El domingo fui fiscal en una escuela de Villa Crespo. En mi mesa Santoro sacó 77 votos contra 70 de Vidal. Santoro ganó en 3 de las 12 mesas y en una perdió por sólo un punto. Nunca habíamos ganado ni una mesa en esa escuela, me dijeron los compañeros que me invitaron a fiscalizar con ellos. Estábamos muy contentos, llegaron los boca de urna, nos pusimos a cantar la marcha a los gritos en el patio de la escuela, los fiscales de JxC, los soldados, los empleados judiciales nos miraban...
Después el camión de la realidad efectiva nos chocó de frente.
¿Cómo se escribe una nota opinión después de que un camión repleto de votos amarillos te pasó por encima? No tengo la menor idea.
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La gente siempre vota en contra o a favor del gobierno de turno. Es una frase que me gusta poner como punto de partida de cualquier análisis político después de una elección. Las elecciones las ganan o las pierden los oficialismos. Las oposiciones son los beneficiarios circunstanciales de la bronca de los votantes.
MÁS INFO
En 2011, la gente votó a favor del primer gobierno de CFK y ganamos con el 54%
En 2015, la gente votó en contra del segundo gobierno de CFK, y perdimos por 1,5%
En 2019, la gente votó en contra del gobierno de Macri y ganamos por casi 8 puntos de diferencia.
Tenemos 2 meses para que la gente cambie su opinión sobre del gobierno de Alberto.
Es difícil, muy difícil, 10 puntos de caída del PBI es una catástrofe. Mas de 100 mil muertos por COVID son otra catástrofe.
Soy muy fan de Anthony Downs, autor de Una Teoría Económica de la Democracia. Lo cito en casi todas las columnas. El dice que los partidos políticos eran instrumentos por el que fluía información. Los militantes recaban información sobre las preocupaciones de los ciudadanos y a la vuelta, el reflujo informativo “bajaba” con las propuestas de los candidatos. Los partidos políticos reducían los costos de información del sistema político.
El mundo cambió. Hoy los políticos hacen campaña en los medios de comunicación y en las redes sociales. En otra nota dije que este cambio tenía impactos asimétricos. Los medios y las redes son muy eficaces en difundir los mensajes de los candidatos pero pensaba que era su eficacia era mucho menor para subir “la temperatura de la calle” a las torres de los mariscales electorales.
La euforia del patio de la escuela que mutó en desazón mientras íbamos para bunker, son un prueba de esa ineficacia.
Con el peronismo 4.0 no se reemplaza la militancia de las unidades básicas, ningún encuestador es más confiable que la organización que vence al tiempo.
No tuve tiempo de ver los resultados en el resto del país, pero en CABA la participación al norte de la avenida Rivadavia supera en casi un 50% a la participación al sur de la avenida más larga del mundo. Anoche un compañero me dijo, “ellos saben movilizar a sus votantes, nosotros tenemos que aprender de ellos”. Cuando vi los datos le escribí un mensaje “tenías razón, los datos te dan la razón”.
Argentina enfrentó la crisis económica mundial más importante de los últimos 70 años sin acceso a los mercados de capitales. Sin financiamiento, no se pueden aplicar las políticas expansivas necesarias para salir del pozo. Estamos en medio de la negociación con el FMI, un acuerdo que patee los pagos de deuda es indispensable para poder tranquilizar la economía y ponerla definitivamente en movimiento.
Tranquilizar la economía no es sólo beneficioso en términos económicos, sino que también lo es en términos electorales. La inflación es más progresiva que el desempleo y que la pobreza, decimos algunos economistas. Lo que queremos decir es que la inflación perjudica a más gente que el desempleo y que la pobreza. Y lamentablemente en democracia, la aritmética manda. Si los que están enojados con un gobierno son más que los que están contentos, ese gobierno sufrirá reveses electorales.
La actividad industrial ya supera holgadamente los registros de 2019, pero en 2019 la gente votó enojada con Macri. Con respecto a 2018, estamos ahí. Pero la industria es el sector más formalizado de la economía argentina y la pandemia le pegó mucho a la economía informal. Y los trabajadores informales también votan. Votan, pero no tienen paritarias. La inflación de agosto estaría por debajo de 3%, pero todavía muy lejos de 2%. Con la inflación anual en torno al 40-50% es muy difícil que los salarios le ganen a la inflación, sobre todo los salarios que no se rigen por paritarias.
El 15 de setiembre se presenta el proyecto de ley del presupuesto 2022, como nos gusta decir a los profesores de finanzas públicas, en el proyecto de presupuesto podremos leer el plan de gobierno para el año que viene.
Todavía quedan dos meses para la elección que vale, dos meses parece poco tiempo, pero en la política argentina puede ser una eternidad. Ya no quedan dudas que hay dos modelos de país en disputa porque los principales candidatos de ambos lados lo han planteado hasta el hartazgo. La gente lo sabe, pero si no puede llenar la heladera para la semana que viene no le pidamos que vote pensando en lo que puede pasar en 2023.
Con el éxito de la campaña de vacunación, los dos próximos años serán años “normales”. Con el acuerdo del FMI firmado y el Covid bajo control, lo que viene será mejor. Mañana es mejor.