Elecciones 2023: 2001, el fantasma que alimenta la guerra Larreta-Bullrich

Firmeza en el discurso y en los hechos, gestión actual versus falta de experiencia, éxitos en el presente contra fracasos en el pasado. Para no cuestionar la gestión de Macri, Juntos por el Cambio reavivó los fantasmas del 2001.

20 de julio, 2023 | 00.05

Ante la imposibilidad de cuestionar duramente la gestión de Mauricio Macri, la participación de Patricia Bullrich en el gabinete de la Alianza cayó como anillo al dedo a una interna que empezó una escalada con final incierto. El detonante de la memoria histórica llegó de manos de la Coalición Cívica, el reservorio de la moral en Juntos por el Cambio, la fuerza política con una dirigente muy taquillera por ese entonces, Elisa Carrió, que volvió a escena después de un susto médico y reapareció con un audio dificultoso para apoyar al "roble" que decidió cuestionar a la ex ministra de Cambiemos y de Fernando de la Rúa.

Cuando fue diputada, Bullrich anticipó que los miembros de la Alianza iban a tener una segunda oportunidad. Una visionaria, porque ella, Hernán Lombardi, Ricardo López Murphy y el propio Horacio Rodríguez Larreta se transformaron en "nuevas" figuras provenientes de la vieja política que terminó con pobreza, desempleo, mayor desigualdad, represión, estado de sitio, muertes en manos del Estado y una salida anticipada del Gobierno producto de ese combo explosivo que se gestó con la falsa ilusión de un orden cambiario logrado a costa de vender las empresas públicas.

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Ese fantasma volvió. No por sus políticas de desigualdad sino por la represión que vendrá con ellas. El ajuste debería ser por consenso, con el aval de la población y no mediante la violencia estatal con final en "delitos de lesa humanidad", como bien anticipó Carrió. Ese fue el planteo y la advertencia que ella lanzó hace unas semanas y que ahora, con mayor cantidad de imágenes, volvió a traer al presente Juan Manuel López, el jefe del bloque de la Coalición Cívica en Diputados.

El recuerdo generó un revuelo enorme dentro de las filas de Juntos por el Cambio aunque, en su momento, también como legisladora nacional, dijo estar "orgullosa de haber pertenecido a ese Gobierno". Es que la campaña del miedo se gestó desde dentro de la alianza, una coalición que se dedicó a pelear en sus entrañas por ver quién conducirá los destinos del país y cómo: si con violencia y una gestión que, por esa misma causa, debería irse antes de tiempo o si por consenso para generar, por el contrario, transformaciones duraderas.

El gobierno de De la Rúa se transformó en uno de los caballitos de batalla de los dos sectores. De hecho, el 14 de mayo Bullrich le recordó a Larreta la figura del doctor René Favaloro en un viaje a Tolhuin, en el centro de Tierra del Fuego. Por la mala administración del PAMI, la obra social se convirtió en la principal deudora de la Fundación Favaloro y el médico emblema de la Argentina se suicidó.

Por ese entonces, el actual jefe de Gobierno ofició de interventor del organismo y llevó adelante un ajuste fiscal para lograr un equilibrio en las cuentas. Pocas veces se refirió al episodio pero calificó como una invención del kirchnerismo el intento de vincular el suicidio del médico con su gestión.

Los recuerdos de hace dos décadas llegaron en medio de una disputa por el concepto de firmeza y de éxito, en los hechos, de la publicidad de tal firmeza. El miércoles, en una jornada de nuevas medidas de fuerza en el subte de la CABA para reducir la jornada laboral y bajar la exposición de los trabajadores al asbesto, un material cancerígeno, volvió el discurso del "conmigo esto se acaba". De la Ciudad a la deriva, sin orden, a merced de los sindicatos y de los piqueteros que impiden el desarrollo normal de la vida para el resto de la sociedad.

Jorge Macri vinculó, por un cuestionamiento de los metrodelegados, las pistolas taser a las medidas de fuerza. "Basta de inventar excusas, forzar paros y complicarle la vida a miles de personas. Las taser llegaron para quedarse, el orden en la Ciudad también". La posición le gustó a una Bullrich siempre dispuesta a marcar que la ejecución de Larreta no es lo suficientemente firme como para impedir las jornadas de lucha en la Ciudad y que ella, en cambio, sí está capacitada.

La gente no busca, se leyó desde el ala más combativa, un discurso que simule firmeza sino firmeza en los hechos. Lo cual, de por sí, la deja a Bullrich en una situación incómoda porque actualmente no tiene chances de demostrar su carácter con actos dado que no ocupa ningún cargo ejecutivo. La chicana de Larreta cada vez que encuentra oportunidad.

Por eso, el jefe de Gobierno centró su campaña en los datos. Sacó, en las últimas horas, un nuevo spot con los números de la seguridad en la Ciudad. Fue calificado como una buena pieza pero, al mismo tiempo, se puso en duda que la ciudadanía le crea. "El problema es el mensajero". Por su parte, Bullrich promete el orden con firmeza, pero el currículum para mostrar es su pasado.

La ex ministra mostró dos puntos débiles: la falta de gestión actual, y sobre todo global de un distrito. Y la falta de éxitos en su desempeño en carteras ejecutivas. Como ministra de Trabajo, le redujo el sueldo a los jubilados, atravesó innumerables protestas producto de la pésima situación laboral y económica del 2001, sufrió escraches y el gobierno se tuvo que ir antes de tiempo. En materia de firmeza, tuvo un cruce con Hugo Moyano en televisión, pero no hizo cambios estructurales que hoy pregona como necesarios.

Como titular de Seguridad, durante el macrismo, lanzó un protocolo antipiquetes que nunca se ejecutó; hubo cortes de ruta y piquetes que no secaron; el conflicto con las comunidades originarias se recrudeció; el narcotráfico y la delicada situación en Rosario, por ejemplo, no se solucionaron. Sólo en materia de "firmeza". Luego, hubo violencia institucional, represión y espionaje ilegal.

Por lo tanto, el concepto de firmeza quedó bastante desdibujado en una campaña en la que se convirtió en el centro pero no se pudo explicar bien su alcance ni sus limitaciones. Allí, los fracasos del 2001, donde participaron varias de las figuras actuales, volvieron a reflotar como si hubieran sucedido ayer.