María Eugenia Vidal se convertirá, este sábado, en el centro de la atención y en la excusa perfecta para un intento de foto de unidad parcial dentro del PRO. La ex gobernadora se casará con el periodista Enrique Sacco en San Antonio de Areco y si bien se aseguró que no habrá demasiada presencia política, sí se confirmaron las presencias de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta que, mediante testaferros ideológicos, se unificaron detrás de una postura contraria al manejo bullrichista del partido para resolver internas provinciales. Patricia Bullrich, en tanto, podría participar pero no lo apuntó en su agenda en forma explícita.
Macri y la ex gobernadora desayunaron el miércoles en lo que fue el primer encuentro de Mauricio con un candidato presidenciable del PRO después de su regreso de Europa. El ex presidente decidió mantener en incógnita su futuro en el año electoral pero, si bien no lo hizo explícitamente, alentó a Vidal a continuar con la aventura para este 2023 al mirar encuestas que la posicionaron cómoda, tercera, pero cerca de los otros dos rivales ya lanzados.
Larreta, que se postuló a fines de febrero, según la encuesta privada que vieron Macri y Vidal, está ubicado sólo tres puntos arriba de María Eugenia, su amiga de hace dos décadas, y otros tres por debajo de Bullrich. Algo que incentivó a que la dirigente mimada por Mauricio no abandonara sus intenciones de postularse aunque todavía no tomó la decisión final. Se abocará a recorrer más provincias – algo de lo que conversó con el ex presidente – y aguardará la definición del líder para, después, ella tomar la propia.
Según lo previsto, Macri se reunirá eventualmente con los otros precandidatos (con el capitalino lo hará este viernes) pero el sábado podría darse la foto esperada de semi unidad pese a los chispazos. El punto que unió al ex mandatario, al jefe de Gobierno y a la ex gobernadora en los últimos días fue la actitud de la titular del PRO frente a las internas de Salta y Tierra del Fuego. Para todos, la unidad de Juntos por el Cambio se mostró como central pero con reglas y su consiguiente respeto. Algo que, se interpretó, Bullrich no hizo. La ex ministra, de todos modos, desconoció esa posición contraria y siguió con su estrategia.
En su agenda, Bullrich señaló el sábado a la noche, precisamente a las 20, como un segmento "ocupado", una coincidencia grande con el horario estipulado para la ceremonia festiva. Los que no estarán presentes serán los referentes de la Coalición Cívica cuya líder, Elisa Carrió, se mostró muy cercana a Vidal en las últimas elecciones.
Carrió se enfrentó a Horacio Rodríguez Larreta al salir a apoyar públicamente a Marcelo D'Alessandro después de su renuncia como ministro de Seguridad. Ella ya había advertido que el jefe de Gobierno porteño debía sostenerlo en el cargo y hacer una denuncia por espionaje ilegal. Eso no pudo ser sostenido por el capitalino que tuvo que tomar la decisión de cambiar la cúpula de un ministerio clave.
En la Ciudad, Carrió decidió apoyar a Fernán Quirós como candidato frente a la opción del PRO duro, la de Jorge Macri, y del radicalismo, con Martín Lousteau. A esa nómina se le sumaron nombres liberales como Ricardo López Murphy y Roberto García Moritán en una interna de derecha que ya contó El Destape en esta nota.
Quirós y Macri se hicieron paso como los dos postulantes con más chances de llegar a las elecciones y para el ex presidente se volvió un problema que Larreta no optara por su primo en forma clara y dejara crecer a otros dirigentes. Pero más preocupante aún fue la posibilidad de que Horacio, en acuerdo con la UCR, pueda dejar que Lousteau se cuelgue de su boleta presidencial o haga alguna maniobra para beneficiarlo, como desdoblar las elecciones o implementar el voto electrónico.
