Podría decirse que esta vez no habrá resultado que pueda tomar tan de sorpresa a los concurrentes del búnker del Frente de Todos, en Chacarita, como aquel de las primarias de septiembre. Al menos, así lo creían en el comando de campaña, donde existía la convicción de que para este tramo de la elección se había trabajado con objetivos más definidos y que, en esa lógica, debía ser mejor la cosecha. En principio, en la provincia de Buenos Aires están seguros que se crecerá en votos aunque no saben cuánto lo hará también el macrismo. Cualquier mejora en los porcentajes, aunque no alcance para cambiar la tendencia y termine dibujando un Congreso más opositor, será bienvenida y facilitaría el inicio del segundo tramo del mandato.
En estas semanas de campaña se hizo un desarrollo más localizado con intendentes y militancia en puntos clave de la Primera y Tercera Sección Electoral en los que el Frente de Todos sacó mucha diferencia en 2019. Son votantes propios que, por diferentes motivos, no participaron de las PASO y ahora hicieron lo posible porque concurran. En base a ese esfuerzo, casi de casa por casa, entendían que crecerán en votos y tal vez recuperen municipios en los que el Frente perdió por poco en las primarias y sacarán mayor diferencia en los que se impuso, principalmente los de la populosa Tercera Sección. En el más notorio de ellos, La Matanza, el Frente de Todos ganó las primarias pero con 230 mil votos menos que dos años atrás. Sólo en ese municipio. En la Primera, con más preeminencia de clase media, siempre es más complicado para el peronismo.
"Hay dos sectores en los que nos está costando mucho entrar: los adultos mayores y los más jóvenes. Ahí estamos a ciegas", comentaba un funcionario que participó muy activamente de la campaña. Los de mayor edad, ya es histórico, son el principal respaldo electoral del macrismo. El análisis que suele hacerse es que están más tiempo en sus casas consumiendo los medios que incesantemente hacen campaña contra el oficialismo. En cambio, lo de los jóvenes es nuevo. En algún momento se sumaron masivamente a la militancia en el kirchnerismo pero ahora, es lo que surge de los trabajos de campo, sólo ocurre entre quienes están más politizados.
Lo que se ve en la mayoría de los jóvenes es una mezcla de desinterés por el debate político y bronca por el largo año y medio de restricciones por la pandemia. Un combo complicado para el Gobierno. "Fueron los más castigados. No sólo porque fueron los que más debieron cambiar su estilo de vida sino que también son los que más sufrieron la falta de trabajo y de algún rebusque para mantenerse. No les estamos pudiendo llegar como antes", reconocían en el Frente de Todos. Las encuestas muestran que los jóvenes de clases populares fueron, en proporción, quienes más se ausentaron en las primarias y quienes, en buena medida, tienen la llave del resultado del domingo, en especial en la provincia de Buenos Aires.
Plan moneditas
Pese a lo difundido, no existió el mentado plan "platita" que alivie los agobiados bolsillos de los argentinos luego de lo sucedido en las PASO. Las medidas fuertes que desde la propia Casa Rosada comentaron que se evaluaban -un cuarto IFE, un bono adicional para las jubilaciones mínimas y beneficiarios de la AUH- nunca se concretaron. Sí hubo un aumento de las asignaciones familiares, del salario mínimo vital y móvil y del mínimo no imponible de Ganancias, además de refuerzos focalizados como el PreViaje, la beca Progresar, los planes Potenciar Trabajo y la tarjeta Alimentar. Decisiones que suelen tomarse también por fuera de la época electoral. En definitiva, el costo de la ayuda fue menos de la mitad de lo que las consultoras económicas habían proyectado en un primer momento. Fue "moneditas" más que platita, como ironizó uno de estos consultores de la city.
"No sé qué sucedió exactamente. Estaba claro que nunca tuvimos en carpeta tomar ninguna medida rimbombante, pero es cierto que algunas cosas trascendieron, no se las desmintió y al final no salieron", comentaba extrañado un importante funcionario. En Economía aseguraban que esas medidas nunca se proyectaron y que se privilegió mantener la lógica de gasto que se hizo hasta ahora y que ya le permitió al país recuperar lo caído durante la pandemia. Lo más espectacular terminaron siendo los acuerdos firmados por el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, para congelar precios de alimentos y medicamentos hasta enero. No parece suficiente para modificar el voto de muchos. Pero, probablemente, un nuevo IFE tampoco hubiera cambiado demasiado el panorama.
En las provincias
Así las cosas, nadie en el Frente de Todos imagina demasiados cambios respecto al resultado de las PASO en el resto del país. Según los trabajos que se hicieron en las ocho provincias donde se eligen senadores, sólo en La Pampa se cree que el Frente de Todos tiene posibilidades de revertir la derrota. Lo de perder por diez puntos en las primarias y luego ganar es una proeza que el peronismo pampeano ya hizo en 2017, aunque la situación era diferente. Conseguir un senador más podría resultar vital porque el Frente quedaría a tiro del quórum con algún aliado provincial. Habrá que esperar el conteo.
Otras provincias que eligen senador y en las que en algún momento se alimentaron esperanzas como Santa Fe o Chubut, entraban en el terreno de lo impensado. En las otras se proyectaban guarismos similares a los de las primarias. Respecto a las que no eligen senador, se daba como un hecho que se revertiría la derrota en Tierra del Fuego y que había que esperar lo que pudiera suceder en Chaco.
En definitiva, no será una jornada festiva la del búnker, pero esta vez nadie puede darse por sorprendido. La noticia que podría cambiar el clima sería lo que pueda suceder en la provincia de Buenos Aires donde, una vez más, se concentrará la atención a partir de las 21, cuando comiencen a conocerse los resultados.