La mesa está convocada pero algunos comensales ya se excusaron elegantemente. La mesa política del Frente de Todos con vistas a las elecciones 2023 se reunirá el próximo jueves 16 en la refaccionada sede del PJ Nacional de la calle Matheu pero tanto la vicepresidenta Cristina Kirchner como el diputado Máximo Kirchner adelantaron que no asistirán aunque sí habrá "varios" representantes del kirchnerismo. Casi seguro el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, y el ministro bonaerense Andrés Larroque, estarán entre ellos. También se sentarán delegados de los gobernadores, intendentes, de la CGT, de la CTA y de las organizaciones sociales. El saliente jefe de Gabinete Juan Manzur, el ministro de Economía Sergio Massa y el canciller Santiago Cafiero seguramente acompañarán a Alberto Fernández como parte del Ejecutivo. Todavía hay diferencias sobre los alcances de la nueva instancia partidaria.
El anuncio de la convocatoria salió desde la oficina del vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, que además es apoderado del PJ y quien se viene encargando de contactar a cada sector del oficialismo. De proverbial perfil bajo, Olmos cultiva desde un segundo plano vínculos con todos. "A la reunión concurrirán los representantes de los distintos espacios políticos del Frente de Todos", anunciaron sin dar precisión más allá de lugar, fecha y hora. Desde el Senado, rápidamente descartaron que la vicepresidenta sea de la partida. Por cierto, Cristina siempre le escapó a las actividades partidarias y de armado político.
"Hace tiempo que reclamamos una mesa política donde yo no quiero estar, pero corresponde que estén otros compañeros y compañeras. Hay que sentarse a hablar, no es conveniente ir a la elección con un grado de distorsión tan grande respecto de la realidad política", adelantó días atrás Máximo en la entrevista con El Cohete a la Luna. Las diferencias cada vez más notorias con Alberto y su entorno lo mantendrán prudentemente lejos de las reuniones aunque, es de imaginar, cerca de lo que se discuta. Un punto importante de divergencia entre la convocatoria imaginada en la Casa Rosada y el kirchnerismo es acerca de qué se debatirá.
Uno de los que habló en ese sentido fue el secretario de los Canillitas, Omar Plaini. Dijo que, a su entender, los primeros dos temas que debería tratar la mesa eran que "la representante principal del espacio está proscripta" -en referencia a Cristina- y, el otro, "cuál va a hacer la orientación conceptual" de la gestión, cosa que dijo comenzó a desdibujarse desde la fallida estatización de Vicentín en adelante. Nada que la Rosada quiera atender. En cuanto a las PASO, ya es tarde para suspenderlas. Pero en el kirchnerismo siguen viendo absurdo la posibilidad de que el Presidente compita contra otros precandidatos. "¿Y si pierde contra un ministro?", evaluaban sobre el día después.
Según la idea de Alberto, será una mesa para desarrollar la estrategia electoral, nada más. "¿Qué significa eso? ¿Vamos a discutir cómo va a ser el logo y el color de las boletas?", ironizaban en el Instituto Patria. Allí explicaban que no había intención de discutir sobre la gestión del Gobierno hacia atrás, tipo auditoría. Pero sí pensar juntos medidas para los próximos meses para llegar mejor a las elecciones. "Tienen que ser políticas para convencer que nos vuelvan a votar quienes en su momento nos acompañaron", sostenían.
Luego del episodio de la semana pasada que motivó una pelea pública entre Wado de Pedro y colegas de gabinete como Victoria Tolosa Paz y Aníbal Fernández, el kirchnerismo cambió de estrategia y abandonó los cuestionamientos públicos al Presidente. En un acto junto a la titular de la Anses, Fernanda Raverta, Wado llamó a "dejar las discusiones internas de lado" y "poner nuestro corazón al lado de las necesidades de nuestro pueblo, que ese es el único compromiso que tomamos en el 2019: gobernar, gestionar para los que menos tienen". El ministro es uno de los posibles precandidatos que podría poner en juego el sector más cercano a la vicepresidenta.
Pero Alberto continúa decidido a seguir su agenda de recuperación de centralidad política, algo que pone nerviosos a varios en el kirchnerismo que desearían que el Presidente desista de cualquier ambición reeleccionista. Sus periódicas salidas al interior y al Conurbano esta vez lo llevaron a Tucumán, donde confirmó la renuncia definitiva de Manzur como jefe de Gabinete para dedicarse a la campaña de Osvaldo Jaldo para la gobernación. Suenan como posibles reemplazantes el embajador en Brasil, Daniel Scioli, y el titular de la AFI, Agustín Rossi. Por la noche, ya de vuelta, Alberto recibió en Olivos a una delegación de intendentes de la primera y de la tercera sección electoral, en una reunón casi en espejo de la convocada la semana pasada por Máximo Kirchner como titular del PJ Bonaerense. Todo parece en discusión.