El resultado de la PASO en Santa Fe le generó algunos tambaleos al edificio bullrichista. Si bien no se creyó correcta la nacionalización de los frutos de comicios primarios, locales y con voto estratégico, fue imposible no encontrar ganadores y perdedores en las figuras de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Para el jefe de Gobierno, el triunfo fue tan contundente que volvió a la provincia sólo cuatro días más tarde para presentar propuestas. Para la ex ministra de Seguridad, los votos santafesinos la preferirán a ella a la hora de elegir la categoría presidencial de cara a las elecciones 2023.
¿Sirvió o no sirvió nacionalizar la elección en el sprint final? ¿Sirvió o no sirvió el discurso de la extrema seguridad? Algunas de las preguntas que quedaron flotando después del domingo y que este fin de semana, con los comicios en Córdoba capital, podrían encontrar, no respuestas pero sí curas o profundización de heridas.
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A Bullrich no le hizo gracia perder las PASO. Por perfil, el candidato más cercano a su intención de construcción era Maximiliano Pullaro, pero la cercanía con Federico Angelini, una persona muy próxima a Mauricio Macri y parte de la mesa reducida de Patricia, la ubicó en la vereda contraria. Apoyó a la postulante que apareció como la revelación en 2021 pero que, a la hora de generar confianza, no logró convencer. Un don que mostró Bullrich: desde el discurso, mostrarse sólida en los actos que no realiza por no tener un cargo ejecutivo.
Carolina Losada endureció el discurso todo lo que pudo pero no le alcanzó, no se le creyó. Pero, además, su contrincante fue ministro de Seguridad, tuvo una postura mucho más firme en la materia y generó más confianza. Por eso, el bullrichismo no vio, a priori, una afectación a la construcción de la mano dura. El problema fue que se ubicó en la vereda equivocada.
Bullrich se cuidó de no hablar mal de Pullaro y él le pidió que lo acompañe para hacer campaña camino a las generales. Todos juntos. Según los datos halcones, Patricia está mejor posicionada en Rosario que Larreta. Y los votos del candidato a gobernador irían, en mayor medida, hacia la presidenta del PRO en uso de licencia y no hacia el jefe de Gobierno, pese a que el radical le dio su apoyo. Esto fue interpretado como una expresión de deseo por quienes sí celebraron el domingo.
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Entonces, si no fracasó el discurso de la seguridad extrema y la militarización total, el error estuvo en el mensajero. En este caso la mensajera. Los datos de una derrota estuvieron tiempo antes de las elecciones. Y ese mismo error, para los más combativos, sería el cometido por Larreta. Mostrar una posición dura que no cree nadie.
Si ese no fue un problema, ¿la nacionalización de una elección provincial fue la equivocación? En principio, no se lo leyó así. Se consideró que hubo mucha provincialización pese a los cruces en medios de comunicación que, en teoría, le darían la derecha a quien mantenga una posición menos belicosa hacia dentro de la alianza. Sin embargo, los hechos demostraron que en los últimos diez días hubo una escalada que alcanzó a los dirigentes a nivel país, tanto en Santa Fe como en Córdoba, donde hubo dos derrotas resonantes.
Con estas dos fotos, el análisis de las próximas grandes elecciones. En Córdoba capital y en Chubut, las dos previas la la PASO, habrá unidad. En Buenos Aires, Diego Santilli y Néstor Grindetti están imposibilitados de nacionalizar la campaña, al igual que Rogelio Frigerio y Pedro Galimberti en Entre Ríos, porque sufragarán el mismo día que para la categoría presidencial.
En el caso paloma, se buscará el juego de pinzas. Nacionalizar en algunos temas y provincializar en otros. Para esta segunda etapa, será clave correrse de los medios con alcance a todo el país y apostar por los del interior de cada provincia. La agenda allí será bastante diferente a la manejada en el AMBA. Además, el recurso de las redes sociales y una fuerte segmentación pero sin dejar de polarizar, al mismo tiempo, con el kirchnerismo.
Enfrentar al oficialismo se transformó en una herramienta funcional para Juntos por el Cambio, cómoda en medio de sus peleas internas. Sobre todo después de las derrotas en Santa Fe, la pésima performance en Córdoba y las caídas en San Juan y San Luis.
Los halcones encontraron el mismo problema, la dificultad de provincializar una elección bonaerense pegada a la nacional. Sobre todo porque los dos principales candidatos de Cambiemos fueron funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires y transitan el borroso universo conocido como AMBA, del que todo el país siempre tiene noticias.
Por lo tanto, el escenario para las PASO presidenciales todavía apareció como confuso. El sector más combativo seguirá por el mismo camino, el de endurecer su posición para ganar, primero, los votos de la interna y después del 13 de agosto, en caso de triunfar, girar un poco el timón para ampliar el radar de búsqueda de voluntades.
El segurismo no fracasó y no deberían nacionalizarse comicios de provincias desdobladas. Una lectura diferente a la hecha por los halcones que celebraron los tropiezos del bullrichismo y se abrazaron no sólo a la elección de opciones más abiertas - como en San Luis y San Juan- sino también a la posición de una mejor convivencia interna -el gran fail de Losada en Santa Fe-.
Con ese telón de fondo se empezaron a transitar los últimos peldaños hasta las PASO y la batalla subterránea quedó declarada. Maximiliano Guerra declaró la ídem esta semana cuando publicó que el Gobierno porteño capacitó y obligó a sus trabajadores para hacer campaña por Larreta en detrimento de Bullrich, con los recursos de la Ciudad.
Según se conoció, hubo un entrenamiento para afrontar los timbreos con foco en las zonas de casas bajas y el objetivo de detectar y revertir el voto de aquellos porteños que hoy no elegirían larretismo sino bullrichismo y/u otras opciones. Pero también para apuntar al peronista desencantado e indecisos. En esa tarea, los encargados indagarán sobre las preferencias de los ciudadanos y no discutirán con quienes se inclinen por Javier Milei.
En caso de toparse con potenciales electores de Bullrich, se apelará a la falta de experiencia de la ex ministra con preguntas que dejen "pensando" a la persona timbreada. Por ejemplo, cuestionarán si no prefieren optar por alguien con conocimiento y lo compararán con una operación: ¿Cirujano con andanzas previas o novato?
Además de la campaña del miedo interno: hacer creer que, en caso de una victoria halcona en las PASO, la general frente Sergio Massa daría como ganador al actual ministro de Economía. Según los datos de los combativos, son pocos los escenarios en los que el candidato de Unión por la Patria podría triunfar sobre Bullrich pero son mayores las posibilidades de hacerlo en caso de enfrentar a Larreta por representar mejor a la ancha avenida del medio.
Por supuesto, en el instructivo se destacó lo contrario, que el jefe de Gobierno es el que tiene mayores chances de triunfo frente al hombre del Frente Renovador, que es el que tiene más posibilidades de terminar con el kirchnerismo para siempre, que se está preparando para gobernar y no sólo para ganar. Todo lo opuesto a lo que, según la construcción, haría su rival.
Desde Uspallata negaron la existencia de una capacitación masiva, desde la cúpula, a empleados del Gobierno porteño y se adjudicaron los documentos a la clásica moda de cada elección: acusar el uso de base de datos y empleados públicos para beneficio propio. De todos modos, pudo ocurrir que algún área, en forma independiente y sin carácter de obligatorio, haya propuesto un trabajo de militancia, pero no como política de Estado.