Elecciones 2021: los factores que pueden cambiar el resultado de las generales

En el gobierno y en la oposición sopesan varios factores que pueden desembocar en una foto diferente en las elecciones generales. Economía, ausentes, derrotados y el humor social, las variables.

15 de septiembre, 2021 | 08.32

El resultado de las elecciones primarias 2021 del domingo sorprendió a todos y se proyectan, como una sombra, sobre el futuro del gobierno. Con números similares en noviembre, el Frente de Todos dejaría de ser la primera minoría en la cámara baja y perdería el quórum en el Senado, condicionando los próximos dos años. Quedan hasta entonces nueve semanas, probablemente las más importantes para Alberto Fernández. 

La historia reciente muestra que existe margen de maniobra entre las PASO y las generales para revertir tendencias, controlar daños y, más que nada, dejar una imagen diferente. Con dos puntos se dibuja una trayectoria; el mensaje es muy distinto cuando la dirección de esa trayectoria es ascendente, más allá de los valores absolutos. En el peronismo, hoy, nadie habla de ganar; sí de mostrar una reacción y minimizar pérdidas.

Cuidado: los otros también juegan. En ocasiones, el resultado de las PASO sirvió para impulsar a los ganadores y ampliar la ventaja. Esa es la apuesta de Juntos por el Cambio, que parece dispuesto a ir a fondo con tal de aprovechar la ventaja. Parece difícil que Alberto Fernández cuente con un compromiso similar al que él asumió hace dos años con Mauricio Macri y permitió al expresidente ganar aire de cara a octubre.

Elecciones 2021: qué puede hacer cambiar el resultado

Existe una serie de factores que pueden mover la aguja del voto en las elecciones generales, hacia uno u otro lado, y que en este momento están sobre la mesa de los comandos de campaña de las dos grandes coaliciones:

  • El ausentismo, finalmente, fue significativo. Se registró la participación electoral más baja desde que se implementaron las elecciones primarias, y fueron a las urnas el domingo casi dos millones y medio de personas menos que en las PASO de 2019. Según números que manejaba el gobierno, dos de cada tres de esas personas eran votantes al Frente de Todos. Si se recuperan, pueden hacer diferencia.
  • Todas las veces que se celebraron las PASO hubo menos votos ese día que el día de la elección general. Desde 2015 ese crecimiento siempre benefició a Juntos por el Cambio. En Casa Rosada confían en que esta vez pueden alterar ese patrón. Los votos que recibió la oposición en estas elecciones están en el rango de su techo histórico y el gobierno usará todas sus herramientas para movilizar a los desencantados.
  • Otro lote nada despreciable son los votos que el domingo pasado fueron a listas que no superaron el piso establecido por la ley. Se trata de centenares de boletas de distinto corte ideológico y geográfico en todos los distritos del país que fueron elegidas por más de un millón de personas, 880 mil sólo en PBA. Malas noticias para el gobierno: aunque hay de todo, se trata, en su mayoría, de opciones “de derecha”.
  • En los cálculos del oficialismo, desde antes del domingo, el factor económico jugaba un rol importante en estas semanas entre septiembre y noviembre. La hipótesis era que la mejora de las variables macroeconómicas de estos meses iba a tener un correlato más marcado en las calles cerca de fin de año. El gobierno buscará acelerar ese proceso y al mismo tiempo evitar desequilibrios que azucen la inflación, principal problema para los argentinos.
  • Es difícil pensar que Juntos por el Cambio pueda perder un número significativo de votos, pero siempre existe la incerteza sobre el destino del caudal electoral de las listas derrotadas en las primarias. La oposición tuvo internas en casi todos los distritos del país y todas las internas dejan heridos por el camino. Entrará a tallar la política local, gran ausente de la campaña previa a las PASO.
  • En ese sentido, en el Frente de Todos esperan que varios distritos que se pintaron de amarillo esta semana vuelvan a ser celestes en el mapa de noviembre una vez que se reubiquen las preferencias de los perdedores de las internas. Piensan en victorias en La Pampa, Tierra del Fuego, Chaco y Santa Cruz, por ejemplo, que puedan mostrar un escenario de mayor paridad, a nivel federal, al día siguiente.
  • En la Casa Rosada dejan abierta la puerta a que el propio resultado de las primarias pueda espantar a personas que eligieron a Juntos por el Cambio para expresar descontento con la gestión pero no esperaban empoderar tanto a los responsables del gobierno anterior. También, con una lógica similar, creen que pueden pescar votos de la izquierda o que eligieron en el primer turno a Florencio Randazzo.
  • La oposición buscará aprovechar el envión del triunfo para atraer voluntades que en esta instancia prefirieron a las candidaturas más desembozadamente derechistas. La apuesta por un triunfo aún más abultado sobre el peronismo puede resultar atractiva para ese electorado. El efecto también puede ser el inverso: ante una derrota segura del gobierno, los libertarios intentarán plantear noviembre como una interna opositora para disputarle votos a JxC.


Aún en una elección con resultados tan contundentes, hay muchas variables que pueden torcer el rumbo en los próximos dos meses, para cambiar la tendencia o para acentuarla. El oficialismo tiene las herramientas que brinda la gestión del Estado, un capital envidiable que trae consigo responsabilidades más severas que las que recaen sobre la oposición. Si las PASO sirven, efectivamente, como un alarma a tiempo, la historia todavía puede dar otro vuelco.