Cerrado el comicio, en el búnker del Frente de Todos prevalecía la cautela. Si bien el porcentaje de votantes fue más alto que en las PASO, resultó menor a la media histórica y a lo proyectado por el comando de campaña, así que había que esperar para saber qué era lo que podía suceder con la ventaja obtenida en las primarias por Juntos en la provincia de Buenos Aires. El presidente Alberto Fernández recibía datos en Olivos y se lo esperaba a eso de las 21. En cambio, la vicepresidenta Cristina Kirchner anticipó que por recomendación médica debe guardar reposo y no estará en el búnker.
"Nada de qué preocuparse", tranquilizó la vicepresidenta. Desde su entorno habían adelantado que había quedado dolorida luego de su participación en el acto de cierre en Merlo, cuando cortó el período de recuperación de su intervención quirúrgica. Aunque en algún momento de la tarde había circulado el rumor que podría llegar a Chacarita, la vicepresidenta optó por cortar las especulaciones con un mensaje en las redes.
"Todo el esquema partidario y de intendentes funcionó mucho mejor, se notó mucho más movimiento", comentaba un funcionario desde el búnker sobre el panorama en la provincia de Buenos Aires. "Está muy difícil", admitía un dirigente con trabajo territorial en la geografía bonaerense sobre los datos que recibía. Respecto al resto del país, había buenas perspectivas respecto a lo que pudiera suceder en La Pampa, una provincia clave porque elige senadores.
Como sucedió en las primarias de septiembre, durante la tarde se montó un escenario en Corrientes y Dorrego. En aquella ocasión quedó sin usar, ahora la perspectiva era que sí se lo utilizaría. Habrá que esperar la carga de datos.