Bajo la premisa de que “el camino es el diálogo”, Emilio Monzó metió segunda en la carrera por las elecciones 2021. El peronista y ex presidente de la Cámara de Diputados del macrismo quiere jugar para volver a la Cámara Baja encabezando una lista interna dentro de Juntos por el Cambio. El hombre de Carlos Tejedor reconstruyó su relación con la dirigencia opositora y hoy tendría la puerta abierta para dirimir un espacio en las PASO. En la pasarela de nombres, Florencia Arietto suena por el lado de Patricia Bullrich; Diego Santilli por el larretismo y se mantiene la gran incógnita, María Eugenia Vidal.
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Con afiches de color rosado y letras blancas, Monzó apareció en Tigre, Villa Gesell, Tres de Febrero, Mar del Plata, Pinamar, Capital Federal y otras localidades del conurbano bonaerense para darle inicio formal a las internas. Mantiene su objetivo de competir para ampliar Juntos por el Cambio y convertirlo en un espacio más competitivo con los candidatos que haya en la provincia.
Monzó hoy mantiene una buena relación con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, el ex ala blanda de Cambiemos, y tiene diálogo con Bullrich más allá de las diferencias. Ella, según dejan trascender, ya dejó en claro en una charla interna que le abrirán la PASO. Como varios dirigentes, desde el entorno del ex diputado destacan que la presidenta del PRO tiene un armado peronista que no se replica en las formas ni en la puesta en escena.
Bullrich llega antes a todos los encuentros y viajes, pasa tiempo con la juventud, comparte comidas, guitarreadas y se encarga de solucionar los problemas que puedan surgir en cualquier lugar del país, según la describen desde su espacio. Sin embargo, no todo es calma y en las últimas horas estalló una interna que la tuvo como protagonista: cruzó públicamente a Larreta por avanzar con clases bimodales para el secundario y lo acusó de haber traicionado los “principios” de Juntos por el Cambio.
Por el espacio de Monzó también calientan motores Rogelio Frigerio para la provincia de Entre Ríos, y Nicolás Massot en Tigre. Los dos van a jugar este año y lo están haciendo con posiciones públicas en las redes sociales y recorridas. El ex ministro del Interior es el que mejor mide en la provincia litoraleña y el jefe político del espacio en ese distrito. Desde el larretismo no habría inconvenientes para apoyarlo en su candidatura. En las últimas horas, se plegó a la estrategia nacional opositora contra las clases virtuales.
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La presidenta del PRO también quiere algún nombre para la provincia. Ella no definió qué hará pero ya pidió a Florencia Arietto, abogada penalista y ex asesora del Ministerio de Seguridad macrista. Su nombre está en negociación con Jorge Macri, el intendente de Vicente López con aspiraciones ejecutivas. Los dos se reunieron hace meses. Según supo El Destape, la ex jefa de Seguridad del club Independiente pidió el encuentro pero el jefe comunal no quedó del todo convencido.
Más allá de las especulaciones, desde un sector del Grupo Dorrego piden más calma y paciencia. Destacan que aún no se sabe quién encabezará la lista y que el resto de los nombres se pondrán en discusión recién con ese dato en la mano. Si Vidal llegara a postularse, el ordenamiento será más sencillo y estallarán las internas hacia abajo. Santilli es uno de los nombres que también podrían trasladarse a la provincia o, incluso, liderar la boleta por la Ciudad para llegar al Congreso y tener el tiempo necesario para generar una campaña consistente para la gobernación.
Las clases como campaña
En diálogo con El Destape Radio, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, analizó la adhesión a las medidas adoptadas por Nación y refrendadas por el territorio bonaerense, en particular la de las clases virtuales. El mandatario aseguró que no hubo casos de incumplimiento pero advirtió que “en el AMBA tuvimos algunos intendentes del PRO que plantearon la cuestión de las clases presenciales y algunos accionaron legalmente”, en referencia a Jorge Macri y Gustavo Posse, de San Isidro.
La realidad es que los intendentes no tienen autonomía para incumplir la medida y los colegios que funcionan en sus distritos son enteramente provinciales, no municipales, por lo tanto no pudieron ni pueden hacer nada. La Ciudad de Buenos Aires fue pionera en la intransigencia. No sólo decidió desoír la disposición nacional durante los primeros 15 días sino que amplió la desobediencia por otras tres semanas al sólo plantear la bimodalidad en el nivel secundario.
Esa rebeldía fue celebrada por Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Una rebeldía que lentamente se empieza a esparcir por otras provincias, como Santa Fe. El gobernador Omar Perotti anunció este fin de semana la suspensión de las clases presenciales en los departamentos de Rosario y San Lorenzo entre el 3 y el 7 de mayo inclusive. La medida rige para los establecimientos educativos de gestión oficial y privada de todos los niveles y modalidades de la enseñanza, incluyendo los dependientes del Ministerio de Cultura.
El vicepresidente del PRO, actual diputado nacional y potencial postulante para el senado de la Nación por esa provincia, Federico Angelini, avanza con un amparo ante el Poder Judicial para revertir la decisión de la provincia. Para el dirigente opositor, “la presencialidad que hay en el interior del país es muy relativa, porque solamente el 10% está yendo todos los días a la escuela. El 90% va una semana sí y una o dos no. Entonces, no tiene sentido cerrar las escuelas, que claramente no representan los principales focos de propagación del virus”.
Angelini hizo foco en que este tipo de medidas “generan una fuerte brecha educativa entre quienes pueden acceder a una enseñanza virtual con buena conectividad y quienes quedan marginados de ella porque carecen de los dispositivos y las herramientas necesarias para tener una clase online”. Por eso, sostuvo que “de seguir por este camino, la desvinculación de chicos y jóvenes de las escuelas lamentablemente va a ser mayor. Y eso es un daño irreparable, del que el gobierno nacional y el provincial no están tomando dimensión, que, al igual que muchos dirigentes sindicales, no parecen estar comprometidos con la educación y el futuro del país”.