Elecciones 2023: el ausentismo electoral se coló en el tramo final de la campaña de Juntos por el Cambio

No se espera una PASO con concurrencia masiva sino por debajo o rozando el 70% de participación. Molestos o independientes, ¿quiénes serán los que peguen el faltazo el 13 de agosto? Según la respuesta, el perjudicado o perjudicada.

09 de agosto, 2023 | 00.05

El 2021 cayó fuertemente la participación electoral y si bien hubo un repunte respecto de ese período histórico, no llegó a los niveles del 2019. Claramente, ese será un factor a tener en cuenta este año, no sólo dentro del oficialismo sino también dentro de Juntos por el Cambio, con candidatos que abrazaron estrategias diferentes y públicos disímiles. Para las elecciones 2023, los pronósticos, al menos en la PASO nacional, no mostraron una alta concurrencia a las urnas, algo que se terminará de corroborar o descartar el domingo.

El oficialismo y la oposición no vieron, al menos de momento, una participación de más del 70%. Esa cifra podría ser la mayor aspiración en este contexto, aunque se podría estar dos puntos por debajo. Incluso hubo quienes lanzaron franja del 65 al 70%. Una especie de continuidad con lo que ya demostraron las provincias. Hubo pocas que superaron ese piso, en general resultó favorable para el peronismo o los oficialismos, pero no fue la regla general.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

La gran pregunta es a quién perjudicará esa merma. A niveles generales, ya se dijo mucho sobre un perjuicio al peronismo que en 2021 sufrió el castigo del electorado al no ir a las urnas mientras que Juntos por el Cambio no creció en votos. O sea, los que faltaron fueron los votantes del Frente de Todos, ahora Unión por la Patria.

Ese es el trabajo que encaró la fórmula presidencial y un grupo enorme de voceros para hablar de Sergio Massa y sus virtudes sin que sea el propio Massa el encargado de auto-venderse. Convertirse en un todo terreno, en un hombre resolutivo, que se mimetiza con el grupo a encontrar en cada una de las recorridas. Todavía es incierto cuánto se recuperó del universo de cuatro millones de votos extraviados hace dos años.

Sin embargo, tal vez uno de los más afectados por un posible alto nivel de ausentismo sea Javier Milei. De hecho, en uno de sus actos de cierre, llamó a sus seguidores a ir a votar el domingo. Si el elector enojado decide quedarse en su casa, poco ruido y pocas nueces, las expectativas del libertario podrían derrumbarse. No tiene núcleo duro, tiene núcleo molesto.

El fantasma del ausentismo en JxC

En Juntos por el Cambio la preocupación también existe, menor pero está presente. En principio, se vieron dos escuelas. Por un lado, los que notaron una posible extensión del problema de Milei a Patricia Bullrich. O sea, que la ex ministra de Seguridad interpele a una parte del núcleo duro pero a un universo interesante de personas enojadas con el estado de situación actual que prefieren quedarse en sus casas.

De funcionar así, y el ejemplo mencionado fue Santa Fe, donde la opción bullrichista perdió, Patricia estaría en desventaja porque los sufragantes serían personas no motivadas por la ira sino por la razón. Un voto pensado. La racionalización le abriría la puerta a una sociedad en busca de la autopreservación y, por ende, con intenciones de evitar propuestas extremas.

Por lo tanto, el voto racional favorecería, en la interna, a Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno demostró tener una gran estructura, la mayor cantidad de dirigentes detrás suyo, gobernadores electos, equipo con campañas en la espalda, caja y recursos. Pero también hay quienes dicen que el aparato ya no gana elecciones por sí mismo y que el mejor ejemplo es el propio Cambiemos en 2015.

Mauricio Macri, sin absolutamente nada, con una estructura prestada por la UCR a las apuradas, ganó la presidencia; María Eugenia Vidal ganó la gobernación y se empezaron a copar municipios, como Lanús, en la tercera sección electoral. Por lo tanto, algún factor extra también influye en el voto y en la movilización.

Aunque también se destacó que el jefe de Gobierno tiene una gran red territorial y que los intendentes, a fin de cuentas, serán los que terminen inclinando la cancha. “En Buenos Aires las elecciones las pierde o las gana el peronismo, nosotros siempre sacamos los mismos votos”, se dijo desde el nido halcón para rebatir la estructura en calle de su oponente.

Entonces, si Larreta cuenta con el aparato, la superestructura y la base que eso implica, se especula con un movimiento interesante de votos que no alcanzarían para asegurar, en la previa, una victoria “contundente” pero sí un triunfo. Como el bullrichismo, todos creen que van a ganar. Pero, en el caso de Patricia, porque esta elección no es “normal” sino sentimental.

Ella seguramente acapare a una gran porción del núcleo duro antikirchnerista puro, en torno al 10 o 15% dentro del universo de Juntos por el Cambio. Si, contrariamente a la versión mencionada anteriormente, los ausentes no fueran los enojados, ella captaría gran parte de ese electorado. Entonces, con la falta de los independientes o indecisos, el perjudicado sería el jefe de Gobierno, que orientó sus antenas hacia los del centro, por fuera de JxC.

Intensos vs silenciosos

En las PASO, “los intensos van a votar, los silenciosos van en octubre”, se analizó y se puso el ejemplo de Macri en 2019. Ese año, en las internas no alcanzó el 32% de los sufragios pero en las generales creció al 40%. Y fueron votos propios, porque no disminuyó el caudal del Frente de Todos. De suceder así y de Bullrich retener a la gran mayoría del núcleo duro, el más preocupado debería ser Larreta.

“Saben que la baja participación se les complica”, analizó un halcón que agregó, casi a modo de chiste, que “nadie está desesperado por votar a Larreta” sino que los más “entusiasmados” son los que votan a Cristina Kirchner – o su elegido – y a Patricia Bullrich. Por lo tanto, un nivel de ausentismo “claramente nos ayuda a nosotros”.

No sólo porque el jefe de Gobierno perdería la chance de ampliar su techo con los indecisos sino porque Milei no “robaría” sufragios a Bullrich. Y los votos que deja el libertario los recoge la ex ministra.

Por ahora, todo se barajó en términos especulativos. Imposible, hasta el 13 de agosto, saber qué estrategia fue la más acertada. Si el aparato funcionará o si impactará mejor el mensaje de la garra, el coraje y el territorio. Si irán a votar los enojados o si irán a votar los de la ancha avenida del medio. La composición del ausentismo será clave.