La política se mira el ombligo y buena parte de la sociedad mira a los políticos con ira, desprecio y/o desinterés. El cóctel surge de encuestas y focus que realizan distintas consultoras para auscultar intenciones electorales. Incluso entre las minorías convencidas por ideología, simpatías o antipatías personales -el amor o rechazo a Cristina Kirchner sigue siendo un potente vector electoral-, los consultados tienden a confluir en la misma sensación: "Los políticos están más preocupados por su propia supervivencia que por resolver los problemas que aquejan a la sociedad", dicen, palabras más o menos, los consultados.
Estudios sistemáticos realizados por consultores que prestan servicios a distintas tribus desmenuzan los componentes de la nueva ola "antipolítica". "La política es corrupta" se suele repetir en los focus. Los consultados incluyen como "actos de corrupción" lo que perciben como "privilegios" de la gestión. Algunos de los reproches textuales que se mencionan en esos estudios:
*Moverse en helicópteros, aviones privados o autos de alta gama y chofer.
*Viajar por el mundo con gastos en dólares pagados por el Estado.
*Conseguir y distribuir empleo público a discreción.
*Cobrar altas remuneraciones por prestaciones ineficientes, innecesarias y/o de baja calidad.
Las “acusaciones” se componen de elementos constitutivos de la tarea pública -como contar con asesores o "vestirse de modo elegante"-, y de comportamientos de "clase", como el pase de dirigentes por distintas funciones y partidos políticos con la lógica de una carrera profesional exenta de vocación o coherencia ideológica.
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Muchos de los reproches son antiguos, pero recobran potencia por la inclemente carestía de la vida que se abate sobre millones de familias empujadas a sobrevivir.
La inflación que se come los ingresos es la bacteria que inocula la enfermedad de los discursos de odio que los medios del sistema difunden cómo "sentido común". Las expresiones de frivolidad dirigencial, claro, empeoran el cuadro.
El espectáculo sin fin de internismo, chicanas y rosca que entretiene a políticos, empresarios y periodistas es percibido en los focus como un "circo sin público" desacoplado de la realidad. En esa bolsa de apatía se mete de todo: desde el melodrama de las candidaturas a la indispensable refundación del putrefacto Poder Judicial, pasando por las acusaciones falsas, las novelas conspiranoicas, los ataques a los adversarios y un intento de magnicidio que el sistema de injusticia encamina hacia la impunidad.
La inacción del gobierno mantuvo intacta la estructura de "lawfare" y "fake news" que, no por casualidad, denomina en inglés a las prácticas que corroen la representación política local.
La despolitización de la política, pasteurizada adrede por la dirigencia para evitar que la sociedad movilizada interpele a sus representantes, alejó a las personas del debate político y provocó la crisis de representación en curso.
La dirigencia doméstica chapotea en ese barro servido con entusiasmo infantil. Las contoneos de Alberto Fernández para definir su futuro -en dos días pasó de dar un discurso de despedida a apalancar su candidatura a la reelección con la promesa de enterrar la era K- choca con los deseos y necesidades de Cristina Kirchner, quién anunció un retiro electoral activo que su entorno busca revertir con un operativo clamor que resulta contradictorio con la pretendida batalla contra la proscripición. ¿Hay que convencer a Cristina de que acepte una candidatura que la persecución judicial le impide? En la resolución de ese acertijo se define buena parte del futuro electoral del Frente de Todos, o como se de en llamar en esta temporada.
Como suele ocurrir en los ríos revueltos, el oficialismo tiene media docena de pescadores esperando su oportunidad. El propio Fernández, Juan Manzur, Daniel Scioli, Wado de Pedro, Agustín Rossi y Sergio Massa son los que aparecen en las encuestas, pero puede haber más. ¿Axel Kicillof? Por ahora resiste en provincia de Buenos Aires, pero su nombre encabeza una estrategia K que piensa los próximos comicios como un pase a la oposición. "Axel puede liderar la resistencia contra una derecha brutal" dice la hipótesis que asume la derrota. El lunes, en la apertura del año legislativo, el gobernador dijo fuerte y claro que su deseo es competir por la reelección. Cristina dirá.
Por el momento, la vicepresidenta juega al misterio. En privado elogia a Massa con énfasis (“Es brillante”, dice), pero su mensaje público hace foco en la proscripción judicial que, a su vez, alimenta el operativo clamor por una candidatura que Cristina asegura que no será. En ese juego de cajas chinas anida una estrategia electoral, aún en borrador, que ubica a la vice en la boleta, pero no en el lugar estelar.
Quizá haya nuevas pistas el próximo viernes 10, cuando la vicepresidenta exponga en la Universidad de Río Negro sobre “¿Hegemonía o consenso? Ruptura del pacto democrático en una economía bimonetaria: inflación y FMI, crisis de deuda y fragmentación política”. El amplio enunciado anticipa una presentación pródiga en conceptos. Es de suponer, también, que formule una réplica a los fundamentos de la sentencia que la proscribe, que se conocerán el día anterior ¿Habrá nuevas definiciones electorales? “No es el momento ni el lugar” evalúa un legislador que trabaja con Cristina desde hace más de cuatro décadas.
