Los dos sombreros de Sergio Massa, el ministro candidato

Agenda recargada acercándose a las PASO. El rol de CFK en la campaña y el plan para pagarle al FMI. Principio de acuerdo: el viernes puede firmarse.

18 de julio, 2023 | 09.41

El FMI es el más importante, pero no el único de los problemas que debe enfrentar Sergio Massa en su rol simultáneo de candidato y ministro de Economía. Ese doble sombrero por momentos parece una carga demasiado pesada, acaparando cada minuto de una agenda sobrecargada y sin ninguna garantía de éxito.

Pero está atado a ella: a pesar de algunas especulaciones en sentido contrario, ya descartó la idea de dejar su despacho después de las PASO para dedicarse de lleno a la campaña. La sola mención de esa posibilidad empiojaba las negociaciones con el Fondo. Massa será ministro hasta el 10 de diciembre y después lo que decida la sociedad argentina.

Luego de tres meses de pulseada, el acuerdo con el organismo multilateral aparece como una realidad en el horizonte. La varias veces postergada misión que encabezan el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur, en representación del MECON, y a Lisandro Cleri y Pablo Carrera, por el BCRA, partió anoche.

Esta misma tarde serán las primeras reuniones a las que luego se sumará el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, encargado de la letra fina respecto a las metas fiscales que están en discusión. Solamente si no aparecen obstáculos inesperados, Massa abordará un avión el jueves por la noche para ponerle la firma al acuerdo técnico.

Los detalles del acuerdo están guardados hasta que se firme por una cláusula de confidencialidad. “Hasta el viernes”, se le escapa cuando habla en confianza. Será un puente que permita transitar los meses que quedan hasta fin de año. En diciembre, quien asuma la presidencia, deberá volver a iniciar conversaciones.

En sus proyecciones, la balanza comercial del 2024, impulsada por el rebote del agro tras la sequía y el crecimiento del sector energético, puede tener un saldo positivo de 43 mil millones de dólares. Si gana, planea usar ese excedente para cancelar cada trimestre una parte del capital adeudado al FMI. El plan “Pagar para sacarlos del país”.

Mientras tanto, redobla esfuerzos de campaña: la veda de actos de gobierno que comienza el jueves obligó la multiplicación de citas en la previa. La prohibición alcanza a los anuncios, por lo que se apagan las chances de una medida de ingresos antes de las PASO. Massa no cree que una suma fija sea inflacionaria pero sí que debe salir con apoyo de la CGT.

El lunes voló a Paraná para inaugurar viviendas y a la vuelta el avión aterrizó en Ezeiza para el acto por los quince años de la estatización de Aerolíneas Argentinas con Cristina Fernández de Kirchner. La jornada terminó a la noche, en su oficina, reunido con el embajador chino, Zou Xiaoli, que le ratificó el apoyo de su país en el directorio del FMI.

No va a ser la última vez, antes de las PASO, que la vicepresidenta y el candidato compartan escenario. El pedido que había hecho Máximo Kirchner para que su madre se involucre en la campaña hizo efecto. Ya es el tercer acto en conjunto, y esa sucesión marca, de alguna forma, una agenda clara: derechos humanos, energía, Aerolíneas Argentinas.

Hoy la agenda de Massa incluye actos en Merlo, Lomas de Zamora y Quilmes pero también videoconferencias con el secretario de Estado alemán y con el jefe de asesores económicos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Dos sombreros. El trajín le pasa factura. La contracara de su hiperactividad es un desgaste que empieza a notarse.

De cara al 13 de agosto, su apuesta es consolidar un tercio de electores que lo deje con expectativas de entrar al ballotage. Después va a ser otra campaña. Los resultados de las PASO en Santa Fe encendieron la alarma: si la elección se polariza demasiado rápido, el peronismo puede quedar afuera de discusión demasiado rápido.

Por eso, al igual que CFK, Massa habla de defender valores y derechos conquistados y ensaya autocríticas por este gobierno. No va a perder un segundo defendiendo el legado de Alberto Fernández. Demasiado trabajo tiene ya con sus dos trabajos. Es una campaña de supervivencia. Va a ganar quien llegue más entero al ballotage.