Tras perder las PASO por 10 puntos ante Juntos por el Cambio, el peronismo en Santa Fe tiene ánimos de levantar para las generales de la mano de una posible fuga de votos de su rival. Sin embargo, se enfrenta a un desafío muy difícil, con la inseguridad otra vez como un fierro caliente que puede impactar en quienes están hoy en lugares de gestión.
El panorama cambió luego del 12 de septiembre. Una vez resuelta la primaria, que ganó la lista de Omar Perotti, hubo una campaña con mucho recorrido de los candidatos y una seguidilla de anuncios. Lo único que faltó fue la foto de Agustín Rossi con el gobernador, los dos grandes referentes del armado. Según afirmaron desde ambos campamentos, esa instantánea no fue buscada por ninguno.
Más allá de eso, hubo una alineación natural de todos los sectores y un ordenamiento para trabajar detrás de la lista auspiciada por Perotti, que lleva a Marcelo Lewandoski al Senado y a Roberto Mirabella a Diputados, incluso desde el mismo rossismo que tiene presencia en la nómina. Es decir: no estuvo la foto pero sí el trabajo en conjunto. El perottismo provincializó la campaña y buscó correr las referencias nacionales de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, con mayor preponderancia del gobernador y del candidato, un periodista deportivo que pesca en el lago de los independientes.
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No obstante, esto significó apoyarse en mucha gestión, que depende mayormente de Nación, con recursos y políticas que se consiguieron especialmente desde que llegó Juan Manzur a la jefatura de Gabinete y los contrapesos marcaron una inclinación hacia los gobernadores. "Entonces, la distritalización fue más en términos estéticos e ideológicos", comentó en off un hombre del Chivo.
Pese a la tensa interna, hay seguridad de que los votos de Rossi quedan adentro, ya que no tienen ningún otro lugar adónde ir, salvo la candidatura de centroizquierda de Carlos Del Frade. En cambio, la apuesta del peronismo es que Juntos por el Cambio tenga dificultad para contener todos los sufragios de los precandidatos que fueron derrotados en las PASO, en especial los de Maximiliano Pullaro, que dio el salto desde el Frente Amplio Progresista. Algunos votos podrían volver a esa fuerza que lleva como candidatas a las socialistas Clara García y Mónica Fein.
En este marco, en el justicialismo hay una expectativa de arrimar la elección, de la mano de algunos indicadores como una encuesta a la que accedió El Destape de la consultora Inmediata -que acertó en las PASO- que le da al Frente de Todos 9 puntos arriba de Juntos por el Cambio en Rosario, mientras otra de Innova le da una ventaja de 7. Es una señal de recuperación, ya que en las primarias había ganado por menos de un punto en la ciudad, pero para mejorar la cosecha debe dar vuelta otros departamentos poblados de la provincia, como La Capital, donde perdió por 14%.
Juntos para retener
Por el lado de Juntos por el Cambio, hay confianza en que el armado del radicalismo macrista con Carolina Losada y Mario Barletta, va a hacer una buena elección poniendo la marca nacional por adelante de los candidatos. La estrategia es lavarle la cara a Losada, que cambió los paneles televisivos con frases altisonantes de la campaña previa a las primarias por rodearse de figuras que muestren que no está sola y que tiene solvencia, ya que es una outsider sin experiencia de gestión que sacó 12 puntos y debe contener un 40%.
Los dirigentes dicen que el Neo, la fuerza de Pullaro, está trabajando para sellar las fugas. "Ese sector es el que más mueve voto de estructura", apuntan ante la consulta de El Destape. Entienden, además, que los de Federico Angelini y José Corral serán contenidos, y que el único lugar al que podrían irse es a Jorge Boasso, un candidato de la UCR que fue por afuera y sorprendió tras las PASO con una cruenta campaña anti K, con carteles que mostraban a Cristina con un traje a rayas.
Tal fue la sorpresa por el cambio de tónica proselitista, que a Boasso le costó la ruptura con su compañero de fórmula Luis Contigiani, otro ex FAP, que se bajó de la cabeza de lista a Diputados. "No tengo pruebas pero tampoco dudas de que la pagó el peronismo para robarle votos a Carolina", se embroncan en las filas del PRO. Esa lista en Rosario mide 4 puntos que hoy son preciados.
"Lewandoski hace una buena elección en Rosario y Clara también, el socialismo tiene lo suyo, hace fuerza y nos saca votos. Pero me parece que en el interior de Santa Fe, y sobre todo el norte con el fenómeno Dionisio Scarpin, va a ser muy fuerte", dijo una fuente en referencia al intendente de Reconquista que brilló con su defensa de Vicentin, cuyo directorio hoy comparece ante la Justicia por graves delitos. La alianza afila una buena fiscalización, con todos los equipos ensamblados luego de las primeras semanas en las que perduraban los resquemores lógicos después de ir a una interna.
Por eso, apuestan a que mucha gente vaya a votar dentro de la grieta y que las diferencias se amplíen en los distintos distritos. "JxC se mantuvo firme en todas sus expresiones. Todas las listas tienen un voto consolidado que se suma, con el condimento que el kirchnerismo comete errores de gobierno y gestión de manera constante y repetida, tanto en nación como en provincia. La polarización es muy fuerte y el hartazgo de la gente es rotundo", comenta en off un integrante de la lista a diputados que confía incluso en meter cinco lugares de los nueve que se renuevan.
Acercar y acortar
Desde la usina socialista, hay conciencia de que el tercer lugar es inapelable, pero aspiran a achicar las diferencias, aunque el gran desafío es que no se hayan caído puntos esta última semana en la que los aparatos poderosos tiraron todo y jugaron a la polarización. "Clara crece según las encuestas. Sería muy extraño que quedemos por abajo del número de la primaria", comentan. El objetivo era no desaparecer y trabajar en su posicionamiento como figura política, teniendo en cuenta que llegó a las PASO con un 45% de desconocimiento, y lograron incrementarlo hasta un 67%.
"Es una candidata con buena rentabilidad electoral. Es decir, a medida que la escuchan y la conocen, cosecha un buen porcentaje de votos", destacan. Si eso impacta, estiman que debería terminar en 14 o 15 puntos. Si García hace una buena cosecha en Rosario y Santa Fe, leen que quedará posicionada como una dirigente con capacidad de ser intelocutora de las clases medias de las dos ciudades más grandes de la provincia. "En una campaña legislativa de grieta pura, sin ser gobierno, con una candidata en el medio de una pérdida y un duelo personal y colectivo por la muerte de Miguel (Lifschitz), ese número nos dejaría conformes porque significa acumular en lugar de retroceder de cara a 2023", explican desde el partido de la rosa.