Uspallata, sin embargo, se vio otro escenario. Salvo Mauricio Macri y la mencionada ex ministra, el resto se mostró en unidad. Será el factor de poder que buscará esgrimir Larreta. ¿Eso quiere decir que los otros dos dirigentes perdieron peso en el armado? No. Pero uno es ex presidente sin candidatura – un poco el cuestionamiento que le hizo Elisa Carrió – y la otra será mostrada como la impredecible e inconveniente para la sociedad y el empresariado.

En este contexto, el bullrichismo se abrazó a su bola de cristal. Que Larreta quiere alianzas con el peronismo no kirchnerista no es nuevo. Que pensó en Schiaretti hace tiempo, tampoco. De hecho, en un armado ideal, hubiera optado por un vice radical y un jefe de Gabinete peronista. Las bajas mediciones de Gerardo Morales y los problemas de salud del jujeño podrían dar vuelta los planes.

En siete días se realizará la Convención nacional de la UCR, presidida por Gastón Manes, en la que se ratificará la permanencia dentro de Juntos por el Cambio. A partir de allí, y ya sin demasiado tiempo para mantener el suspenso, deberían definirse las candidaturas que, hasta ahora, no mostraron demasiadas certezas en los acompañamientos.

“No podía ser coincidencia que (Larreta) rompiera Juntos por el Cambio en todas las provincias”, dijo una persona de confianza de Bullrich apenas lanzada la interna el domingo a la noche. Para los halcones, el jefe de Gobierno hace tiempo empezó una cruzada para forzar el quiebre de la alianza y armar su propio espacio. No quiso cerrar filas en Tierra del Fuego, también se resistió en Salta y le tuvo que soltar la mano a su ex armador, Omar de Marchi, en Mendoza para no fragmentar el armado en un distrito propio.

La elección interna se planteó como “el aparato versus la política”, dijo un colaborador estrecho de un candidato de primera línea de Patricia Bullrich. Ella con el megáfono, Larreta con la pauta y las réplicas de anuncios en todos los canales y portales aunque los movimientos de estos días fueron estrictamente políticos. El punto aún desconocido es el lugar de llegada, hasta dónde seguirá la pelea que enfrentó a dos conductores de un gobierno que consideraron ganado antes de jugar el partido.

"El objetivo es no romper", se dijo al final de la reunión de presidentes de Juntos por el Cambio salvo que alguno tenga "vocación de romper". Ante la consulta sobre un posible quiebre de la alianza, uno de los presentes en la reunión, no macrista, aseguró que, a partir de ahora, se abren múltiples escenarios. En una semana podría confirmarse el armado o terminar de explotar por los aires.