Este domingo 25 de junio, Córdoba renueva gobernador, vicegobernador, 70 legisladores y tribunos de cuentas; siendo la primera de las llamadas provincias grandes en ir a una elección general; pero además, por el peso específico del distrito; puede ser un anticipo de lo que sucederá en las PASO de agosto y las elecciones presidenciales de octubre.
Más allá del resultado que consagre gobernador al oficialista Martín Llaryora, o al opositor Luis Juez; Córdoba está ante el fin de ciclo del cordobesismo de Juan Schiaretti, esa ideología de centroderecha amalgamada por José de la Sota a fines de los ’90, donde confluyen peronismo, sectores del gorilismo provincial, “el campo”, la Fundación Mediterránea, la poderosa Bolsa de Comercio de Córdoba y los medios concentrados.
Un total de 3.050.212 de electores están habilitados para votar entre 11 fórmulas, aunque la elección está polarizada entre Llaryora, quién se erige como continuador del gobierno de Juan Schiaretti; y Juez, quien arropado bajo las banderas de Juntos por el Cambio, busca llegar a la gobernación, luego del denunciado fraude de septiembre de 2007, cuando el peronismo de De la Sota y de Néstor Kirchner jugaron juntos.
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Más allá de que el padrón cordobés alcanza sólo el 8,7% del electorado nacional, desde principios del siglo XX, la provincia mediterránea tuvo una fuerte impronta en la política nacional: Córdoba, la de la Reforma Universitaria de 1918 y el Cordobazo de 1969, es la misma donde se planificaron el bombardeo a la Plaza de Mayo para asesinar a Juan Perón en junio de 1955 y el golpe de Estado de septiembre del mismo año que instauró la llamada Revolución Libertadora.
En 2014 se fundó en Marcos Juárez la alianza Cambiemos, que un año después y con el mayoritario voto cordobés, llevó a Mauricio Macri a la presidencia. La crisis actual de la alianza derechista Juntos por el Cambio detonó por Córdoba, cuando el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quisieron sumar al gobernador Juan Schiaretti; fuerte adversario del senador Juez, candidato de Juntos a la gobernación.
Patricia Bullrich y Macri jugaron fuerte contra la incorporación de Schiaretti, no por sus preferencias hacia Juez, sino por la fuerte interna con el alcalde porteño dentro de las filas del PRO. Sin embargo, la presidenta del partido amarillo ya en 2021 había jugado a favor de Juez y Rodrigo de Loredo en la interna para senador y diputado nacional. Bullrich es la más interesada en la coalición Juntos por el Cambio de que Juez gane la gobernación cordobesa y así desbanque al cordobesismo tras 25 años en el poder: “En Córdoba empieza el cambio para derrotar al populismo”, bate el tambor la candidata halcón de Juntos.
Rodríguez Larreta, golpeado por el affaire Schiaretti, también intentará apropiarse de una victoria, ya sea de Llaryora o de Juez: es que una victoria del candidato de Hacemos Unidos por Córdoba sube la acciones de su aliado Schiaretti; mientras que el triunfo del líder del Frente Cívico puede exponerse como una victoria nacional frente al kirchnerismo.
Los otros candidatos
Llaryora y Juez concentran más del 75% de los votos de las 11 propuestas electorales para este domingo. La tercera fuerza la disputan el Frente de Todos y el Frente de Izquierda Unidad (FIT-U); que aspiran a colar, al menos dos legisladores. El frentetodismo cordobés juega con el sello Creo en Córdoba y el candidato a gobernador es el delasotista Federico Alesandri, intendente de Embalse; quién va en la fórmula con la diputada camporista Gabriela Estévez. Se planta como “el peronismo en Córdoba”. En 2019, el kirchnerismo cordobés bajó sus listas y apoyó abiertamente las candidaturas de Schiaretti a gobernador y de Llaryora a la intendencia. El Frente de Izquierda Unidad lleva de candidata a gobernadora a Liliana Olivero y de legisladora a Luciana Echevarría, y apuesta a quedarse con votos de progresistas y kirchneristas desencantados.
