El futuro de la UCR, la otra cara de la victoria de JxC en Chaco

Gustavo Valdés logró movilizar casi diez mil personas para llenarle un estadio a Bullrich después de regalarle una victoria en el Norte con su candidato. Se posiciona como referente nacional del radicalismo.

19 de septiembre, 2023 | 00.05

“El cambio es ahora”, dijo el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, en un acto organizado a las apuradas en el Club San Martín, en su provincia, con la presencia de Patricia Bullrich, la candidata de caravana nacional en la ruta final a las elecciones 2023. La frase fue destinada a la victoria de Leandro Zdero, un radical que se le puso firme al aparato radical chaqueño y que ganó en primera vuelta, para sorpresa de muchos menos del correntino. Pero también podría analizarse hacia adentro, una prédica por una renovación partidaria, debate que llegará después de los comicios presidenciales.

En cuestión de días, Valdés armó un acto de entre ocho mil y diez mil personas. Se pasó de un evento planificado para la dirigencia a un encuentro con la militancia, con banderas, bombos y gritos. Se pensó, la semana pasada, en algo reducido pero ante la convicción de un triunfo rimbombante en el norte del país, se apostó por llenar un espacio similar al microestadio de Ferro. Y sirvió para que el correntino mostrara su poder de movilización.

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“Le llenó un estadio” a Patricia, se analizó desde el amplio universo radical. A fin de año, la UCR debería elegir autoridades para comandar su Comité. Gerardo Morales necesitará dos tercios de los votos para poder reelegir mientras que una conducción nueva sólo precisará la mayoría para alzarse en el sillón máximo. El jujeño se vio complicado, más que nada porque perdió en su apuesta por una cruzada nacional junto a Horacio Rodríguez Larreta y porque también perdió Jujuy en las nacionales. La tiene que recuperar.

Con esa realidad, empezó a aparecer la renovación radical. Dejar atrás la vieja guardia que se resguardó en los Comité, en las oficinas y perdió el contacto con la gente. Que dejó el hambre de poder para los discursos y que consiguió mejores espacios que en 2015 pero no los que había prometido. Ahora, con varias gobernaciones bajo el brazo, el impulso será diferente.

Valdés apareció como un dirigente radical de referencia nacional y se plantó como una opción potable para comandar el partido. Por ahora, no manifestó su deseo de serlo porque le restarán dos años más de gobernación en Corrientes y un titular de la UCR necesita tiempo para llevar adelante el espacio.

Eso fue algo que se le criticó a Morales y a Alfredo Cornejo, en su momento. Haber sido gobernadores y titulares del Comité. Entonces, podría aspirar a un Comité local, provincial, para terminar su mandato y luego pegar el salto nacional. O aceptar, si se lo piden, la llegada nacional a fin de año. Pero no lo definió. Por ahora, su objetivo es ayudar a que Bullrich llegue al balotaje.

Valdés, que el lunes dijo que “el kirchnerismo se terminó definitivamente en la República Argentina”, empezó a acumular dirigentes tras sus espaldas. Propios o con buena relación. Incluso apareció como una figura que podría generar cierta unidad entre una dirigencia radical acostumbrada a las internas.

Leandro Zdero, la sorpresa del fin de semana, es un dirigente 100% de Valdés. Hace dos años, él y Patricia lo vieron y le dijeron que sería gobernador. El aparato radical le puso una interna, la ganó y triunfó en la provincia en primera vuelta. También tiene muy buena relación con Maximiliano Pullaro, otro nuevo comandante de la UCR, en este caso en Santa Fe.

Junto a Rogelio Frigerio en Entre Ríos y el propio correntino, se armará una especie de barrera de contención para trabajar en conjunto y ayudarse mutuamente a retener provincias. El modelo Valdés será a imitar. No sólo logró ponerse al frente de Corrientes en 2017 con amplia mayoría, sino que reeligió igual, mantuvo la unidad y ratificó en comicios legislativos. Si Zdero hace parte de lo que hizo Gustavo, podría buscar permanecer en esa silla por mucho tiempo. Él y el partido.

Con Maximiliano Abad, presidente del Comité bonaerense y candidato a senador, Valdés también tiene buena relación, lo mismo con Carolina Losada, Luis Naidenoff, Soledad Carrizo, Francisco Monti y referentes de 15 provincias que a principio de año se acercaron a la Casa de Corrientes para un evento organizado por Valdés.

Con esa estructura, impulsará el nuevo radicalismo más cercano a la gente, un partido más activo que entienda las nuevas herramientas de la época. Las figuras más históricas seguirán estando, pero se irán corriendo para darle lugar a las caras jóvenes, una generación de entre 40 y 50 años que tenga varios lustros de política por delante y que, sobre todo, atraiga nuevos jóvenes.

Martín Lousteau será importante en esa construcción. La relación no es mala. De hecho, se entendió que Valdés podría ser el nexo entre el famoso Grupo Malbec, recientemente creado para acompañar a Patricia Bullrich pero para mostrar el descontento con Gerardo Morales, y los aliados de la actual conducción, con el senador de la CABA como exponente.

Por eso, Valdés y Lousteau podrían aparecer como posibles conductores del Comité, con salvedades. El primero, porque quiere tener tiempo único para ese cargo. El segundo, porque perdió su elección. Pero lo hizo por poco, al tiempo que capitalizó en otras provincias. Pero allí podría reaparecer Alfredo Cornejo, con quien el correntino también tiene lazos.

Cornejo tendrá su propia prueba de fuego el domingo. Si bien se esperó un triunfo radical, no se planteó como algo fácil. No habría una diferencia grande sino más bien ajustada con Omar de Marchi, un PRO que decidió ir por afuerea. Si el dirigente de la UCR se impusiera por diez puntos, probablemente también quiera volver a la conducción. Pero falta una elección presidencial para poder pensar en eso.

Lo cierto es que el radicalismo se verá en un escenario completamente diferente al del 2015, con otras responsabilidades. Si Cornejo gana, tendrán cinco gobernaciones (Mendoza, Corrientes, Chaco, Jujuy y Santa Fe) más una vice gobernación en Chubut, por lo que tendrán cuota de poder interesante. Sin contar los legisladores.

Antes del acto en Corrientes, Patricia estuvo en Resistencia, puntualmente se mostró en el barrio donde ocurrió el femicidio de Cecilia Strzyzowski, que adjudicaron falsamente a Jorge Capitanich en plena elección Primaria. Habló de comunismo, de Che Guevara, de Milagro Sala, de Estado paralelo. Mostró a la Bullrich auténtica, la del golpe de efecto.

Después, viajó a Córdoba para encontrarse con intendentes y diputados. En esa provincia, Juntos por el Cambio sufrió un traspié importante cuando perdió 16 puntos entre junio y agosto, entre los comicios locales y los nacionales. Por eso se lanzó una estrategia interna para atraer, por cada militante propio, diez votos nuevos. Cinco recuperados y cinco que sea ausentaron. Ella fue para ordenar la campaña y hacerle RCP a quienes deberían ayudarla a crecer.

El martes la caravana la llevará de vuelta al conurbano bonaerense, puntualmente a zona Oeste. Irá a Ituzaingo, donde Juntos por el Cambio se impuso el 13 de agosto por menos del 1% de los votos ante Unión por la Patria, fuerza gobernante en la actualidad, y a Morón, con un escenario similar pero una distancia favorable a la alianza del 2%. Reforzará para intentar conquistar.