Horas definitivas para Cambiemos: guerra PRO por la ampliación tras cumbres UCR y CC

Al bullrichismo le hubiera gustado que la UCR no hable de aperturismo durante su Convención pero tampoco encontró un problema en la ratificación de su permanencia en la alianza. El larretismo optó por el trabajo de hormiga para acorralar y dejar en soledad a su contrincante. 

13 de junio, 2023 | 00.11

A horas del cierre de alianzas, los socios que comparten con el PRO el título de fundadores de Cambiemos decidieron presionar y no abandonar el concepto de amplitud para tener una mejor performance en las elecciones. Como si fuera un trabajo de hormiga, el larretismo buscó dejar en soledad al bullrichismo en la pelea interna y la foto del domingo no colaboró con el sector halcón.

Tanto la Coalición Cívica como la UCR refrendaron su pertenencia a Juntos por el Cambio pero ambas hicieron foco en la amplitud y la incorporación de espacios con programas de gobierno similares a los pensados por las patas de la alianza. De hecho, el radicalismo le dio libertad a las provincias para cerrar sus propios frentes electorales sin que las limitaciones nacionales tengan peso en lo local. Una formalidad repetida año a año pero que, en este contexto, cobró un protagonismo interesante.

Al bullrichismo le hubiera gustado que el radicalismo no hablara de ampliar la alianza. Eso no sucedió pero el armado de la ex ministra tampoco lo consideró un obstáculo infranqueable porque, más allá de la proclama, se aprobaron la continuidad en la coalición y el programa de gobierno. Fue en paz y armonía, con los dos bandos boina blanca presentes en Parque Norte.

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Para el sector más combativo, la mejor elección del domingo terminaría, el lunes, con esa resolución de la UCR pero sin la discusión sobre la apertura. Salió a medias. Pero, convencido de que no habrá nuevas incorporaciones, el bando halcón leyó en el radicalismo una suerte de vía de escape para permitirle a sus candidatos jugar según mejor les convenga en cada una de las provincias. 

De hecho, algo de eso se vio en Mendoza este domingo. Alfredo Cornejo consiguió un magro resultado y quedó seis puntos arriba de Omar de Marchi. El diputado no contó con la estructura del PRO pero tuvo apoyos subterráneos del larretismo. El senador radical subió al escenario a Patricia Bullrich, a uno de sus posibles compañeros de fórmula, Rodolfo Suárez, y al embajador de Horacio Rodríguez Larreta, Fernando Straface. ¿Por qué, si se alineó con los halcones, el postulante a la gobernación mendocina le dio la bienvenida a un dirigente del sector contrario?

Esa actitud hizo un poco de ruido pero se entendió que probablemente haya un juego a dos bandas, con una lista que satisfaga a todos los candidatos presidenciables. Pero la actitud llamó la atención porque Larreta bajó su presencia en Mendoza justo cuando Bullrich la confirmó y mandó a un representante. La presidenta del PRO bajo uso de licencia no tuvo problema en compartir provincia pero sí les dejó en claro la imposibilidad de una foto conjunta. Cuando se fuera uno, entraría la otra. Él no fue, pero bullrichismo y larretismo compartieron escenario.

Esos episodios "sueltos", de conveniencia local, se verán en esta elección y los alineamientos no quedarán tan claros. Para un armador larretista, Patricia y Cornejo quedaron solos. El resultado del mendocino no le dio una buena foto a la ex ministra que, según la fuente, tampoco podrá encontrarla en Córdoba o Santa Fe. En la provincia céntrica, se vaticinó una victoria del schiarettismo. En la santafesina, se apostó por una derrota de la fórmula integrada por Carolina Losada y Federico Angelini - apoyada por Bullrich - en una PASO frente a la opción con banca explícita de Larreta, la de Maximiliano Pullaro.

Las fotos de la derrota más el documento publicado este lunes por los presidentes de todos los partidos integrantes de la mesa chica - menos el PRO en su formato institucional por tener la firma del bullrichismo - constituyeron un combo que buscó proyectar la imagen de soledad. Soledad del ala dura del macrismo y del radicalismo. Incluso Gustavo Valdés, gobernador de Corrientes y últimamente más cercano a Patricia Bullrich, apoyó ese texto en favor de la amplitud aunque cuestionó el momento.

La gran pregunta es si este juego de pinzas culminará con una especie de acorralamiento contra la pared. Por ahora, la respuesta apareció por la negativa. El bullrichismo esgrime que el año pasado, cuando se debatió la incorporación de Javier Milei, Larreta firmó un documento en el cual se estipuló la unanimidad como factor necesario para sumar espacios a la alianza. Por lo tanto, eso sería imposible dada la negativa del PRO institucional.

Sin embargo, también se dijo que la condición no es una ley escrita con fuego por lo que podría jugarse la fuerza de la mayoría. El PRO "blando", la UCR "blanda", el Peronismo Republicano, el GEN y Avanza Libertad se mostraron a favor de ampliar. Sólo los combativos del macrismo y del radicalismo se ubicaron en contra. Pero apostar por esa carta sería apostar por la guerra.

En principio, pareciera bastante difícil lograr que los ambos sectores logren arribar a un acuerdo. Uno de los dos deberá ceder o la batalla será inevitable. En plena Convención, Gerardo Morales pidió que Patricia Bullrich "baje un cambio" y ella le redobló la apuesta. "Ir a fondo es lo que nos define como espacio y lo que la sociedad nos demanda", le dijo. A la ex ministra siempre se le reconoció su reacción "en caliente" pero su capacidad de admitir el error. Por eso el gobernador de Jujuy decidió intentarlo. 

Al igual que Larreta, eligió contrastar el decir con el hacer para intentar dejarla en jaque. No sólo optó por no "redoblar para ver quién tiene más coraje" sino que volvió a hacer campaña con la detención política de Milagro Sala.  Por lo tanto, le recomendó retomar "el debate de ideas y no el de las descalificaciones bravuconas. El camino es la ampliación y nuestra unidad".