Con esa posibilidad en puerta, Bullrich, para no quedar en desventaja, podría cederle su papeleta a Macri y a López Murphy. Aunque el liberal tal vez sólo sirva para sumar volumen en la previa y llegue desinflado al final del camino, sin la chance de una presentación real. Lo cierto es que hasta ahora el único que apeló al electorado de derecha. Su construcción fue abordada también en la conversación matutina que tuvieron Vidal y Macri el miércoles. Más que nada con foco en el descontento social con la clase política.
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En la Ciudad, la batalla será dura. Según dijeron desde el PRO y desde la UCR, no se hizo un pacto por fuera de la cuestión básica de habilitar las PASO y permitir un enfrentamiento en situación de paridad. Allí podría ingresar un dato clave para que el larretismo sortee un escollo partidario importante en caso de dejar que Evolución sume su propuesta porteña a la presidencial encabezada por Horacio: las fórmulas mixtas.
Ese pedido fue hecho por el sector de Lousteau hace tiempo, desde que comenzó el proceso, con la convicción de que se conformarían las mejores fórmulas. En caso de ir secundado por algún dirigente PRO, Larreta podría encontrar un gran hueco para apoyar también a esa propuesta ya que su partido estaría representado.
Y esa jugada no sería extraña porque, en plena interna, Bullrich empezó a buscar que Alfredo Cornejo, en Mendoza, tuviera una compañera de fórmula amarilla para, en caso de una división del PRO, poder acompañar al senador en su candidatura a gobernador dada la representación partidaria en la boleta.
En los últimos días, Lousteau se reunió con la ministra de Educación, Soledad Acuña, con quien conversaron sobre “un sistema educativo que se adapte a los desafíos actuales y genere más oportunidades” y con la funcionaria “progre” del larretismo, la titular de Desarrollo Humano y Hábitat, María Migliore. Pensar en una fórmula con alguna de ellas, de perfiles muy diferentes pero ambas larretistas, ya es terreno de especulación pero las reuniones también formaron parte de los guiños a armados cruzados.
Estos movimientos dejarían de lado la posibilidad de un enojo feroz entre el larretismo y Evolución por múltiples episodios federales que molestaron de uno y otro lado. Primero, porque se entendió que ese sector de la UCR no respetó acuerdos de no ir en contra de sus aliados en otras provincias, cerrando frentes por fuera. O, como pasó en Salta, acordando con Bullrich para formar una alianza rechazada por un sector amarillo. Algo que motivó la aparición de archivos de Larreta y Quirós con el hombre impugnado por ellos en esa provincia, Matías Posadas, del Frente Plural.
Por otro lado, porque también se entendió que el larretismo se empantanó en los caprichos del PRO más duro y no pudo lograr mantener los acuerdos tácitos que se habían firmado. También se desconocieron dichos pactos y sólo se afirmó la existencia de reglas claras en la Ciudad, pero estos fueron mencionados en más de una ocasión y la molestia fue real.
Para las definiciones faltará tiempo. Lo cierto es que se empezaron a acomodar los jugadores. Vidal rechazó ir por la Ciudad, sin estar lanzada formalmente consiguió un porcentaje interesante en las encuestas y el apoyo de Macri con dos reuniones en un mes, una de ellas para la presentación de sus oficinas. Larreta ya se encontró mucho más definido en el camino pero con una interna feroz con Bullrich, tanto por la elección presidencial como por la conducción del partido. La titular del PRO no tuvo un acto formal pero es una indiscutida. Ella tomará una definición importante en 15 días: el nombre de su postulante en Buenos Aires.
Allí mostró tres opciones. Entre Joaquín de la Torre, Javier Iguacel y Néstor Grindetti, el último pareciera tener más chances de ser el elegido. Pero si Vidal se bajara de la carrera, Cristian Ritondo podría entrar en escena y, con apoyo de Macri mediante, llegar a ser el nombre elegido por Bullrich. Los tiempos, sin embargo, empezaron a apremiar. Si la ex gobernadora se demorara en su definición, podría ser un problema para el jefe del bloque PRO en Diputados.