La Corte Suprema de Justicia decidió hacer silencio frente al amparo y recurso de queja presentados, en última instancia, contra la candidatura de Jorge Macri por no cumplir, según los críticos, con los años obligatorios de residencia en la CABA para postularse como jefe de Gobierno. Martes y jueves, los días en que el máximo tribunal da a conocer sus sentencias, pasaron sin pena ni gloria.
En julio, la Corte ya se había declarado incompetente en el caso Macri por no ser, su candidatura, un debate federal sino local. Entrometerse hubiera significado opinar sobre la Constitución de una jurisdicción, algo que no debería hacer. Sin embargo, ese criterio no se cumplió para dos provincias peronistas en las que sí se arrogó la facultad de interpretar Cartas Magnas, como fueron los casos de Tucumán y San Juan.
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Sin embargo, el derrotero judicial continuó. Es que, en ese caso, se comprendió que la Corte rechazó la impugnación contra Jorge porque no transitó, en primer lugar, el camino de los tribunales locales.
Pero el actor Nito Artaza, que optó por un recorrido diferente, decidió empezar con las impugnaciones en la CABA y tuvo la posibilidad de agotar las instancias porteñas para llegar al máximo Tribunal. Lo hizo con un amparo y un recurso de queja.
Si bien los cortesanos le dieron vista a la Procuración para que siente una posición rápida sobre el tema, los plazos se cumplieron y nunca se avanzó. Por eso, este viernes presentará un pedido de pronto despacho para que se resuelva el tema “de manera urgente” a horas de la elección.
Hasta ahora, ninguna resolución se mostró contraria al planteo de Macri. El Tribunal Electoral de la Ciudad consideró que no es necesario cumplir con una residencia permanente y habitual inmediatamente anterior a la elección, por lo que haber vivido en la CABA en cualquier momento de la vida alcanza.
El Tribunal Superior de Justicia porteño no resolvió la cuestión de fondo y rechazó la apelación a tal decisión, un recurso con el que se solicitó la interrupción de la feria judicial para llegar a los cortesanos. Tampoco sucedió.
Macri se aferró a una lectura literal de la Constitución porteña al interpretar que no es necesario tener cinco años de residencia habitual y permanente “previa” a la elección sino en algún momento de su historia, cosa que sucedió hace décadas, como manifestó el Tribunal Electoral.
Los que decidieron impugnar su postulación se ampararon en la necesidad de que haya una inmediatez entre la aspiración al puesto y su domicilio en dicha localidad. Sobre todo teniendo en cuenta que durante la última década fue alcalde de un municipio del conurbano.
El silencio del máximo Tribunal encontró a Jorge en una situación cómoda dentro de su propio espacio. Consiguió que toda la cúpula del PRO, encorsetada en precandidatos y ex presidente, banque explícitamente su camino a las urnas.
El acercamiento de Horacio Rodríguez Larreta no fue por amor sino por conveniencia. La foto marcó una clara distancia, al menos impostada, con Martin Lousteau, con quien compartió actos hasta la última semana de campaña. ¿Por qué lo hizo? Porque lo necesita. Mauricio Macri se mantuvo neutral, algo importante en la puja por el núcleo duro.
Patricia Bullrich se transformó en la clara intérprete del sector más compacto del PRO y de Juntos por el Cambio, ese voto seguro que un impulso de Mauricio Macri podría haber potenciado. O sea, no dejarle margen a Larreta para “robar” algunos puntos.
Pero también porque se vio, según las encuestas, que Lousteau quedó atrás y que, en la sumatoria del espacio, Juntos por el Cambio se ubicaría en primer lugar. Entonces, para cualquiera de los ganadores de la PASO nacional, será clave llevarse bien con Macri. Por los apoyos que tiene y porque sería el nuevo embajador de la CABA.
Y, por si fuera poco, la relación con Macri primo también tendrá réplicas en el conurbano norte, en la primera sección electoral. Hombre de Vicente López, su heredera, Soledad Martínez, se mantuvo bajo la delicada línea de la neutralidad para no inclinar la balanza ni para el lado de Diego Santilli ni para el de Néstor Grindetti. Cualquier movimiento del alcalde porteño implicaría un efecto mariposa poco deseado.
Con esa tranquilidad, el primo de Mauricio encarará las PASO con toda la tropa alineada detrás de su propuesta. Y todavía le quedará definir algo importante que se demorará por una habilitación legal pero, además, por la necesidad de complacer al ganador de la interna nacional sin romper, antes de tiempo, con la imparcialidad.
Según el artículo 39 de la ley 4894 de la CABA, el candidato a jefe de Gobierno triunfador en la interna, dentro de las 48 horas de recibida la notificación de su proclamación, deberá seleccionar a su compañero o compañera de fórmula. No podrá optar por aquellos postulantes que hayan participado en las PASO de otras agrupaciones políticas y el designado no debe ser rechazado expresamente por el máximo órgano de la agrupación política.
En esa línea, Jorge Macri tendría dos nombres en vista. Uno en caso de ganar Larreta y otro en caso de triunfar Bullrich en la interna nacional. Para el primer escenario, la cara podría ser la de Soledad Acuña, hoy postulante al Parlasur. Cuando la ministra de Educación declinó sus aspiraciones a la jefatura de Gobierno, Horacio la señaló como una posible futura gran vice en un Ejecutivo local. Esa promesa seguiría en pie.
Pero en caso de que la ganadora de la PASO sea Bullrich, el segundo en la fórmula podría ser Roberto García Moritán, una reciente incorporación de Jorge Macri a su equipo, lo que derivó en el abandono de su postulación a jefe de Gobierno. Del espacio de Ricardo López Murphy, “el marido de Pampita” se despegó del “bulldog” cuando este decidió sellar un pacto con Bullrich. Armó su propia candidatura y luego le dio de baja.
En ambos casos, el vice o la vice tendría un perfil netamente halcón, con una fuerte impronta contra los paros y las movilizaciones. Acuña ya planteó, como lo hizo Larreta, la necesidad de declarar a la educación “servicio esencial” para garantizar guardias mínimas y evitar que no haya clases durante jornadas de lucha. Moritán hizo gala de la demolición del ministerio de Desarrollo Social para terminar con los piquetes.