El Nuevo MAS con Julia Di Santi y Miguel Díaz es la otra oferta roja en Córdoba, pero con menos chances que el FIT-U; mientras que los kirchneristas disidentes participan con la boleta del Partido Humanista que lleva de candidatos a Fernado Schüle y Griselda Osorio. El vecinalismo de Encuentro Vecinal Córdoba lleva a su fórmula histórica Aurelio García Elorrio y María Rosa Marcone y aspira a retener sus dos bancas en la Legislatura. La ultraderecha de Javier Milei presenta dos listas y ninguna cuenta con el aval del diputado y fundador de La Libertad Avanza: Agustín Spaccesi y María Cristina Lagger por un lado con Avanza Libertad; y el Frente Liberal Demócrata con Rodolfo Eiben y Gabriel Bornoroni.
Otras dos opciones de derecha son el Partido Popular, que lleva a la cuartetera Patricia Bon y
Roberto Sarandonelo; mientras que la Unión Popular Federal impulsa de candidatos a Alfredo
Peral y Pamela Arias.
Fin de ciclo
Desde el próximo 10 de diciembre, no estarán en el sillón principal del Centro Cívico, ninguno de los dos socios creadores de la vieja Unión por Córdoba que hace un cuarto de siglo destronó del poder al radicalismo y reconfiguró la política mediterránea. Con De la Sota fallecido en un accidente vial en septiembre de 2018, Schiaretti concentró con puño de acero al peronismo cordobesista; refundando un año después la vieja Unión por Córdoba en Hacemos por Córdoba, la alianza que cuatro años después mutó a Hacemos Unidos por Córdoba con la incorporación de radicales sin votos o dirigentes del PRO que antes habían militado en Unión por Córdoba cuando estaban afiliados a la vieja Unión del Centro Democrático de la familia Alsogaray que en Córdoba se llamó Unión Demócrata de Centro.
Las elecciones de este domingo también ponen en juego el poder local y nacional de Juan Schiaretti. Con Llaryora triunfador, crecen las acciones del gobernador cordobés como jugador en el tablero nacional; al imponerse a Juntos por el Cambio y no sólo a Luis Juez. Pero si su delfín es derrotado, quedará como una anécdota su aventura nacional como candidato presidencial de Hacemos por Nuestro País, el frente conformado con Florencio Randazzo como vice y Diego Bossio e Hilda “Chiche” Duhalde como sus espadas en el Congreso.
En 2015, un ascendente José de la Sota, fuertemente enfrentado a la presidenta Cristina Fernández, conformó con Sergio Massa la alianza UNA y en las PASO de ese año, apenas consiguió 6% de los votos. Hoy Schiaretti no llega ni a la mitad de esos votos y depende de la victoria de Llaryora para que su canasta no siga perdiendo apoyos. La aventura cambiemita del gobernador cordobés ya lo alejó de su aliado salteño Juan Manuel Urtubey.
El Partido Cordobés
Durante la pasada dictadura cívico militar el Partido Cordobés estuvo conformado por el Tercer Cuerpo de Ejército, con el genocida Luciano Benjamín Menéndez; la Iglesia Católica con el arzobispo Raúl Francisco Primatesta; sectores conservadores de la Unión Cívica Radical; y la Fundación Mediterránea que impuso a Domingo Cavallo como presidente del Banco Central.
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En los primeros años de democracia, el Partido Cordobés mutó a la alianza de la conservadora Línea Córdoba de la Unión Cívica Radical, liderada por el vicepresidente Víctor Martínez y el gobernador Eduardo Angeloz; la Iglesia Católica de Primatesta y el diario La Voz del Interior; la Fundación Mediterránea con el súper ministro de Economía Cavallo operó contra los gobiernos radicales de Angeloz y Ramón Bautista Mestre.
Y a fines de los ’90, tras una década de gobierno neoliberal de Carlos Menem, el ascendente De la Sota se alió a la Unión del Centro Democrático del funcionario menemista Germán Kammerath –responsable de las privatizaciones en el área de telecomunicaciones-; prometió un plan de ajuste del Estado que incluyó la privatización del Banco de Córdoba y la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), pero que no pudo llevar adelante debido a la resistencia de la sociedad, los gremios y los legisladores de la oposición. En la asunción de De la Sota y Kammerath estuvo invitado el entonces presidente de Boca Juniors, Mauricio Macri.
Este nuevo Partido Cordobés, al que De la Sota rebautizó “cordobesismo” al ganar su tercera elección como gobernador en 2011 se mantuvo inamovible hasta ahora. La renovada alianza del campo a través de la poderosa CARTEZ y de la Bolsa de Comercio con Luis Juez a instancias del ex presidente Mauricio Macri; además de la fuerte campaña territorial de intendentes y caciques radicales en cada pueblo y ciudad, pueden llevar a Juntos.