Mauricio Macri estará este martes en un encuentro de equipos de gobierno de Patricia Bullrich, una de las contrincantes en la interna PRO. Horacio Rodríguez Larreta, su oponente partidario ya declarado, no está invitado a la reunión que funcionará como la presentación de un plan y su tropa ejecutora frente al líder espiritual y político del espacio. El ex presidente, que estuvo con el jefe de Gobierno en una reunión de gabinete porteño a fines de abril, ahora también se mostrará con la halcona amarilla, todavía sin dar definiciones sobre su futuro ni sobre su apoyo.
El encuentro será el martes a las 10:30 en el Yacht Club de Olivos. Si bien se interpretó como un apoyo a Bullrich, en su entorno optaron por defender la competencia y la potencia del espacio, así como de sus candidatos, para ganar la interna con los otros partidos de Juntos por el Cambio. Como ejemplo de eso, su participación en la reunión del gabinete de Larreta hace poco más de un mes, donde ofició como el líder.
Bullrich ya había encabezado un evento similar hace dos meses. En esa ocasión, como contó El Destape, la ex ministra de Seguridad también colectó apoyos de Mauricio que decidió aportarle figuras de su tropa, de su círculo más cercano, para darle volumen pero también organización. En ese entonces, al ex presidente le había molestado que Patricia asegurara que no sería candidato y optó por evitar errores innecesarios.
En esa reunión estuvieron, por ejemplo, Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos durante la gestión anterior; el ex canciller Jorge Faurie; y Horacio Reyser, ex funcionario de la Secretaría de Relaciones Internacionales de Cancillería, un hombre fundamental para el acuerdo Mercosur – Unión Europea. Ahora, el ex presidente también dirá presente y estará en el encuentro que algunos interpretaron, fuera de este armado, fue organizado para demostrarle a Macri que ella tiene plan y equipo.
Macri optó por jugar para todos. Todavía no quiso declarar sus simpatías públicamente y en el desfile mediático de la última semana se encargó de mencionar a cada uno de los presidenciales. Larreta, Bullrich e incluso María Eugenia Vidal son los posibles competidores en la carrera por la Casa Rosada y todos esos nombres salieron de la boca del líder PRO.
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Sin embargo, el suspenso se mantendrá hasta abril de 2023. Así lo dijeron los distintos equipos de los candidatos consultados por este medio y también lo sostuvo Mauricio en su desfile por los canales de televisión. Las razones de esa demora son varias. Por un lado, al ex presidente le conviene retener la centralidad política lo máximo posible. Estirar los plazos lo dejaría en el centro de la escena por bastante tiempo para, llegado el momento, convertirse en el gran elector.
Por otra parte, la teoría “para rayos” que el PRO ve en el radicalismo y aspira a consolidar. Tener muchos candidatos permite diluir, licuar “ataques” o el desgaste lógico de la política. Si sólo hubiera un postulante, todos los dardos estarían dirigidos a esa persona pero al tener dos, tres o incluso cuatro, los escudos protectores se multiplican y las erosiones se diversifican.
Incluso la aparición de Macri también ayudó a desviar el foco en otras figuras. El gobierno nacional eligió convertir al ex presidente en el enemigo ideal al recordar los indicadores negativos en materia económica durante su gestión. De hecho, un poco atrás en el tiempo pero no tanto, el Frente de Todos logró colar la discusión por la deuda con el FMI en la campaña 2021 recién cuando el líder PRO metió la cola en la carrera electoral legislativa.
La preocupación por el plan
“Todos quieren competir, y todos los curas quieren ser Papa”, una frase que el ex presidente repite hace meses y volvió a sacar a relucir esta semana en una entrevista con LN+. Pero “lo importante es saber para qué queremos volver al poder, y que haya consistencia, coherencia, mucho diálogo dentro de la coalición, todas cosas que en el vértigo de 2015 no estuvieron”, agregó.
La existencia de un plan se convirtió en el faro de la oposición. Lo dijeron los focous group y se abrazaron a ese objetivo como quien abraza a una bolsa caliente en pleno invierno. El problema es que todavía nadie pudo presentar una hoja de ruta, sólo su título. Por eso, en el último almuerzo partidario el ex presidente exigió una mejor y mayor comunicación entre cada uno de los equipos, en particular los económicos, para poder ofrecer el horizonte y darle argumentos al “para qué” quieren volver a ser gobierno.
“Es importante quien va a liderar, pero es más importante saber qué y cómo vamos a hacer para modernizar el país, volver al mundo, derrotar el narcotráfico, salir de este proceso de inflación, dar estabilidad a los argentinos”, sostuvo Macri en los últimos días. Si bien la oposición puso varios equipos a trabajar en temas diversos, la economía se convirtió en la preocupación central de ese plan, principalmente por ser la base de cualquier otra iniciativa posible.
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Ejemplo de ello, la cuestión social. Una persona encargada de diagramar las propuestas aseguró que el ajuste no puede darse en esa materia pero, al pregonar “déficit cero”, todavía no se determinó de dónde saldrán los recursos. Para ello hay varios equipos. Hernán Lacunza coordina dentro del PRO pero es más cercano a Larreta. Luciano Laspina trabaja con Bullrich y es próximo a Macri. A Guido Sandleris nadie le puede definir una terminal, trabaja para varios, y Carlos Melconian es autónomo, candidato ministerial para todos. Esos distintos trabajos deberían unificarse pronto, según el ex presidente, para mostrar el rumbo.
“Yo no me he anotado, me siento comprometido porque amo este país, pero hoy prefiero poner mi energía en que tengamos un plan coherente”. Una frase que puede sintetizar toda la situación. Porque, eventualmente, “la gente va a elegir y después de las internas vamos a ser un mismo equipo, hay que saber competir con altura, vamos a elegir a quien sepa compartir el poder y conducir con generosidad”. Y el plan tiene que ser, al menos en líneas generales, el mismo para todos.