Cambiemos en llamas: si no hay acuerdo, intervención nacional o ruptura

Abril será un mes colmado de elecciones que tendrá como protagonistas a tres provincias en las que la alianza opositora mostró conflictos internos. Una reunión amarilla empezó a impulsar la idea de aplicar el reglamento para impulsar un acuerdo de coalición o una intervención para evitar rupturas. 

22 de enero, 2023 | 00.05

“Juntos por el Cambio está por encima de sus caprichos personales”. Esa fue la frase que una fuente del PRO lanzó a El Destape cuando estalló la interna en Mendoza, con Omar de Marchi a la cabeza, y sintetizó lo que empezará a regir durante todo este año: acciones concretas para intentar que no se rompa la alianza en año electoral, en ninguna provincia. Acuerdo, intervención o partición. Las tres opciones que maneja la oposición para tres provincias en crisis inminente, dos con conflictos solucionables y una con una historia tumultuosa de arrastre.

El miércoles hubo una reunión importante integrada por las cabezas más altas del macrismo. Estuvieron Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Eduardo Macchiavelli Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Federico Angelini y Federico Pinedo. Halcones y palomas se encontraron para intentar darle cauce a los conflictos que estallaron apenas inició el año de las urnas. El objetivo fue poner de manifiesto la necesidad de acatar el reglamento acordado hace algunos meses, en el cual se dejó en claro que quien no lo respete deberá jugar por fuera sin el sello de la alianza o similares.

El texto estableció que se usarían las PASO para seleccionar candidatos en las provincias en que esta herramienta esté vigente. En caso de no tener la instancia de las primarias, se estableció la necesidad de crear otro mecanismo idóneo para cada territorio con intervención de los referentes de los partidos nacionales y, de no encontrarlo, el uso de internas abiertas. Los espacios se comprometieron a que “en caso de que algún partido de orden provincial no respete lo definido en esta resolución no podrá hacer uso del nombre Juntos por el Cambio, (u otras denominaciones equivalentes) en la inscripción de la alianza electoral provincial”.

Ese fue el eje de debate en la reunión de este miércoles que tendrá nuevos encuentros la semana que viene para empezar a definir, junto con los aliados, las mismas reglas de juego. Si un espacio calma las aguas en una provincia, el otro debería, por devolución de gentilezas, hacer lo mismo. Con un abril de superacción, con elecciones en Chubut, Neuquén y Río Negro, los plazos para conseguir mantener la unidad se acotaron y se aceleraron. Esos serán los primeros tres distritos en los que se pondría en funcionamiento la intervención nacional, en caso de ser necesaria.

Chubut

En Chubut, el senador Ignacio Torres se convirtió en el candidato de unidad del macrismo y logró encolumnar tras de sí a una porción de la Unión Cívica Radical, pero no a toda. La conducción del partido centenario en la provincia, bajo el mando de Damián Biss, también candidato para la gobernación, mostró un acercamiento a Mariano Arcioni, el actual jefe Ejecutivo. El año pasado estalló la pelea interna porque este sector estuvo a punto de acompañar la suspensión de las PASO junto al oficialismo local. Eso, finalmente, no sucedió pero la división se mantuvo.

Sin embargo, el problema central no pasaría la división de la UCR entre dos opciones electorales sino por que la conducción del partido, la dueña del sello, sea la que haya definido jugar con otros actores alejados de Juntos por el Cambio para, según la teoría manejada desde un sector de la alianza, perjudicar a Torres al quitarle algunos votos.

En esta provincia, el macrismo consideró que el partido centenario nacional debería intervenir. Eso implicaría la colocación de otra figura al mando del espacio para garantizar que los boina blanca no rompan con Juntos por el Cambio, que se sostenga la alianza con todos sus miembros y que los que se quieran ir lo puedan hacer pero sin el sello de la UCR.

