En su discurso de apertura de las 143ª sesiones ordinarias de la Legislatura de Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti destacó que “con el Gobierno nacional tenemos una situación correcta”, aunque aclaró que “acá hay un modelo cordobés de gestión que interpreta ese mandato y que fue ratificado a lo largo del tiempo en las urnas”; marcando que si bien la relación entre Córdoba y la Casa Rosada es buena, electoralmente no hay nada dicho.
Con las PASO cada vez más lejos, en el peronismo cordobés –el PJ de Schiaretti y el Frente de Todos donde confluyen schiarettistas, delasotistas, albertistas, cristinistas y sectores progresistas- no está resuelto qué táctica electoral seguirán para competir contra Juntos por el Cambio, esa maquinaria electoral que anclada en un discurso conservador y derechista, cosecha triunfos legislativos desde 2015.
Hoy el gobernador Schiaretti destacó en su discurso de 27 minutos que “cuidamos siempre la diversidad, trabajamos en conjunto con todos los municipios y comunas sin importar que piensa cada uno, lo mismo con el Gobierno nacional, con el que tenemos una relación institucional correcta” y ponderó la buena sintonía con el presidente Alberto Fernández “porque entendemos que siempre hay que trabajar juntos entre los que fuimos elegidos por el pueblo, para garantizar la gobernabilidad a cada estamento del Estado. Ese es el mandato del pueblo de la provincia”.
Durante los dos gobiernos de Cristina Fernández, el ex gobernador José de la Sota y Juan Schiaretti tuvieron una pésima relación institucional y política con la Casa Rosada, incluso llevaron esas disputas a la Corte Suprema de Justicia.
Pese a la actual buena sintonía, Schiaretti dejó hoy un mensaje que enfría la posibilidad de confluir electoralmente entre el PJ cordobés y el Frente de Todos: “Y acá hay un modelo cordobés de gestión que interpreta ese mandato y que fue ratificado a lo largo del tiempo en las urnas”.
En las elecciones municipales de Río Cuarto, del pasado 29 de noviembre de 2020, el intendente Juan Manuel Llamosas, un peronista conservador que milita con Schiaretti logró su reelección gracias a la unidad con el Frente de Todos. Esa vez, el peronismo unido jugó con el sello de Hacemos por Córdoba.
Esa es la estrategia que manejan algunos sectores del Frente de Todos como la diputada Gabriela Estévez de La Cámpora y jefa de la sede Córdoba del Instituto Patria. Ya en 2019, en las elecciones a gobernador, Estévez y Martín Fresneda –ex secretario de DDHH de la Nación durante la presidencia de Cristina Fernández- mandaron a votar a su militancia a Schiaretti y al intendente capitalino Martín Llaryora.
Sectores albertistas que militan provincialmente con Juan Schiaretti acuerdan lo mismo: “Vamos juntos con la boleta de Hacemos por Córdoba. No asustamos a los votantes con una boleta kirchnerista y de paso lo “raspamos” a Juan, no le dejamos margen de maniobra para que en 2023 nos haga lo mismo que en 2019”, explican con lógica futbolera. En las presidenciales de 2019, Schiaretti jugó a dividir al peronismo para facilitar la reelección de Mauricio Macri. No funcionó porque Sergio Massa, líder del Frente Renovador desactivó la operación.
En el PJ cordobés plantean dos escenarios: ir juntos con el sello Hacemos por Córdoba con frentetodistas en las listas y que la elección se polarice entre el cordobesismo de Schiaretti y la alianza macrista Juntos por el Cambio, para que la diferencia entre ambos no sea tan abultada; ir separados en Hacemos por Córdoba y Frente de Todos como en 2019. En las elecciones presidenciales la boleta schiarettista quedó tercera y coló un solo diputado nacional, Carlos Gutiérrez, uno de los armadores del gobernador.
En ambas posibilidades, todos juntos con Hacemos por Córdoba o con boleta propia, el gobernador puso una condición innegociable: su esposa Alejandra Vigo, que vence su mandato en diciembre como diputada, encabezará la boleta de senadores.
Schiaretti apuesta a que los legisladores nacionales le sirvan para garantizar el grifo de dinero de la Casa Rosada: cambiar apoyo parlamentario por remesas para apuntalar las golpeadas finanzas nacionales. Córdoba acaba de salvarse del default con una mala negociación con acreedores internacionales y necesita del salvataje de Alberto Fernández. Con un bloque propio de cuatro diputados nacionales, el cordobés consiguió negociar la sanción de algunas leyes importantes para la Presidencia a cambio de fondos para Córdoba. Y quiere seguir con esa lógica de independencia parlamentaria.
Dos canastas
Otra posibilidad que manejan desde el Frente de Todos, impulsada por el senador Carlos Caserio, es ir con canastas separadas: “Juntos por el Cambio, renueva dos bancas a senadores y cinco bancas de diputados. El peronismo renueva una banca a senador y tres de diputados. Si vamos todos juntos con el Frente de Todos, en un distrito conservador, corremos el riesgo de licuarnos y que la derecha logre una banca más. En cambio, separados, el sector de Schiaretti puede lograr dos diputados y nosotros el senador y dos diputados”, aseguran en la mesa chica del senador cordobés.
A fin de año, Caserio encabezó una reunión virtual con dirigentes del Frente de Todos de los 26 departamentos de la provincia, de los distintos partidos y agrupaciones que conforman la alianza nacional. Y una semana antes, Caserio reunió a la militancia sindical y delasotista en el predio de Camioneros.
La propuesta de Caserio y otras fuerzas como el Partido Solidario del diputado Eduardo Fernández –a nivel nacional lo dirige el economista y diputado Carlos Heller- es repetir la experiencia de 2019, polarizar entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio: “En un escenario donde se disputarán dos modelos, peronista / antiperonista; no queda espacio para jugarla localmente, es una elección nacional”, barruntan.
Y otro sector dentro del kirchnerismo, nucleado en el Consejo de Organizaciones de Unidad Ciudadana del Frente de Todos (COUC) plantea jugar con una lista pura: “La provincia de Córdoba gobernada por Juan Schiaretti y Hacemos por Córdoba, bajo el azote del neoliberalismo, nos pone en la vereda opuesta a quienes la gobiernan”, dicen y apuntan: “No reconocemos a Caserío como “dueño” del Frente de Todos de Córdoba. El frente no tiene dueños ni dueñas”, señaló “Héctor “Tri” Heredia del colectivo Más Democracia.
El discurso del gobernador no dio demasiadas pistas hacia donde va. Schiaretti es un tiempista; busca ganar tiempo para forzar una negociación beneficiosa para el pejotismo cordobés que no integra el PJ nacional.