Por las elecciones 2021, Juntos por el Cambio se muestra unido pero hay conflictos subyacentes que estallarán después de los comicios generales que, en principio, se harán en octubre de este año, momento en que empezarán a calentar los motores para la carrera presidencial. Los protagonistas son Horacio Rodríguez Larreta, hoy de un "ala blanda" que quiere imponer sus propios candidatos, y Patricia Bullrich por el lado más combativo que aspira a una interna por la jefatura de Estado nacional. La relación entre ambos está cada vez más tirante, las clases presenciales la agudizaron y el mandatario porteño tiene algunas diferencias con respecto a ciertas posturas de la alianza opositora.
Después de que Bullrich cruzara a Larreta por la bimodalidad del nivel secundario en plena pandemia del coronavirus, la relación quedó tensa y cada vez está peor. Ninguno quiere hablar del otro y si bien unos dicen que está todo bien, otros miran una tirantez que a futuro traerá algún tipo de problemas y la gran incógnita será la participación de Mauricio Macri, saber a quién apoyará. El espaldarazo de la Corte Suprema, que validó la autonomía de la Capital Federal y su responsabilidad para decidir abrir o no los colegios, le dio otro estatus a un dirigente que busca posicionarse a nivel nacional, un poco por lo bajo y otro poco, lentamente, de forma pública.
Larreta es el candidato que quiere el aparato de Juntos por el Cambio que globalmente necesita a Bullrich pero está en desacuerdo con sus formas, aunque halagan la campaña que comenzó el año pasado, movimiento que tildan de peronista. Todos la quieren, la necesitan, y no la quieren al mismo tiempo. Del lado del oficialismo también ven en el jefe de Gobierno un contrincante ideal, sobre todo por su espíritu más dialoguista en caso de ganar las elecciones 2023. El 18 de mayo a las 11 de la mañana el mandatario porteño se verá con funcionarios nacionales - puntualmente Eduardo "Wado" de Pedro y Martín Guzmán - para, en medio de tensiones, acordar el traspaso de la Policía y los fondos coparticipables.
Uno de los secretos del jefe de Gobierno gira en torno a los comicios de este año. Si fuera por él, las PASO no se harían pero no puede plantearlo abiertamente en la mesa nacional de JxC porque allí nadie quiere eliminar las internas. En un comunicado difundido hace dos semanas, pidieron no cambiar las reglas del juego y sólo abrieron la puerta a un corrimiento de los comicios, una postergación única mensual. Otros más duros ni siquiera quieren eso. La realidad es que el lunes el Gobierno nacional deberá convocar a las urnas con la fecha original del 8 de agosto mientras espera que el Congreso sancione una nueva ley con un acuerdo encaminado. “En Argentina no habrá suspensión de elecciones. Hemos convenido una prórroga del cronograma electoral de 30 días. En Argentina se votará como en todo el mundo”, dijo el viernes Mario Negri, presidente del interbloque de Juntos por el Cambio en Diputados, tras una reunión con el ministro del Interior, De Pedro, y el titular de la Cámara, Sergio Massa.
MÁS INFO
En ese contexto, los cambiemitas temen que Alberto Fernández modifique el calendario de forma unilateral en caso de conseguir “superpoderes” mediante una ley nacional. Ese proyecto aún no fue presentado pero sí anunciado y estipula un semáforo epidemiológico que active automáticamente ciertas medidas para combatir el coronavirus, además de facultades excepcionales para los poderes Ejecutivo nacional y provinciales en medio de una situación que no estaba escrita en el contrato que firmaron durante la campaña del 2919.
Si Larreta expresara su intención de eliminar las PASO, se plantaría frente a Bullrich y Macri, algo que hoy no le conviene. El jefe de Gobierno ya analiza sus candidatos y si bien muchos empezaron a instalar a María Eugenia Vidal para la carrera presidencial, él la analiza para encabezar la lista de diputados nacionales por la Ciudad y mandar a Diego Santilli, su vicejefe de Gobierno, a liderar la boleta de la provincia. Si la ex gobernadora bonaerense quisiera jugar en 2023, tendrá que haber una charla previa con Horacio para llegar a un acuerdo que no debería ser difícil de alcanzar.
El gran problema gira en torno a la pelea Bullrich-Larreta. Para ella, el jefe de Gobierno empezó a endurecerse cuando la Nación le quitó fondos coparticipables pero sigue dando concesiones que no caen bien. Por eso, la relación incomoda al porteño y mientras al principio nadie hablaba de ella o la minimizaban, hoy la quieren sacar de cualquier boleta.
Ahí, Macri jugará un papel importante. Alejado de todo cargo, sigue tirando de los hilos desde las sombras con apariciones quirúrgicas y marcadas de cancha. Este año seguirá dentro del ala dura, con un apoyo más que evidente a Bullrich y su ex compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto. Pero la pregunta es si seguirá ese camino después de octubre de este año. Larreta es mucho más predecible y hay intereses económicos y personales que Mauricio vería más protegidos bajo la figura de su ex jefe de Gabinete porteño. La presidenta del PRO, en tanto, es más incontrolable e impredecible.
Eso también impactará en las elecciones porteñas y podría hacer más descartable la figura de Martín Lousteau. Hoy la UCR de la Capital cogobierna con el PRO y otros espacios, hay zooms y reuniones para consultar distintas decisiones y los radicales tuvieron injerencia en varios de los posicionamientos del Gobierno local, pero el hombre de Evolución tampoco es confiable y el PRO podría elegir no entregarle su bastión, la Ciudad.