La oposición se reconfigura en la provincia de Buenos Aires, tanto en su vínculo con el oficialismo como interno. La renuncia de Néstor Grindetti a la mesa bonaerense de Juntos dejó múltiples interpretaciones sobre las causas, las razones políticas, las nuevas relaciones locales, el impacto en las negociaciones con el gobierno y en el futuro electoral. Muchas especulaciones, también varias desmentidas y un factor que no pocos dirigentes vienen marcando: la acefalia PRO en el territorio más populoso del país, la falta de orden y líneas claras. Esta semana los intendentes del macrismo deberían encontrar el reemplazo y dejar atrás la situación para encarar algo que sucede en el mientras tanto, el camino hacia los comicios del año que viene con fuerte injerencia de las distintas figuras nacionales para apuntalar sus nombres.
Grindetti dejó su lugar en la mesa de Juntos, donde oficiaba como negociador entre la oposición y el oficialismo, por la difícil tarea de encauzar los intereses contrapuestos y cruzados. Ante las distintas posiciones, por los resultados parecen irreconciliables, el intendente de Lanús se corrió del rol. Se la hicieron muy difícil por no decir imposible. De hecho, ese desgaste, cansancio y, en cierto punto, frustración ante la falta de avance en acuerdos está íntimamente relacionado a la actitud amarilla en la provincia. Muchas de las trabas fueron PRO.
En ese movimiento de fichas internas, el rol de Mauricio Macri. Su protagonismo público como posible candidato presidencial y su apoyo a Cristian Ritondo, nombre de María Eugenia Vidal, lo hicieron una figura central de cada cambio político. Para un sector, la salida de Grindetti no es un buen antecedente y todavía no se puede medir el impacto a futuro pero sí modificará la configuración en la mesa de Juntos, del PRO y de los intendentes. En ese marco, su salida se interpretó como parte de una orden macrista de complicar ciertas negociaciones legislativas con el gobierno local. Esto, sin embargo, no fue convalidado cerca del jefe comunal de Lanús porque, dada su buena relación personal con el ex presidente, no lo expondría de esta manera.
Grindetti fue la persona que funcionó como jefe de campaña de Diego Santilli el año pasado, se encargó de lograr el consenso político entre los intendentes (salvó Jorge Macri que resistió hasta el final) para abrirle las puertas al entonces vicejefe de Gobierno y hoy optó por construir un espacio que también funcione como nexo entre los jefes comunales y el gobierno bonaerense pero que también ponga un candidato local el año que viene. Ese espacio es Hacemos pero según explicaron dos fuentes vinculadas al armado, nada tuvo que ver con su renuncia. Tanto él como Julio Garro, otro de los armadores, siguen en el PRO y la renuncia no fue al partido amarillo. Hacemos es una herramienta electoral para sumar a quienes no se sumarían bajo el sello PRO.
Estas ideas y vueltas o acciones sueltas no son nuevas ni sorprendentes para quienes caminan la diaria bonaerense. El PRO está desorganizado en el distrito, cada uno hace lo que quiere y eso marca una suerte de pérdida de rumbo. No hay referencias claras y sí hay muchas líneas internas que, eventualmente, deberían acomodarse.
Por lo pronto, la tarea próxima será definir un sucesor de Grindetti en la mesa de Juntos para trabajar en tándem con Maximiliano Abad. El presidente de la UCR bonaerense ya venía desempeñándose en ese rol junto al mandatario de la tercera sección electoral y ahora deberá ver quién es su nuevo compañero en la travesía. Como titular del partido y del bloque en la Cámara de Diputados provincial, ese lugar es casi natural. Los proyectos en discusión con el FdT son varios, la mayoría de orden parlamentario pero con impacto en los municipios. La persona que se sume debería llegar por consenso con todas las partes.
A nivel electoral, el panorama amarillo está dividido en cuatro. Por un lado Ritondo, el nombre de Vidal y Macri. Por otro, Santilli por el bando de Horacio Rodríguez Larreta. Se les suman Javier Iguacel, un local de Patricia Bullrich, y la pretensión de los intendentes por lograr algo similar a su par de Capitán Sarmiento pero con otra forma de construcción, sin la confrontación ciega ni el discurso extremo. En ese difícil contexto, probablemente la batalla sea directa con el Frente de Todos y, en el mejor de los casos, sin internas entre ellos sino con un radical. La opción libertaria no está clara pero probablemente no sea muy fuerte por lo que no habría un contrincante similar para JxC. La forma de "robarle" votos a esta alianza sería con el arrastre que la boleta nacional de Javier Milei pueda provocar, en caso de no acordar con la coalición.
En ese contexto, Ritondo pintó paredes junto al nombre de Macri como candidato a presidente aunque él no confirmó la carrera y optó por no apoyar a nadie antes de tiempo. Por eso lo llamativo de la situación. Por el lado de Santilli, los apoyos de dirigentes locales, de territorio y de aliados de coalición son un factor a mostrar por este tiempo. El "colo" recibió algunas encuestas estos días y los números le dan buenos indicadores de conocimiento, imagen positiva e intención de voto. Inmersos en una situación extraña en lo que refiere a la relación entre sociedad y clase política, el tono disruptivo será una clave. Más que el contenido, la forma, el cómo se comunica y una firmeza adecuada a la opinión pública.
En el caso de la construcción porteña para la Nación, la situación es un tanto similar. La aparición de ciertas figuras obligó a medir lo novedoso, factor que podría plasmarse en caras "por fuera" del sistema tradicional o con un discurso más patea tableros. Sin embargo, las temáticas a abordar serán las más antiguas de cualquier elección, con economía y seguridad a la cabeza y un poco más abajo, aunque sin descuidar, la salud y la educación.
En provincia, la agenda de Santilli es más amplia. El candidato de Larreta le dedica varias horas de agenda al armado de un plan de gobierno y se asesora con distintas figuras pese a la distancia que todavía separa a la actualidad de las urnas. En la ruta de trabajo las temáticas que pican en punta son la seguridad, la producción, el empleo, la infraestructura, la descentralización, la regionalización de la provincia, el sistema de salud y el sistema educativo.