La elección del domingo se tornó, en algunos distritos, impredecible. El gran ausentismo en las PASO dificultó proyectar qué votos irán hacia una u otra fuerza el 14 de noviembre. Por eso, captar a los que no fueron a votar se convirtió en una de las grandes estrategias del oficialismo y la oposición, una jugada que se apoyó fuertemente en el famoso voto útil, ese que las personas ejecutan de manera estratégica según el resultado, ahora del 12 de septiembre, para conseguir algo. En este caso, que no gane el proyecto de Juntos por el Cambio, desde la visión del Gobierno, o ponerle un freno al kirchnerismo, por el lado de la alianza.
En la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal repitió una y otra vez que Juntos por el Cambio es la única fuerza que, en el Congreso, le puede hacer contrapeso al oficialismo. Su estrategia tuvo una razón de ser: la oposición tiene alternativas electorales similares ideológicamente. La más fuerte se concentró en la Capital Federal bajo la figura de un Javier Milei que, analizaron, no incrementará su base electoral pero le quitó algunos puntos que impedirán renovar los 10 diputados en juego por el distrito. Por eso, Mariu decidió reforzar la idea de que el economista será una suerte de lobo solitario que no generará ningún efecto en las intenciones del Frente de Todos, distinto a la alianza de Cambiemos que, en caso de conseguir el objetivo, lograría la paridad en la Cámara Baja.
De este modo, el voto útil que Vidal buscó fomentar es ese que plantea que sólo Juntos por el Cambio podrá hacer un juego de fuerzas real y que no hay opción alternativa que garantice eso. Una suerte de "si no querés al Gobierno, nosotros somos el único espacio que puede conseguir entorpecer sus acciones". Una motivación para que las personas que no fueron en las PASO vayan ahora.
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La estrategia, como contó El Destape, está centrada en el grupo de la tercera edad, el más reacio a la hora de salir de su casa en plena pandemia para ir a las urnas. Pero no es el único, claro. Hubo mucha actividad para los sectores jóvenes, un electorado codiciado por todos los espacios. Así, de los 800 mil ausentes en septiembre, el oficialismo porteño apuntó a conquistar unos 270 mil votos, entre un 1,5% y un 2% más que en las elecciones primarias. Con ese crecimiento, Vidal podría arañar los cincuenta puntos y, tal vez, meter ocho diputados de los diez en juego.
Por el lado de la provincia de Buenos Aires, la estrategia también tuvo en cuenta ese eje. El equipo de Diego Santilli apuntó a atraer unos 350 mil electores pertenecientes al enorme universo de los ausentes en las PASO. Ese número es el posible para Juntos y podría ampliarse más si lograran cooptar a los huérfanos de las fuerzas que no superaron el piso de las Primarias, llegando a 800 mil.
De los ausentes, si Juntos lograra incorporar esos 350 mil votos, quedarían otros casi cuatro millones libres que podrían ir en mayor medida al Frente de Todos. Los análisis indicaron que el oficialismo fue el más perjudicado por el faltazo de los electores y si todos ellos asistieran a las urnas para votar la propuesta del Gobierno, la elección se daría vuelta. Pero de esa bolsa saldrán sufragios en blanco, nuevos ausentes o división entre propuestas minoritarias que pelean para meter un diputado propio.
Al igual que Juntos por el Cambio, el Frente de Todos también apeló a esa estrategia. "La derecha está diciendo claramente lo que va a hacer. El Frente de Todos es el único espacio que la puede parar", dijo Leandro Santoro, candidato oficialista por la CABA, en El Destape Radio. Un freno a esos proyectos contra los derechos laborales, por ejemplo. De ahí el nuevo spot de campaña en el que el Gobierno decidió mostrar la polarización. No para profundizar la grieta, dijo el postulante a diputado nacional, sino para contrastar los dos modelos de país.
Sólo para poner un ejemplo de la importancia de los ausentes el próximo 14 de noviembre, el caso de Tierra del Fuego. En esa provincia, que la oposición piensa que puede perder, la diferencia entre Cambiemos y el Frente de Todos fue de sólo tres mil votos y hubo 40 mil faltazos. Con sólo un puñado, el resultado sería otro. Claro, no es la situación de todos los distritos. En La Pampa, donde se eligen senadores, se registraron cerca de 94 mil inasistencias y la distancia entre una fuerza y la otra fue de 20 mil votos. De yapa, la diferencia que sacó JxC se achicó y hay paridad.
En principio, la oposición se centró en dos objetivos para motivar ese voto útil, ambos con una misma base conceptual, la de obligar al Gobierno a lograr consensos en el Congreso. Por un lado, sacarle el quórum al Frente de Todos en el Senado y, por otro, llegar a un interbloque de 120 diputados para evitar que, con aliados, el oficialismo habilite sesiones sin su apoyo.