Recién llegado al país, Mauricio Macri hizo dos cosas. Por un lado, dijo estar a disposición de la Justicia pero decidió no presentarse a la indagatoria por el espionaje a los familiares de las víctimas del ARA San Juan. Por el otro, dejó en claro que no es un jubilado político y le abrió la puerta a una candidatura presidencial en 2023. Ante voluntarios y fiscales PRO, el ex presidente pidió sumar controles en la elección para evitar trampas electorales y confió en que el próximo gobierno será de Juntos por el Cambio. Para eso, en el PRO esperan sacar el 45% de los votos el 14 de noviembre, un número que les permitirá llegar con confianza al próximo año impar.
Macri volvió a la Argentina después de casi un mes en el exterior con el discurso del perseguido político. Junto a sus abogados, decidió no presentarse a declarar por la causa que investiga el espionaje a familiares de los submarinistas porque, según quiso argumentar, se violaron sus garantías y no le aseguraron el debido proceso y defensa en el juicio. Minutos después de comunicar su faltazo a una indagatoria, se sumó a un Zoom con voluntarios y fiscales PRO para arengar la participación electoral y, con el cuco del fraude, incrementar los controles el 14 de noviembre.
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Después de las PASO, Juntos por el Cambio comenzó a alentar la posibilidad de llegar al 45% de los votos en las elecciones generales, el “número mágico” que permite poner un Presidente, según se explicó en el encuentro. Para la oposición, hoy tienen el 40% consolidado y eso se debió, en parte, a un incremento en la fiscalización. “Tenemos que ir y votar, pero además necesitamos gente que entienda que hay que contar los votos porque el poder, que puede ser muy perverso cuando no se usa para construir, los perversos que lo tienen están dispuestos a conservarlo de cualquier manera”, les dijo Macri al puñado de cientos de personas presentes en la charla virtual.
Tirado desde el sillón de su casa, el ex presidente dejó varias definiciones a futuro. Negó haberse desentendido de los cargos públicos. “No tengo edad de jubilación, se que estoy acá y tengo en claro a lo que me comprometí con todos ustedes”, dijo ante la consulta de un militante tercerizado. Para cumplir ese compromiso, “lo más importante era mantener la unidad y darle espacio” a todos aquellos dirigentes que tienen la vocación de ser protagonistas, pero “en el '23 la gente decidirá”. Y dejó, como anticipó El Destape, la puerta abierta a una candidatura.
Hoy, Macri mira tres factores. Por un lado, la posibilidad de que la imagen positiva de Horacio Rodríguez Larreta deje de crecer, incluso que baje. Por otro, que la suya comience a incrementarse gracias a la amnesia que provoca el paso del tiempo. Finalmente, la funcionalidad de Patricia Bullrich con un discurso muy similar al del ex presidente que le puede jugar a favor. Si la ecuación arrojara un 1% de posibilidad de participación, la tomará. “Hay que competir con generosidad, entendiendo que tenemos que ser un gran equipo”, aclaró en el envión electoral.
En ese camino, el ex presidente tomó la victoria del 12 de septiembre como propia. Pese a no haber formado parte del proceso de cierre de alianzas y de listas, dijo que el espacio le dio “una alegría enorme en las PASO, sorprendieron a muchos pero no a mi porque siempre creí en los argentinos”. Ese resultado se plasmará, analizó, en un incremento del caudal de votos en noviembre y usó una metáfora para describir el rumbo del país: “Somos como el cangrejo, vamos dos pasos para adelante y uno para atrás para ahí sí, definitivamente, empezar a caminar para adelante y nunca más para atrás que es lo que pienso que va a pasar” después de los comicios generales.
Para él, la Argentina tiene que tener reglas para permitir el cumplimiento de los sueños porque “nada funciona si vivimos en la arbitrariedad que lleva al atropello de otros, una minoría que se cree en el derecho, con el poder que uno les da, de someternos en lugar de servirnos”. Quien sea Presidente, analizó, tiene que creer en el mérito, en el progreso personal, y no ir contra él.
Para conseguirlo, dijo, será necesario garantizar que en noviembre “unos vivos no cuenten mal y respeten la voluntad de los argentinos”. Uno de los argumentos fundamentales de la oposición para sumar fiscales es instalar el miedo al fraude y poner un manto de sospecha sobre un sistema electoral que nunca tuvo denuncias sólidas en su contra.
Ese control será clave para terminar con un Gobierno de “ineptos, mafiosos, inmorales” porque la “rebelión de los mansos está generando una oportunidad que no hemos vivido en el pasado”, en relación a la organización opositora. Para el ex presidente, todavía queda mucho tiempo de crisis porque las complicaciones económicas recién están empezando y, aunque no acompañaron el proyecto del Frente de Todos, también impactarán en los votantes de Juntos por el Cambio.