El caso Chubut será fundamental porque el 16 de abril habrá elecciones en Trelew, el distrito más politizado. En ese municipio, envuelto en un conflicto de tensiones internas más general, Torres decidió llevar como candidato a un radical oficial, Gerardo Merino, mientras que Biss, el jefe del partido, optó por Federico Massoni, de origen radical pero con muchas idas y vueltas que lo llevaron, en la actualidad, a estar junto a Arcioni. Como ministro de Seguridad, su Policía y él cosecharon varias denuncias por violación de los derechos humanos en plena pandemia.

Lo que suceda en Trelew será clave porque podría sentar un precedente respecto al uso de las internas abiertas, con afiliados e independientes, a llevarse a cabo dentro de la alianza. Aún es una incógnita si la UCR díscola formará parte de esa contienda o decidirá jugar por afuera, con o sin sello, dependiendo del futuro de los acuerdos o la posible intervención.

Chubut mostró un panorama complicado, también con desorden del peronismo, que podría ser provechoso para Juntos por el Cambio pero que, de ordenarse la oposición, también podría generarse cierto criterio en el PJ. Por este sector, los nombres son Juan Pablo Luque, intendente de Comodoro Rivadavia, y el vice Ricardo Sastre. Pero, además de ello, habrá otras figuras para elegir en el cuarto oscuro. César Treffinger, de Ciudadanos por Chubut, que hasta no hace mucho había asegurado no coincidir “en absolutamente nada con Javier Milei”, hoy se transformó no sólo en su cara para la provincia sino que empezó a trabajar para intentar convertir al libertario en presidente.

Río Negro

Río Negro tendrá elecciones tempranas para gobernador, el 16 de abril. Allí se empezó a tejer una división mucho más profunda porque una gran parte del radicalismo, con fuerte impulso de la Convención local, empezó a oficializar vínculos con Juntos Somos Río Negro, que llevará como candidato a Alberto Weretilneck. No será una alianza sino una adhesión en la que la UCR presentará listas para todos los cargos menos para la conducción de la provincia, con el respeto de las identidades partidarias.

Del lado de enfrente, Cambia Río Negro, espacio integrado fundamentalmente por el PRO y el ARI, lanzaron al diputado macrista, Aníbal Tortoriello, como candidato. La queja del radicalismo radicó en que no les permitieron jugar internas abiertas en una provincia sin PASO y que acordaron impulsar a ese postulante sin conversar con toda la dirigencia centenaria, sino sólo con algunos. Desde entonces, empezaron los llamados de Juntos Somos Río Negro y el 28 de enero se hará la Convención partidaria para terminar de oficializar el acercamiento, en caso de no mediar otra circunstancia.

En la reunión PRO del miércoles, se temió que la situación de Río Negro pueda ser el puntapié inicial de una oleada de rupturas en la que cada provincia opte por hacer lo que más le convenga, dentro o fuera de la alianza. Por eso, empezaron a insistir en la unidad aunque con la certeza de que será imposible eliminar tensiones. Aquí, según los amarillos, también podría haber intervención salvo acuerdo previo con internas abiertas. Pero el tiempo que queda para eso es poco. 

La UCR local no tenía, al cierre de la nota, ninguna información sobre la posibilidad de una intervención pero reclamó que, en caso de querer generar un ordenamiento, se debería cumplir con el reglamento pactado y abrir las internas sin designar un candidato a dedo. Según supo El Destape, hasta ahora la charla se produjo sólo en las filas macristas y esperan tener reuniones la semana que viene para encontrar cierta devolución de gentilezas por parte de los socios nacionales.

Neuquén

El caso neuquino se convirtió en algo bastante peculiar. La interna estalló cuando la Coalición Cívica, que optó por mantener el plan original y notó que el PRO y un sector de la UCR se ubicaron detrás de la figura del diputado Rolando Figueroa, un ex Movimiento Popular Neuquino. Con este movimiento, ambos espacios abandonaron la candidatura del radical Pablo Cervi al entender que Figueroa podría ser la única oportunidad para ganar en el distrito. Aunque, al mismo tiempo, se preguntaron si, simbólicamente, eso significaría un triunfo real.

