"Los gordos" de la CGT y el PJ anti K tejen alianzas para un poscristinismo

El sector antikirchnerista del oficialismo ya comenzó a moverse pensando en 2023. Creen que la exclusión de CFK es una oportunidad. El factor Schiaretti.

15 de diciembre, 2022 | 00.05

Con algunos días de delay que pueden culparse al calor, al mundial o al estupor, no necesariamente en ese orden, comienzan a verse dentro del Frente de Todos los primeros movimientos en respuesta a la exclusión de Cristina Fernández de Kirchner del escenario electoral para 2023. Mientras el kirchnerismo todavía encaja el golpe, en otros sectores ya puede percibirse un hormigueo novedoso. 

Por primera vez en muchísimos años, el escenario está completamente abierto. CFK intentará conducir la fracción mayoritaria, pero cada vez encuentra sus límites un poco más cerca, entre el peligro que pesa sobre su vida y la de su familia y la implacable campaña de persecución judicial y mediática montada en su contra. La coalición que se vio en La Plata será puesta a prueba hasta el día en que se cierren las alianzas.

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A pesar de la intensidad inédita de las adversidades, ella ha demostrado que cuenta con herramientas para volver a conducir al peronismo hacia un triunfo electoral. Su capacidad estratégica y el apoyo popular que aún concita, incomparable al de nadie más en la política nacional, no pueden despreciarse. ¿Alcanzarán, en todo caso, para destrabar el candado institucional mafioso que somete al país a una subdemocracia?

Otros tienen otros planes. Dirigentes que ya abandonaron el barco una o más veces evalúan una nueva defección. En intentos anteriores, les falló la matemática: a lo largo de los años, sistemáticamente sacaron un tercio de lo que anhelaban al comienzo de su aventura. Está por verse si aprendieron a sumar. La polarización que cunde haría pensar que no, pero no soy calculadora así que no opino.

Los medios informaron que el lunes, en el Consejo Federal de Inversiones (el Salón de la Justicia de la Liga de Gobernadores), los anfitriones recibieron a la CGT. En rigor de verdad, a esa reunión no asistió la central obrera, porque no estuvo invitado, entre otros, el triunviro Pablo Moyano, sino el Movimiento Nacional Sindical Peronista, que es el instrumento electoral que lanzaron "los gordos" el último 17 de octubre en Obras Sanitarias.

Los gobernadores, que se habían reunido para evaluar una respuesta conjunta en caso de que la Corte Suprema falle a favor de la ciudad de Buenos Aires en la causa por la coparticipación que entregó Mauricio Macri a la capital por decreto, no tienen una posición unificada sobre casi ningún otro tema, y mucho menos sobre la estrategia electoral del Frente de Todos para 2023.

El cabildeo seguirá tanto como lo permita el calendario y continuará después de las fiestas. Por estas horas se estaba terminando de confirmar una reunión entre gobernadores e intendentes para la semana que viene. Son encuentros donde, una vez más, difícilmente haya un acuerdo unánime, pero comienzan a tejerse alianzas y verse sus contornos. Será una prueba de fuego para ver si los aventureros consiguen ampliar su apoyo.

Les va a resultar cuesta arriba. En Alberto Fernández no van a encontrar un aliado. El Presidente, que hubiera sido el líder natural de esa facción, nunca tomó el bastón. Hoy no lo sientan a la mesa de decisiones. Sergio Massa ató su futuro al de este gobierno y su alianza con CFK goza de buena salud. Sin una cara visible que pueda proyectar a ese sector a la vidriera de candidatos, las opciones se acortan.

Por si no hacen pie en el Frente de Todos, algunos dirigentes inquietos ya comienzan a mirar de reojo hacia afuera. El cordobés Juan Schiaretti, un favorito para esa tribuna, hace guiños de tirarse a la carrera nacional, como cada cuatro años. Esta vez, a diferencia de las anteriores, es eso o irse a casa. ¿Su salud delicada le permitirá encarar el arduo camino que significa una candidatura presidencial y luego, quizás, cuatro años de gobierno?

Mientras se guarda la respuesta a ese interrogante, el cordobés comenzó a armar junto al exgobernador de Salta Juan Manuel Urtubey un espacio para, sorpresa, “correrse de la grieta” en el que esperan incorporar a sectores del radicalismo, incluyendo a Facundo Manes, del PRO, como Emilio Monzó, y del Frente de Todos, como los gordos y algunos gobernadores e intendentes.

Un problema de esa alquimia es que ninguna opción peronista podrá gobernar ignorando el punto que muchos millones de votantes quedarán sin representación a causa de que CFK estará proscripta el año que viene. El que crea que puede gobernar una Argentina en paz si no se soluciona esa injusticia que detona las bases del contrato social, conoce poco la historia.