Lo que sucedió el martes con la frustrada sesión especial en Diputados para tratar la ley de etiquetado frontal le vino justo al Gobierno para afinar el tono de campaña que busca instalar hacia noviembre, con un Frente de Todos por la positiva empujando propuestas a favor de la gente y Juntos por el Cambio cada vez más plantado en una postura de decirle que no a todo. "Le decimos sí al diálogo y no a la obstrucción permanente. Sí a la Argentina que nos merecemos y no a la Argentina que tantos dolores nos trajo", cerró el presidente Alberto Fernández el acto de ayer en la Cámara de la Construcción. Será la idea en torno a la que pivoteará el oficialismo en el camino a las elecciones legislativas.
"Hoy la oposición bloqueó cuatro leyes a favor de la gente", escribió en las redes el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, quien a su vez destacó unas declaraciones en la misma línea del jefe del bloque de diputados, Máximo Kirchner. "Hoy tenían la oportunidad, no había un solo tema, había cuatro causas justas", sostuvo Máximo. Varios legisladores se expresaron en el mismo sentido, incluyendo un comunicado de la bancada del Frente de Todos que acusó al macrismo de "especular políticamente" con las demandas de la gente. El tono recordó la época en que Néstor Kirchner definía a la oposición como "la máquina de impedir".
Los sucesos del martes en el Congreso encajaron perfecto en el tono que busca imprimirle a la campaña el oficialismo, de un tono positivo tal que incluye un "sí" como lema. En Gobierno aconsejaban prestarle atención al cierre de los dos últimos actos encabezados por el Presidente, la semana pasada en el Museo del Bicentenario junto a Cristina Kirchner para presentar el plan de desarrollo agroindustrial y ayer en la Cámara de la Construcción, con términos parecidos. Aquel de la semana pasada hizo hincapié en la "cultura del encuentro y el diálogo". "Quiero que todos digamos 'sí' para avanzar. Quiero que dejemos de lado la cultura del 'no', a los cultores del no se puede", expresó entonces.
En ambas ocasiones remarcó que la pandemia había sido utilizada por algunos para profundizar las divisiones que existían en 2019, en obvia alusión al macrismo. "Hay que decir no a la división para seguir parados en el mismo lugar. Yo los convoco a decir sí, hagamos la Argentina que nos merecemos", concluyó Fernández.
Como decía un catalán
Buena parte de la nueva dirección se justificaba a partir de la incorporación al equipo del consultor catalán Antoní Gutiérrez-Rubí, quien ya trabajara en la campaña de 2017 con Cristina Kirchner y que desde entonces asesora a Sergio Massa. En 2019, Gutiérrez-Rubí sacó un libro con el título "Gestionar las emociones políticas". "Los estados de ánimo se han convertido hoy en día en auténticos estados de opinión y tienen una repercusión importante tanto en la política como en las elecciones. Las emociones pueden provocar resultados inesperados, pues votamos cada vez más con el corazón y esto pone de manifiesto los límites de las promesas electorales y de la racionalidad. Saber entender la atmósfera emocional en la que se desenvuelve lo político deviene crucial para poder interpretar nuestro presente", afirmó al lanzarlo.
La idea es que la pandemia golpeó duro en el ánimo de las personas. "A los problemas no resueltos de 2019 se suma, ahora, la fatiga pandémica de una sociedad con paciencia limitada. Ya no hay solo miedo, hay ira y desconfianza hacia el futuro que no parece esperanzador", escribió en un artículo en El País en el que trazó un panorama sobre Latinoamérica. Un futuro con esperanza, al que apunta el "sí" que busca instalar el Frente de Todos, sintonizaría mejor con la expectativa social, algo que claramente no sucedió en la previa a las PASO.
La semana pasada, Gutiérrez-Rubí escribió otra columna, esta vez en La Vanguardia, donde habló sobre las "rupturas emocionales" del electorado con sus elegidos. "Estas rupturas casi nunca son por razones objetivas, sino por una suerte de interiorización del desengaño o la desconfianza. Más que errores, lo que rompe el cordón vinculante son las decepciones. Es decir, emociones más que razones", subrayó.
Uno de los métodos que propone para anticiparse a esa ruptura son los "mecanismos de escucha" con la sociedad, que es lo que ha venido haciendo Fernández a partir de la derrota con encuentros cara a cara con grupos acotados. "El Presidente va a mantener esas actividades con la gente, por la necesidad de escuchar y reencontrarse", explicaba uno de los integrantes del equipo de comunicación. Pero, en paralelo a estas actividades, Fernández retomó esta seman la centralidad de su rol presidencial con su actividad en la Cámara de la Construcción a la que seguirá hoy otra en Peugeot y así cada día de la semana, en tanto que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y los ministros seguirán con las competencias de cada área. "Todos muy activos y empoderados, pero con el Presidente como líder", subrayaban.