Según el análisis elaborado por estas horas, en Neuquén el PRO y la UCR oficiales no rompieron con la alianza local porque los dueños de los sellos se fueron detrás de Figueroa. Los que quedaron apartados fueron los lilitos y un sector del radicalismo que, en caso de no convencerlos para llegar a un acuerdo y encolumnarse todos detrás del ex MPN, irían por afuera. Eso no se mostró como un inconveniente porque la Coalición Cívica ya había roto la alianza en 2021 para promover a Carlos Eguía, un periodista definido como el “Baby Etchecopar neuquino”, ahora cercano a Milei. 

Al no haber una separación entre los dueños de los sellos, en principio no sería aplicable la intervención de ninguno de los partidos. En este caso, el conflicto mostró al PRO y a la UCR como los protagonistas y será una situación a resolver pero, por ahora, mediante un acuerdo político. Cabe aclarar que Juan Peláez, titular del partido radical, renunció a su cargo y el Comité apoya a Cervi. Por lo tanto no está del todo claro el futuro. El macrismo espera que se bajen los abrazados al plan original.

Mendoza

La provincia cordillerana mostró los chispazos fundacionales del año que, de hecho, se colaron en la primera mesa nacional del 2023. La UCR planteó que el macrista Omar de Marchi tensionó demasiado, al borde de la ruptura, y le pidió al PRO que lo contenga para mantener viva a la alianza. Al diputado y armador de Horacio Rodríguez Larreta en el interior se le planteó la posibilidad de una intervención y se le aclaró que, en caso de querer quebrar la coalición, iría solo, por afuera del armado. En principio, se habría logrado calmar la situación.

El viernes, parte de la dirigencia del PRO mendocino le envió una carta a Álvaro Martínez, presidente del partido, en la que se expresó la “preocupación” por las declaraciones realizadas al poner en duda la participación del partido en el Frente Cambia Mendoza, algo que adjudicaron, para bajar los ánimos, como manifestaciones “a título personal o expresión de deseo”. En el texto, se pidió responsabilidad en el debate, un proyecto colectivo aún en la diversidad que podría, para resolver las diferencias, aprovechar la herramienta de las PASO.

En esa provincia, todo pareciera indicar que se desatará una fuerte contienda entre el PRO, con De Marchi como candidato, y la UCR, con un nombre aún no definido. Probablemente, el de Alfredo Cornejo, que recién se definirá en febrero y que hasta ahora sonó como posible compañero de fórmula de Patricia Bullrich.

Córdoba

El kilómetro cero de Cambiemos. La provincia en la que la alianza ganó su primera elección fuera de las fronteras porteñas y le dio el impulso, en 2015, para intentar la hazaña de la presidencia. Algo que efectivamente se logró. Allí se instalaron dos candidatos claros. Por un lado, el referente del Frente Cívico, Luis Juez, que no se mostró amigo de disputar una interna y, por el otro, el radical Rodrigo de Loredo que se presentó como propenso a competir. Aquí primaría el acuerdo político.

La victoria en la provincia no está para nada asegurada para Cambiemos pero si De Loredo se presentara como candidato a intendente de la Capital, ganaría sin problemas para luego, con esa plataforma, ir por la silla más importante en la próxima elección. El problema, o el temor, podría radicar en la libertad que podría acumular (o no) para gestionar la ciudad, sea cuál sea el signo que comande a Córdoba. Por el schiarettismo irá Martín Llaryora.

Salta

El caso salteño se mostró mucho más complejo porque ya tiene varios años. Allí ya está en funcionamiento una intervención en el PRO bajo el nombre de Martín Pugliese, mano derecha de la macrista Inés Liendo. Ella está enemistada con Virginia Cornjeo, la única diputada nacional amarilla por esa provincia y se desató una guerra interna a causa de ese conflicto.

Por eso, se empezó a pedir la conformación de una mesa de conducción para intentar acomodar los tantos. Por la UCR, el nombre puesto para este año es el de Miguel Nani y, por el kirchnerismo, Emiliano Estrada. Si Juntos por el Cambio no lograra instalar un candidato fuerte, estará en problemas, pero si algún referente de la alianza migrara a las filas de Estrada, podría agrandar un polo para disputar la gobernación con el problema de desdibujar la identidad de la coalición opositora.