Sí se hablará de campaña y elecciones al día siguiente, el sábado 11, en un Plenario convocado por casi todo el arco K. Será un encuentro de catarsis y expiación por una gestión que no satisfizo las expectativas sembradas en 2019. Pero también un espacio para testear el estómago militante frente a una eventual candidatura de Massa patrocinada por Cristina. ¿El dedo de la vice perdió potencia después de la experiencia albertista? Es una de las incógnitas que comenzarán a despejarse en el encuentro de Avellaneda, cuyo lema -la remake del regreso peronista "Luche y vuelve"- busca ratificar la centralidad de Cristina en el armado electoral.
Asfixiada por sus propias internas, la oposición gana oxígeno con la batalla oficialista. También gana aire Javier Milei, beneficiado por la ola anti política que seduce, sobre todo, al voto jóven, un segmento que puede resultar crucial en los comicios que vienen. Números al canto: el 30% de los electores tendrá menos de 30 años al momento de votar, el 50,2% no llegará a cumplir los 40 años de edad al momento de votar, mientras que 6 de cada 10 electores al ejercer el sufragio tendrá 45 años o menos.
Según un informe publicado por la consultora Zuban-Córdoba y Asociados, un 54% de los jóvenes argentinos de entre 16 y 35 años manifiesta tener poco o ningún interés por la política. El Frente de Todos sigue primero entre las percepciones de este segmento, pero es precisamente la franja etaria donde más espacio perdió respecto a su etapa 2003-2015, mientras que Juntos por el Cambio quedó por debajo incluso del nuevo espacio neofascista encabezado por Milei. “A diferencia de lo ocurrido con el kirchnerismo bautismal -apuntó el sociólogo Artemio López con los datos a la vista-, hoy hay cierto desapego de la política por parte de los jóvenes, que o no ven motivos de participación política o son atraídos por opciones antisistema”.
Alarmado por el avance en las encuestas de Milei, el gobierno salió a confrontar el relato “libertario” del economista. “Se presenta como antisistema, pero trabajó toda la vida para empresas transnacionales que constituyen el corazón del sistema” apuntó el presidente Fernández, sin faltar a la verdad: especialista en econometría, Milei le hizo ganar fortunas con sus consejos financieros a Eduardo Eurnekian, un empresario experto en mercados regulados.
La portavoz presidencial Gabriela Cerruti llevó la campaña oficial a Tik Tok, territorio donde se disputa el “voto joven” 2.0. “¿De qué vive Milei?” se preguntó en un posteo, con la ampulosa escenificación propia de esa red. El despliegue gubernamental ocurrió luego de un informe de opinión que buceó en el ADN del voto “libertario”, con hallazgos reveladores.
El trabajo fue realizado en forma conjunta por la consultora Alaska, que dirige Juan Courel, y Trespuntozero, de Shila Vilker. El dato más llamativo se plasmó en el cuadro que midió "el rol demandado al Estado en la economía". Un 45% de sus votantes se mostró a favor de un Estado más activo en la economía, a contramano de las ideas que postula Milei. "Queda en evidencia que se trata de 'voto bronca'", señaló Courel a El Destape. "Puede haber pureza ideológica en una parte de ese electorado, pero en otra parte se ve como una canalización de la bronca y la decepción", agregó.
Que la “bronca” fugue hacia el neo fascismo energúmeno que expresa Milei preocupa incluso a los empresarios que alimentaron con medios y recursos a la criatura. “Hay que cuidar al sistema” suele repetir como antídoto el economista Carlos Melconián, director de la Fundación Mediterránea que financia Luis Pagani, dueño de Arcor. El lunes, durante un encuentro con el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, el ex funcionario macrista profundizó: “Estamos trabajando con ideas rupturistas dentro del sistema, recomendando a la política, que son los que se someten a la voluntad de las personas, de profesionalizar las áreas de gestión, con dosis masivas de honestidad y credibilidad, elementos imprescindibles e innegociables en esta cruzada” exageró Melconián, fiel a su estilo. Y concluyó: “Es un programa integral, consistente, con cambio organizacional, capitalista, occidental, progresista y que deja de lado la lógica de apagar incendios. Es “post grietario´”.
La superación de “la grieta” es el mantra de moda en el Círculo Rojo. Lo instruyó en agosto pasado Marc Stanley, embajador de los Estados Unidos, frente a Horacio Rodríguez Larreta, que usó el concepto en su lanzamiento de campaña. Lo aludió también el Papa Francisco en octubre pasado, en una carta al arzobispo de La Plata, Víctor “Tucho” Fernández. “Hay que terminar con la polarización agresiva” escribió Franciso, que está pronto a cumplir una década de papado.
En homenaje al aniversario, el padre Pepe Di Paola organizó una misa para el próximo sábado 11 de marzo en la Basílica de Luján. Desde la organización explicaron que “fueron invitados los principales líderes políticos de la Argentina para despertar la idea de que hay posibilidades de hacer algo más allá de la grieta”. Se cursaron invitaciones a presidente y vice, gobernadores, ministros, jefes sindicales y de organizaciones sociales, líderes empresarios, y otros representantes sectoriales. La convocatoria ecuménica pretende resucitar la remanida idea de una “Moncloa” que saque a la Argentina de la larga crisis con un acuerdo de cúpulas. La pretensión atrasa tanto como la referencia al pacto español: pauperizada y agotada tras ocho años de pérdida de ingresos, la ciudadanía merece distinguir con nitidez las diferencias de los proyectos de país que se proponen sacar a la Argentina del pozo en el que está.