El Frente de Todos juntó a su plana mayor para dar vuelta la página del escándalo por el incumplimiento de la cuarentena en la residencial presidencial de Olivos y encarar la etapa más caliente de la campaña previa a las PASO, a menos de cuatro semanas desde hoy. Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa, los cuatro, recordaron que los candidatos de Juntos por el Cambio, aunque intentan despegarse del gobierno de Mauricio Macri, no tienen nada nuevo para ofrecer respecto a esa experiencia.
Insistieron, también, con los esfuerzos que hizo el Estado durante la pandemia para sostener, como y lo que se pudo, un tejido social y económico que se caía (se cae) a pedazos. Y con la importancia de reactivar la economía y garantizar derechos como única vía de salida de la crisis. Desarrollo o deuda. Soberanía o República de Morondanga.
La unidad, condición necesaria para la victoria y la gobernabilidad, se proyectó en la imagen de la plana mayor de la coalición, antes y durante el acto en Isla Maciel por la entrega de la vivienda número 20 mil desde que los Fernández y compañía asumieron el gobierno, y en las palabras de cada uno de ellos. No será lo más habitual verlos a todos juntos en la campaña; antes del cierre de listas se esperaba que coincidiesen en no más de una o dos ocasiones. La ocasión no fue casual, porque las soluciones habitacionales otorgadas por este gobierno contrastan con el abandono que sufrieron las mismas obras durante los cuatro años de mandato de Macri. Casas a medio construir recuperadas desde diciembre de 2019 y proyectos olvidados antes de empezar. En momentos de dudas o de zozobra, el contraste es una brújula que ayuda a ordenar, una y otra vez, las prioridades en el oficialismo.
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Como en todas sus apariciones públicas desde hace un año, CFK respaldó al Presidente, pero no se ahorró una dosis de rigoreo. En su arenga final, “poné orden donde tengas que poner orden, tranquilo, no te pongas nervioso y metele para adelante”, retomó obsesiones que ya se le conocen: el de un gabinete que sigue teniendo errores de amateur, o, como ella los bautizó, “funcionarios que no funcionan”, por un lado; por el otro la ratificación de su estrategia original de mayo de 2019, ese giro al centro basado en el instinto de autopreservación (personal e institucional) antes que en una autocrítica ideológica. “Necesitamos imperiosamente otra forma de vincularnos. Por eso, Alberto, yo te pido, no te enojes ni te pongas nervioso” por “los medios opositores que magnifican y exacerban para irritar los errores del pueblo mientras ocultan descaradamente la entrega del país”.
En el gobierno existe optimismo respecto al resultado electoral. Sus socios, en cambio, manejan números menos contundentes. De ahí la preocupación por dejar atrás el escándalo y comenzar a hablar del futuro. “Votemos para adelante”, dijo a su turno Massa, el encargado de blanquear objetivos: “Se elije el Congreso que vamos a tener a partir de diciembre". Kicillof, en tanto, señaló que para desactivar “esa olla a presión que dejó el gobierno anterior no queda otro camino que encontrar una solución estructural”.
Al cierre del acto, el presidente Fernández volvió a reivindicar la unidad del Frente de Todos como principal capital político: “Ninguno de los que estamos acá tenemos vergüenza de ser parte. Tenemos miradas distintas pero un denominador común: todo lo que sea ha hecho ha sido por los desfavorecidos. Sabemos que representamos los intereses de ustedes”.